El silencio en la cabaña se volvió espeso y palpable mientras Amaris depositaba con determinación el pequeño barco de papel sobre la mesa de madera desgastada. Era un gesto que trascendía las palabras, una declaración de guerra en su forma más silenciosa pero contundente, Ella sabía que si Amanda estaba con Eromaug, el una a entender que significaba. Los presentes podían sentir el cambio en el ambiente, una atmósfera tensa y cargada de anticipación.No pasó mucho tiempo antes de que una risa retorcida y amenazante resonara en la sala, rompiendo el silencio como un cuchillo afilado. La risa parecía vibrar en el aire, un eco siniestro que retumbaba en los corazones de todos los presentes. En respuesta, los rostros de Dave, Minerva y los guardias se tensaron aún más, listos para enfrentar cualquier amenaza que se presentara, mientras que Amaris presentaba un rostro tranquilo.Y entonces, como si el mismo tejido de la realidad se hubiera rasgado, un portal se abrió en el centro de la
Dave la miró con una mezcla de preocupación y empatía, su mano buscando la suya en busca de consuelo mutuo. No eran solo las vidas de sus seres queridos lo que estaba en juego, sino el destino mismo de su reino y de aquellos que habían sido arrastrados a esta lucha épica entre la luz y la oscuridad. Con la esperanza como su brújula y el amor como su arma más poderosa, estaban dispuestos a enfrentar cualquier desafío que se les presentara en el horizonte incierto.La atmósfera de la cabaña se cargó de tensión una vez más, cuando un rayo rojo como la sangre rasgó el cielo y dejó en su estela la figura de una persona amenazante y oscura. La silueta parecía vibrar con una energía siniestra, lista para desatar su furia sobre aquellos que se atrevieran a enfrentarla.Nadie en la cabaña podía determinar quién era esa figura, pero la incertidumbre y la inquietud se apoderaron de ellos. Los guardias ajustaron sus posiciones, sus armas listas para defenderse ante cualquier amenaza que se avecin
Amaris no quería luchar con su madre, sus últimos recuerdos de ella estaban siendo manchados y no quería herirla.Dave, con una mezcla de urgencia y temor, se transformó en lobo y corrió tras Amaris. El corazón de Baldur latía con fuerza, su mente llena de angustia mientras intentaba proteger a su mate, que amaba sobre todas las cosas, de cualquier peligro. Pero el escenario que se presentaba ante ellos era más oscuro y aterrador de lo que podrían haber imaginado.Maena rugía en la cabeza de Amaris, Baldur podría sentirlo, estaba llena de frustración al ver en lo que se había convertido su madre.El encuentro entre madre e hija se volvía más inevitable con cada paso que Amaris daba, pero el resultado era incierto. La madre de Amaris se acercó lentamente, sus ojos negros fijos en la figura de su hija. La tensión en el aire era palpable, una lucha épica entre la luz y la oscuridad, entre el amor y la traición, estaba a punto de desencadenarse.El bosque parecía un campo de batalla en es
La escena estaba impregnada de tensión y conflicto. Los lobos luchaban con una intensidad feroz, cada uno movido por su propia motivación y emoción. Amaris, soltó un rugido lleno de dolor y se convirtió en Maena, Dave en Baldur la veía sorprendida ya que no pensó que ella se convertiría en Maena, Baldur la veía con orgullo, Maena era su loba.Maena avanzó con determinación hacia la madre que alguna vez había amado. Los ojos de ambas lobas se encontraron en un enfrentamiento silencioso, como si la historia de su relación pasada estuviera escrita en esos instantes.La batalla se desplegó como una coreografía salvaje de destrezas y emociones enredadas. Las dos lobas, imponentes en su ferocidad y gracia, se enfrentaron en un escenario donde el suelo temblaba bajo sus pasos enérgicos. Sus pelajes eran un torbellino de sombras y destellos, contrastando entre sí como las luces y sombras de la noche.Los ojos de los observadores se encontraban cautivos por la intensidad del conflicto, por el
