Amaris y su grupo, después de desactivar el núcleo en el corazón del Abismo Oscuro, regresaron a la superficie con un sentimiento de deber cumplido. Sin embargo, cuando llegaron a la mansión de Lord Brarthroroz, la noticia que les esperaba no era la que esperaban.Lord Brarthroroz, con una mezcla de esperanza y ansiedad, se acercó a Amaris. —¿Dónde está mi hija? ¿La has encontrado?Amaris bajó la mirada, y con pesar en su voz, le informó: —Lo siento, mi lord, pero cuando llegamos al núcleo, descubrimos que Lexi ya no estaba allí. Al parecer, alguien se la llevó a otro lugar antes de nuestra llegada.La expresión de Lord Brarthroroz pasó de la esperanza a la desolación. —¿A otro lugar? ¿Pero quién podría haber hecho esto?Amaris asintió con compasión. —No lo sabemos aún, pero estamos comprometidos a descubrirlo y reunirte con tu hija. La oscuridad que hemos enfrentado todavía tiene secretos que debemos desentrañar.La noticia se extendió por la mansión, dejando un eco de decepción y tr
La luz del nuevo día trajo consigo una sensación renovada de expectativa. Lexi se despertó con la esperanza de que el sol podría arrojar luz sobre las sombras de su memoria. La habitación estaba envuelta en una suave luminosidad, y por un momento, parecía que la respuesta estaba a punto de revelarse.Eromaug, consciente de la intriga que envolvía a Lexi, la esperaba con una expresión que mezclaba paciencia y ansias de comprender. Se dirigieron juntos a un jardín trasero, un remanso de serenidad adornado con flores y senderos sinuosos. Era un lugar que resonaba con la promesa de recuerdos olvidados.Sentados bajo la sombra de un antiguo roble, Lexi miró a Eromaug con una expresión de determinación. —Necesito saber la verdad, Eromaug. ¿Quiénes éramos antes de esta amnesia? ¿Qué nos unía?Eromaug suspiró, como si estuviera sopesando la carga de revelar verdades enterradas. —Éramos inseparables, Lexi. Nuestra historia se tejía con risas, desafíos y amor. Pero, algo sucedió, algo que nos a
A medida que avanzaba la noche, Lexi y Eromaug continuaron su búsqueda de recuerdos en el pabellón iluminado por velas. Sin embargo, en un momento de introspección, un escalofrío recorrió la espina dorsal de Lexi, como una sombra súbita que se proyecta en medio de la luz.Lexi, sorprendida por este sentimiento repentino, se apartó ligeramente de Eromaug, sus ojos reflejando una mezcla de desconcierto y temor. Una pregunta angustiante comenzó a formarse en su mente: ¿por qué este hombre, que se suponía era su esposo y compañero, desataba este temor inexplicable?Eromaug notó el cambio en la expresión de Lexi y, con preocupación en sus ojos, preguntó suavemente: —Lexi, ¿estás bien? ¿Pasa algo?Lexi vaciló antes de responder, sus palabras temblando con una vulnerabilidad recién descubierta. —No lo sé, Eromaug. Es como si de repente sintiera... miedo. Pero no puedo entender por qué.Eromaug, aunque desconcertado, no mostró ninguna señal de amenaza. Trató de tranquilizar a Lexi: —Lexi, ent
La oscuridad de la noche persistía en la habitación cerrada, y Lexi, atrapada en la pesadilla de su propia mente, despertó sobresaltada. El sudor perlaba su frente mientras intentaba recuperar el aliento. La pesadilla, aunque difusa, había dejado un rastro de angustia en su corazón.En la penumbra, los recuerdos de la pelea con Eromaug resurgieron con fuerza, pero esta vez eran más intensos, más oscuros. Cada palabra pronunciada en el fragor del conflicto resonaba en su mente como un eco siniestro. La imagen de Eromaug, que antes era su refugio, ahora estaba envuelta en una sombra amenazante.Lexi, aún aturdida por la pesadilla, sintió una urgencia incontrolable de escapar de esa habitación que de repente se había convertido en una prisión. Se levantó de la cama, sus pasos eran apresurados y temblorosos, como si estuviera siendo impulsada por una fuerza invisible.Cada rincón de la casa parecía ser testigo de su desesperado intento de huir. Las sombras se movían de manera extraña, dis
