Amaris fue fiel a su palabra y no salió de la suite en toda la noche. Terminó quedándose profundamente dormida en aquella cama suave y lujosa. Tuvo un abrupto despertar debido a un fuerte golpe en la puerta y, al menos durante unos segundos, se olvidó por completo de dónde estaba. 'Amaris, son casi las once. ¿Quieres desayunar en tu habitación o quieres bajar conmigo?', oyó decir a Dave, en su tono apático, desde el pasillo. Amaris soltó unas palabrotas en voz baja, y rápidamente comenzó a librarse de las sábanas que la tapaban. 'Estaré ahí dentro de un minuto...', gritó. Cuando abrió la puerta, estaba un poco nerviosa. Fue recibida por Dave, que, apoyado en la pared frente a ella, la miraba con los brazos cruzados sobre el pecho, de un modo relajado, y con una sonrisa irónica. 'No creo que deba preguntarte si dormiste bien, ¿verdad?'. Dave sonrió de satisfacción, y sus ojos brillaban con picardía. Amaris lo miró y cruzó los brazos, imitando su pose. 'Supongo que tampoco teng
Amaris, encolerizada, arrugó el entrecejo mientras miraba el teléfono y clavaba el tenedor en la comida. Había perdido todo el apetito. 'Depende de cómo definas bien', murmuró, suspirando con intensidad y golpeando, una vez más, la mesa con el tenedor. Se inclinó hacia delante, con los hombros caídos, y apoyó la cabeza entre las manos. Dave no podía decidir si estaba molesta o rabiosa, o si era alguna pasión entre estas dos. Dave bebió un sorbo de café. 'Sea lo que sea, Amaris, te ayudaré si está a mi alcance. Ahora somos un equipo. Si te afecta a ti de esta manera, también me afecta a mí. Quiero que mi luna sea feliz', dijo tratando de tranquilizarla. Amaris se apartó el cabello de la cara y examinó a Dave con la mirada desde el otro lado de la mesa. 'No estoy segura de que sea algo en lo que puedas ayudar, Dave, aunque agradezco tu disposición. Mi presencia no será necesaria aquí mañana por la tarde, ¿verdad?'. Dave, con un ligero gesto de disgusto, entrecerró los ojos mien
Las ceremonias se habían desarrollado sin contratiempos. La manada le había dado una calurosa bienvenida a Amaris, y los ancianos aprobaron su linaje y condujeron la ceremonia de vinculación y el enlace formal con la manada con fuertes vítores por parte de todos los involucrados. Después de todo, Amaris tenía estirpe real y su unión oficial con el alfa elevaba enormemente el estatus de la manada Dark Moon. Ahora eran los segundos en poder y fuerza, solamente superados por el propio rey alfa. Sería algo de lo que podrían hablar con orgullo a cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar. También significaba que el alfa, algún día, podría tener la oportunidad de gobernar como alfa rey, ya que Amaris era la hija mayor y la actual heredera. Ella cumplía con todos los requisitos para ser la luna reina. Cuando Amaris y Dave se despidieron de sus invitados, ella sonrió para sus adentros. Dave se giró para mirarla y sintió que casi se quedaba sin aire. Su corazón latió más rápido cuando,
Amaris miraba fijamente al frente y se desesperaba, tratando de procesar lo que le estaba pasando en ese momento. El beso de Dave fue intenso y, por mucho que lo intentó, no recordaba una ocasión en la que Fernando la hubiera besado con un deseo tan ardiente. Sintió la pasión y el hambre pristina que lo consumían en la forma sensual y feroz en que sus labios se enfrentaron a los de ella. Dave tenía las manos enredadas en su cabellera, y ella comenzó a relajarse a consecuencia del beso. Maena tenía razón. Dave se perfilaba como un buen candidato para ser la pareja elegida. Mientras dejaba de lado sus dudas y vacilaciones, Amaris lo abrazó y acercó su cabeza a la de ella. De súbito, se había adueñado de ella un deseo abrasador de estar lo más cerca posible de él. Dave exhaló un leve gruñido, un gruñido casi posesivo, al sentir que ella le correspondía en la lujuria que él sentía en ese momento. Descendió las manos por todo su cuerpo y le estremeció la piel de placer. Recorrió su es
