El hombre atravesó la puerta con determinación, llevando a Lexi en brazos hacia una habitación que emanaba un aire de misterio. La penumbra de la estancia se veía intensificada por la seda negra que cubría la cama en el centro, creando un ambiente lúgubre que no hacía más que agravar los nervios de Lexi. La falta de iluminación parecía emular la oscuridad que rodeaba sus recuerdos perdidos.Con cuidado, el hombre intentó depositar a Lexi en la cama, pero ella se resistió, aferrándose a él como si temiera perderse en la negrura que la rodeaba. Se sentó con ella en sus piernas, procurando ofrecer un atisbo de consuelo en medio del desconcierto que la envolvía.—No me dejes, no recuerdo nada —susurró Lexi, aferrándose con fuerza a la ropa del hombre como si él fuera el único ancla en un mar de incertidumbre.Las palabras de Lexi resonaron en la habitación silenciosa, creando una atmósfera cargada de angustia y desesperación. El hombre, sintiendo la fragilidad de la situación, acarició su
Amaris caminaba de la mano de Dave, su mirada reflejando la seriedad del momento mientras se dirigían hacia donde se encontraba Lord Brarthroroz. El ambiente parecía cargado de tensión, como si el destino de todos estuviera suspendido en el aire.Al llegar, Dave abrió la puerta con gesto caballeroso, permitiendo que Amaris entrara primero antes de seguir detrás de ella. La habitación estaba sumida en una penumbra que parecía reflejar la gravedad de la situación. Lord Brarthroroz, con el semblante entre las manos, alzó el rostro al escuchar la entrada de los dos.—Mi reina —intentó sonreír para Amaris, aunque su expresión revelaba la carga emocional que llevaba.Amaris le devolvió la mirada, reconociendo la tensión en los ojos de Lord Brarthroroz. —Mi lord, tengo cosas que contarle —declaró con voz firme, pero su tono revelaba la preocupación que albergaba.Dave cerró la puerta tras de sí, creando un pequeño espacio íntimo donde los tres se encontraban. La habitación estaba decorada co
Eromaug sostuvo la mirada de Lexi, como si sus ojos contuvieran la promesa de respuestas que aún se mantenían elusivas. A pesar de sus intentos de transmitir seguridad, una sombra de inquietud nublaba su propia expresión, como si también lidiara con un enigma que trascendía su comprensión.—Lexi, entiendo que esto es abrumador, pero la verdad se revelará con el tiempo —susurró Eromaug, su voz resonando en la penumbra de la habitación, como un eco de certezas aún no desveladas.Lexi asintió con una mezcla de resignación y esperanza. En ese momento, la conexión entre ellos era más un hilo frágil que intentaba unir los fragmentos rotos de la memoria perdida. La cama con seda oscura y las sombras que danzaban en las paredes parecían testigos silenciosos de un proceso de descubrimiento que recién comenzaba.Eromaug, buscando cambiar el tono pesado que envolvía la habitación, intentó una sonrisa reconfortante. —Descansa ahora, Lexi. Mañana será un nuevo día y continuaremos este viaje juntos
Amaris y Dave, enfrentándose a la inminente travesía hacia el Abismo Oscuro, comprendían la magnitud de los peligros que les esperaban. La entrada sombría del abismo se extendía ante ellos como una boca oscura, y la tensión en el aire aumentaba con cada paso. Sabían que debían prepararse para lo desconocido, y Amaris, con su destreza táctica, tomó la iniciativa de solicitar refuerzos para su expedición.—Necesitaremos más hombres para afrontar este desafío —anunció Amaris con seriedad, enviando mensajeros para reunir a sus leales seguidores. Dave, aunque compartía la determinación, no podía dejar de preocuparse por el estado avanzado del embarazo de Amaris.Dave se acercó a ella con una mirada de profunda preocupación. —Amaris, entiendo que esta misión es crucial, pero no puedo ignorar el hecho de que tu embarazo está en una etapa avanzada. ¿Estás segura de que deberías exponerte a estos peligros?Amaris le ofreció una sonrisa tranquila, pero sus ojos reflejaban una mezcla de determin
