Amaris miraba fijamente al frente y se desesperaba, tratando de procesar lo que le estaba pasando en ese momento. El beso de Dave fue intenso y, por mucho que lo intentó, no recordaba una ocasión en la que Fernando la hubiera besado con un deseo tan ardiente. Sintió la pasión y el hambre pristina que lo consumían en la forma sensual y feroz en que sus labios se enfrentaron a los de ella. Dave tenía las manos enredadas en su cabellera, y ella comenzó a relajarse a consecuencia del beso. Maena tenía razón. Dave se perfilaba como un buen candidato para ser la pareja elegida. Mientras dejaba de lado sus dudas y vacilaciones, Amaris lo abrazó y acercó su cabeza a la de ella. De súbito, se había adueñado de ella un deseo abrasador de estar lo más cerca posible de él. Dave exhaló un leve gruñido, un gruñido casi posesivo, al sentir que ella le correspondía en la lujuria que él sentía en ese momento. Descendió las manos por todo su cuerpo y le estremeció la piel de placer. Recorrió su es
Dave gruñó cuando ella lo miró intensamente a los ojos. Su audacia y su confianza lo excitaron más allá de los límites que él creía posibles. Amaris sonrió con satisfacción. 'No te tengo miedo, Dave. Todo lo contrario. Quiero que me liberes las sensaciones de mi cuerpo y me p*netres tan fuerte que ni tú ni yo recordemos luego el dolor al que nos sometieron. Puede que ahora no tenga mucha experiencia, pero aprendo rápido y haré todo lo posible para sacarte los mismos gemidos de éxtasis que tú me sacarás'. La voz ronca de Amaris, anhelante, casi puso a Dave a punto de caramelo y, sin perder más tiempo, la levantó y la llevó para la cama grande que dominaba la parte principal de su habitación. Dave la miró con avidez mientras se apresuraba a quitarse la camisa y los pantalones. Amaris, que sonreía de contento, lo observó mientras se bajaba los pantalones y los calzoncillos. Cuando Amaris vio el tamaño de su p*en, el corazón casi le dejó de latir. De tan ancho que era el tr*nco, pens
Había sido un milagro poder introducirle la c*beza, y estaba perdiendo la lucha contra el impulso de penetrarla con sus c*jones.Detuvo los movimientos, levantó un poco las piernas y las abrió. Se inclinó hacia adelante, la besó suavemente y fue aumentando la intensidad del beso mientras le acariciaba los p*chos con suavidad. Le puso las manos en la cintura al tiempo que el cuerpo de ella se relajaba debajo de él.Era ahora o nunca.Cuando sus ojos se cerraron y sus paredes palpitaron en torno a Dave, este la atrajo por el talle en tanto arremetía con todas sus fuerzas.Al sentir que la cabeza de su p*ne colisionaba contra el cérvix, Dave ahogó el grito de ella y, satisfecho, sonrió.Una vez superado el choque inicial, Amaris se enfadó con él. Cuando el dolor disminuyó, levantó los puños y lo agredió con rabia, propinándole un gancho de derecha casi perfecto en un costado de la cara.Por un segundo, Dave se quedó atónito. Reaccionó lentamente, presionando su cuerpo contra el de ella,
El incesante sonido del despertador, al lado de Amaris, la había despertado. Parpadeó, soñolienta, y miró la hora. ¡M*erda! Si no se daba prisa, iba a llegar tarde. Se destapó y saltó de la cama, gruñendo en voz alta como resultado del dolor de la noche anterior, que recorrió sus músculos. Anduvo unos pasos por el suelo de la habitación antes de percatarse de que estaba completamente desnuda, y paró en seco... ¿Y si Dave estaba mirando? De repente, se sintió extremadamente cohibida y se volvió para mirar por encima del hombro, con aprensión. Suspiró aliviada al percatarse de que el lado de la cama donde dormía Dave estaba vacío. Entonces recogió unas ropas y fue a darse una ducha. 'No sé qué te preocupa. Anoche, él los vio a todos ustedes, y un poco más'. Maena bostezó adormilada. 'Bueno, no es lo mismo a la luz de un nuevo día, Maena. Es vergonzoso', murmuró Amaris mientras entraba en la ducha y dejaba que el agua tibia le cayera y calmara sus músculos doloridos. 'Los humanos