Dave gruñó cuando ella lo miró intensamente a los ojos. Su audacia y su confianza lo excitaron más allá de los límites que él creía posibles. Amaris sonrió con satisfacción. 'No te tengo miedo, Dave. Todo lo contrario. Quiero que me liberes las sensaciones de mi cuerpo y me p*netres tan fuerte que ni tú ni yo recordemos luego el dolor al que nos sometieron. Puede que ahora no tenga mucha experiencia, pero aprendo rápido y haré todo lo posible para sacarte los mismos gemidos de éxtasis que tú me sacarás'. La voz ronca de Amaris, anhelante, casi puso a Dave a punto de caramelo y, sin perder más tiempo, la levantó y la llevó para la cama grande que dominaba la parte principal de su habitación. Dave la miró con avidez mientras se apresuraba a quitarse la camisa y los pantalones. Amaris, que sonreía de contento, lo observó mientras se bajaba los pantalones y los calzoncillos. Cuando Amaris vio el tamaño de su p*en, el corazón casi le dejó de latir. De tan ancho que era el tr*nco, pens
Había sido un milagro poder introducirle la c*beza, y estaba perdiendo la lucha contra el impulso de penetrarla con sus c*jones.Detuvo los movimientos, levantó un poco las piernas y las abrió. Se inclinó hacia adelante, la besó suavemente y fue aumentando la intensidad del beso mientras le acariciaba los p*chos con suavidad. Le puso las manos en la cintura al tiempo que el cuerpo de ella se relajaba debajo de él.Era ahora o nunca.Cuando sus ojos se cerraron y sus paredes palpitaron en torno a Dave, este la atrajo por el talle en tanto arremetía con todas sus fuerzas.Al sentir que la cabeza de su p*ne colisionaba contra el cérvix, Dave ahogó el grito de ella y, satisfecho, sonrió.Una vez superado el choque inicial, Amaris se enfadó con él. Cuando el dolor disminuyó, levantó los puños y lo agredió con rabia, propinándole un gancho de derecha casi perfecto en un costado de la cara.Por un segundo, Dave se quedó atónito. Reaccionó lentamente, presionando su cuerpo contra el de ella,
El incesante sonido del despertador, al lado de Amaris, la había despertado. Parpadeó, soñolienta, y miró la hora. ¡M*erda! Si no se daba prisa, iba a llegar tarde. Se destapó y saltó de la cama, gruñendo en voz alta como resultado del dolor de la noche anterior, que recorrió sus músculos. Anduvo unos pasos por el suelo de la habitación antes de percatarse de que estaba completamente desnuda, y paró en seco... ¿Y si Dave estaba mirando? De repente, se sintió extremadamente cohibida y se volvió para mirar por encima del hombro, con aprensión. Suspiró aliviada al percatarse de que el lado de la cama donde dormía Dave estaba vacío. Entonces recogió unas ropas y fue a darse una ducha. 'No sé qué te preocupa. Anoche, él los vio a todos ustedes, y un poco más'. Maena bostezó adormilada. 'Bueno, no es lo mismo a la luz de un nuevo día, Maena. Es vergonzoso', murmuró Amaris mientras entraba en la ducha y dejaba que el agua tibia le cayera y calmara sus músculos doloridos. 'Los humanos
'No, gracias. Tengo que trabajar', arguyó Amaris bruscamente, sacudiendo la cabeza frenéticamente mientras retrocedía. Maena le rugió airadamente, y Amaris, enojada, la bloqueó mientras Dave observaba cada uno de sus movimientos como si quisiera devorarla de punta a punta. Amaris luchaba a ultranza por pensar con claridad, ante la presión a la que estaba siendo sometida. 'Puedo ir al trabajo por mi cuenta, Dave. No quiero causarte molestias', le dijo, intentando infructuosamente ocultar el temblor en su voz. Dave rio entre dientes. 'No es ninguna molestia. Insisto en llevarte al trabajo. No permitiré que mi luna ande por ahí transmitiendo su obvio estado de excitación a todo el que la vea', respondió él con firmeza, casi de manera posesiva. Amaris se estremeció. No creyó que su día iba a comenzar así. ... Cuando cerró la puerta del auto y vio a Dave alejarse a gran velocidad, dejó escapar un suspiro de alivio. La tensión sexual de la cual eran presa hizo el viaje casi insoport