El rugido persistió, resonando en las paredes del estrecho pasillo. La anticipación se apoderó del grupo, que se preparaba para el encuentro con la fuente del estruendo. Entre las sombras emergió una criatura imponente, con ojos brillantes y escamas relucientes.Amaris, analizando la situación, levantó la mano, indicando a su grupo que se detuviera. —No ataquen de inmediato. Algunas de estas criaturas pueden ser hostiles, pero otras podrían ser guardianes del Abismo Oscuro. No queremos provocar una confrontación innecesaria.La criatura, con su mirada intensa, se acercó lentamente. Se reveló como un ser majestuoso, una especie de protector del Abismo Oscuro. Amaris, con respeto, se adelantó hacia la criatura y habló en un dialecto antiguo que resonaba en los corredores rocosos.Después de un intercambio de palabras ininteligibles para el resto, la criatura asintió y se apartó, permitiendo que el grupo continuara su camino. La experiencia dejó claro que el Abismo Oscuro no solo estaba
Amaris y su grupo, después de desactivar el núcleo en el corazón del Abismo Oscuro, regresaron a la superficie con un sentimiento de deber cumplido. Sin embargo, cuando llegaron a la mansión de Lord Brarthroroz, la noticia que les esperaba no era la que esperaban.Lord Brarthroroz, con una mezcla de esperanza y ansiedad, se acercó a Amaris. —¿Dónde está mi hija? ¿La has encontrado?Amaris bajó la mirada, y con pesar en su voz, le informó: —Lo siento, mi lord, pero cuando llegamos al núcleo, descubrimos que Lexi ya no estaba allí. Al parecer, alguien se la llevó a otro lugar antes de nuestra llegada.La expresión de Lord Brarthroroz pasó de la esperanza a la desolación. —¿A otro lugar? ¿Pero quién podría haber hecho esto?Amaris asintió con compasión. —No lo sabemos aún, pero estamos comprometidos a descubrirlo y reunirte con tu hija. La oscuridad que hemos enfrentado todavía tiene secretos que debemos desentrañar.La noticia se extendió por la mansión, dejando un eco de decepción y tr
La luz del nuevo día trajo consigo una sensación renovada de expectativa. Lexi se despertó con la esperanza de que el sol podría arrojar luz sobre las sombras de su memoria. La habitación estaba envuelta en una suave luminosidad, y por un momento, parecía que la respuesta estaba a punto de revelarse.Eromaug, consciente de la intriga que envolvía a Lexi, la esperaba con una expresión que mezclaba paciencia y ansias de comprender. Se dirigieron juntos a un jardín trasero, un remanso de serenidad adornado con flores y senderos sinuosos. Era un lugar que resonaba con la promesa de recuerdos olvidados.Sentados bajo la sombra de un antiguo roble, Lexi miró a Eromaug con una expresión de determinación. —Necesito saber la verdad, Eromaug. ¿Quiénes éramos antes de esta amnesia? ¿Qué nos unía?Eromaug suspiró, como si estuviera sopesando la carga de revelar verdades enterradas. —Éramos inseparables, Lexi. Nuestra historia se tejía con risas, desafíos y amor. Pero, algo sucedió, algo que nos a
A medida que avanzaba la noche, Lexi y Eromaug continuaron su búsqueda de recuerdos en el pabellón iluminado por velas. Sin embargo, en un momento de introspección, un escalofrío recorrió la espina dorsal de Lexi, como una sombra súbita que se proyecta en medio de la luz.Lexi, sorprendida por este sentimiento repentino, se apartó ligeramente de Eromaug, sus ojos reflejando una mezcla de desconcierto y temor. Una pregunta angustiante comenzó a formarse en su mente: ¿por qué este hombre, que se suponía era su esposo y compañero, desataba este temor inexplicable?Eromaug notó el cambio en la expresión de Lexi y, con preocupación en sus ojos, preguntó suavemente: —Lexi, ¿estás bien? ¿Pasa algo?Lexi vaciló antes de responder, sus palabras temblando con una vulnerabilidad recién descubierta. —No lo sé, Eromaug. Es como si de repente sintiera... miedo. Pero no puedo entender por qué.Eromaug, aunque desconcertado, no mostró ninguna señal de amenaza. Trató de tranquilizar a Lexi: —Lexi, ent