'No, gracias. Tengo que trabajar', arguyó Amaris bruscamente, sacudiendo la cabeza frenéticamente mientras retrocedía. Maena le rugió airadamente, y Amaris, enojada, la bloqueó mientras Dave observaba cada uno de sus movimientos como si quisiera devorarla de punta a punta. Amaris luchaba a ultranza por pensar con claridad, ante la presión a la que estaba siendo sometida. 'Puedo ir al trabajo por mi cuenta, Dave. No quiero causarte molestias', le dijo, intentando infructuosamente ocultar el temblor en su voz. Dave rio entre dientes. 'No es ninguna molestia. Insisto en llevarte al trabajo. No permitiré que mi luna ande por ahí transmitiendo su obvio estado de excitación a todo el que la vea', respondió él con firmeza, casi de manera posesiva. Amaris se estremeció. No creyó que su día iba a comenzar así. ... Cuando cerró la puerta del auto y vio a Dave alejarse a gran velocidad, dejó escapar un suspiro de alivio. La tensión sexual de la cual eran presa hizo el viaje casi insoport
Ella se había hecho cargo del puesto a finales del año pasado, y aún estaba revisando la enorme cantidad de asuntos administrativos que su predecesor, con toda intención, había desatendido. Había encontrado un correo electrónico de uno de los departamentos del alfa Nocturne, relacionado con una posible colaboración, unos años atrás, en un gran proyecto. Amaris frunció los labios y se quedó pensativa. Ella desconocía el alcance total de los intereses comerciales del alfa Nocturne, pero haría bien en comenzar a interesarse activamente. Todo lo que recordaba eran los frecuentes accesos de furia de su padre debido a que los intereses de Dave a menudo coincidían con los suyos, y había perdido varios contratos lucrativos porque Dave podía ofrecer mejores ofertas. El mundo ya no era como una vez fue, cuando pertenecer a una determinada familia te permitía ganar contratos. Ahora, si querías hacer negocios con los humanos, y también con los seres sobrenaturales, debías demostrar que tenías t
Maena sonrió satisfecha al ver cómo se venía abajo el hombre que tenía delante. 'Ahora sabes lo que sufrí cada vez que metías tu p*ne en el muy pero muy usado orificio de esa p*tica. No fuiste el primero..., y ciertamente no serás el último'. Río. Maena miró a Fernando fijamente a los ojos, y él se apocó hasta más no poder. Sabía cuán peligrosa ella era. '¿Cómo fue? ¿Disfrutaste el sabor de tu propia medicina? El dolor que te destroza el alma cuando tu destino se deshace a manos de otro es insoportable, ¿verdad?'. Fernando asintió con poca entereza y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras, adolorido, apretaba los dientes. Por lo que Maena pudo deducir, su lobo le había dado la espalda, se negaba a compartir su dolor y lo había despojado de la habilidad que le permitía sanar con rapidez. Maena sonrió con tristeza, ante la última muestra de cordialidad entre ella y quien fuera la pareja que le habían elegido. Maena le acarició la cabeza y le dijo que no hablara. Con su cara tan
Amaris se rio. 'Sin embargo, estoy orgullosa de lo que hiciste, Eva. ¿Sabes cuántas mujeres se habrían limitado a ceder, y habrían hecho lo que él les pedía? El hecho de que te enfrentaras a él dice mucho sobre ti'. El rostro de Eva se iluminó. 'Gracias, Amaris. Eso significa mucho para mí' respondió muy contenta. Una expresión alarmada cruzó su rostro, como si de repente recordara algo. '¡Ah! Casi lo olvido, vine para decirte que el Alfa Nocturne estará aquí en breve para buscarte'. '¿Qué?!' Amaris exclamó en voz alta. '¡¿Por qué?! ¡Mi*rda!' Eva miró a Amaris, confundida. 'Lo siento, Maena me pidió que lo llamara para que viniera a buscarte... ¿no debería haberlo hecho?' Amaris estaba humeando de furia. No podía creer que Maena hiciera algo asi, y causara la impresión de que ella no podía encargarse de las cosas por sí misma. ¿Cómo iba a lograr que él la tomara en serio si cada vez que las cosas se ponían un poco difíciles tenía que correr a rescatarla? Amaris suspiró hondo