El terreno bajo los pies de Lexi parecía ceder mientras avanzaba, como si cada paso la sumergiera más profundamente en un abismo de confusión. La oscuridad que la rodeaba parecía tener vida propia, retorciéndose y contorsionándose de maneras desconcertantes.A pesar de sus esfuerzos por escapar, la sensación de persecución persistía. Eromaug, ahora adoptando una actitud más amenazante, seguía su rastro con una persistencia que desafiaba la lógica. Su figura se movía entre las sombras, una presencia ominosa que se negaba a ser dejada atrás.Lexi, sintiendo la presión de un temor que no podía comprender completamente, buscaba desesperadamente una salida de este laberinto surrealista. Cada callejón sin salida la empujaba más al borde de la desesperación, mientras el paisaje distorsionado continuaba mutando a su alrededor.La arquitectura de los edificios tomaba formas retorcidas, las calles parecían retorcerse como serpientes y el cielo estaba lleno de nubes que reflejaban tormentas inte
En el lienzo en blanco, Lexi se encontró rodeada por la nada, un espacio donde el tiempo parecía detenerse. La oscuridad y la incertidumbre que la habían perseguido se disiparon, dejando espacio para la posibilidad y la libertad de construir su propio destino.Sin embargo, a medida que exploraba este lienzo en blanco, se dio cuenta de que las sombras del pasado aún se aferraban a las esquinas de su mente. La lucha por la verdad y la comprensión persistía, y Lexi decidió enfrentarla con coraje.De repente, las sombras comenzaron a tomar forma, revelando fragmentos de recuerdos que se desplegaban como escenas de una película. Imágenes de momentos compartidos con Eromaug, risas y miradas cómplices, pero también destellos de discordia y confusión.Entre los recuerdos, emergió una figura que había estado oculta en las sombras. Un personaje misterioso que parecía ser el hilo conductor de esta narrativa entrelazada. Lexi se esforzó por comprender su conexión con este enigmático ser y la razó
Lexi, impulsada por la confusión y la necesidad de escapar de las complejidades emocionales que la rodeaban, se puso de pie con dificultad. Ignorando la mano extendida de Eromaug, se aventuró a alejarse, moviéndose a través del lienzo en blanco con determinación errática.La búsqueda de respuestas se entrelazaba con la urgencia de distanciarse de la complicada trama emocional que la rodeaba. Mientras avanzaba, el terreno cambiaba, a veces firme y a veces inestable, reflejando la volatilidad de sus propias emociones.De repente, en un giro inesperado, Lexi chocó con una figura que apareció de la nada. Tropezó hacia atrás, desequilibrada, y se encontró con un rostro conocido pero que, hasta ese momento, estaba ausente en la compleja narrativa que se estaba desenvolviendo.—¡Lexi! ¿Estás bien? —dijo Dave, un amigo cuyo rostro emergió entre las sombras de la confusión. Su expresión reflejaba sorpresa y preocupación, como si hubiera llegado en el momento justo.Lexi, aturdida por el encuen
La figura enigmática que emergía de las sombras del recuerdo se volvía más nítida a medida que Dave y Eromaug intercambiaban miradas significativas. Lexi, con una mezcla de ansiedad y determinación, se acercó a la imagen que tomaba forma en el lienzo en blanco.—¿Quién es él? ¿Por qué es tan importante en mi historia? —preguntó Lexi, su voz resonando con una urgencia por comprender la conexión que este personaje tenía con su pasado.Dave, eligiendo sus palabras con cuidado, comenzó a relatar la historia de este misterioso individuo. Era Ben, no el Ben que Lexi conocía, sino una versión de él que estaba vinculada a eventos que habían quedado ocultos en las capas más profundas de la memoria de Lexi.—Ben, en un momento de su vida, estuvo involucrado en algo más grande de lo que podíamos imaginar. Una serie de eventos que lo llevaron por un camino oscuro y complejo —explicó Dave, su tono reflejando la seriedad del relato.Lexi, asimilando esta revelación, miró fijamente la figura de Ben