La lluvi a seguía cayendo, casi como un eco de la tormen ta emocional que arre molinaba en el corazón de Amaris. Su mente y su corazón estaban en un caos, atormentados por la incertidum bre de lo que le depara ba el futuro para su m adre.Dave, el ancla que la mantenía en pie, la sostuvo con fuerza mientras las lágrimas seguían corriendo por sus mejill as. No había palabras que pudieran mitigar el dolor que sen tía, pero su presencia significaba más de lo que cualquier palabra podría expresar r.Dave insistía en pasar a la cabaña para protegerse de los rayos, Amaris se levantó a duras penas y caminaban en dirección a la cabaña, tenía la cabeza llena de dudas.Antes de que Amaris pudiera encontrar un atisbo de calma, un portal oscuro se abrió detrás de ellos, rompiendo el aire con una presencia ominosa. La figura que emergió de ese portal estaba envuelta en una rabia profunda y malévola. Era Eromaug, el ser que había sido responsable de tantos sufrimientos y caos en sus vidas.La voz d
El lanza miento audaz de Amaris por parte de Dave demostró la confianza que tenían el uno en el otro. El aire se llenó de una mezcla de emoció n y anticipación mientras Amaris se abalanza ba hacia Eromaug en su forma humana, sus garras relucientes y afi ladas como cuchillas.La reina trans formada en loba había demostrado su poder en muchas ocasiones, pero esta vez su habilidad veloz para transformarse en humano le daba una ventaja estratégica que Eromaug no espera ba. Sus garras se hundie ron en el ojo derecho de Eromaug con precisión quirúrgica, arrancándole un grito de agonía que llenó el ambiente del bosque. La sangre salpicó en todas direcciones, un símbolo visual del poder que Amaris estaba dispuesta a emplear para detener la amenaza.Eromaug cayó al suelo en un torbellino de dolor y furia. Su aura oscura parecía tambalearse, y sus palabras maldicientes se entrelazaban con los gritos de agonía. "¡Esto no pudo pasar!", gritó, sus palabras resonando con incredulidad y rabia. "¡Tú
"¿Dónde está?" exclamó Amaris con urgencia, dirigiendo su mirada hacia Greyson y Ben. Ambos estaban sumidos en sus propias preocupaciones, incapaces de captar el significado de las palabras apresuradas de Amaris.No se podía culpar a ninguno de ellos por su falta de conocimiento. Los guardias habían llegado apenas hacía media hora, mucho antes que Greyson y Ben, y su responsabilidad no se centraba en resguardar las puertas del castillo, y tampoco en llevar un registro de las personas que entraban y salían. La identidad de aquellos que habían traído a la madre de Amaris era un misterio incluso para ellos."Me refiere a mi mamá", soltó Amaris con una expresión que sugería que todos deberían entender sus pensamientos sin necesidad de explicación."Es un asunto que será discutido en su momento", intercedió Dave en nombre de Amaris, percibiendo su inquietud.Casi como si estuvieran leyendo los pensamientos de Amaris, un guardia se acercó corriendo en su dirección."Su majestad, la señora...
Lord Brarthroroz salió de la habitación con una evidente ansiedad, y Dave, que lo siguió de cerca, notó que estaba visiblemente tenso. La preocupación se reflejaba en su rostro mientras se adentraban en un pasillo oscuro de la mansión.— ¿Está usted bien, Lord Brarthroroz? —preguntó Dave con preocupación.Lord Brarthroroz suspiró profundamente antes de responder, su voz cargada de angustia. —Sí, lo mejor que puedo estar en esta situación. Ese bastardo tiene a mi hija y a mi mujer, y durante tanto tiempo, pensé que mi esposa ya no estaba conmigo. Me siento fatal por no haberla rescatado antes y por hacer que Lexi creciera sin una madre.Dave colocó una mano solidaria en el hombro de Lord Brarthroroz. —No te culpes a ti mismo. La situación es complicada, y estás haciendo todo lo que está a tu alcance para recuperar a tu familia. Todos cometemos errores, pero lo importante es que estás aquí ahora, luchando por ellos.Lord Brarthroroz agradeció el gesto de Dave con una mirada de gratitud.