Dave esperó en la parte superior de las escaleras, que conducían desde la entrada de la casa hasta el corredor, el cual ocupaba todo el ancho del edificio. A Amaris la había impresionado un poco el tamaño de la casa principal. Sus ladrillos grises y blancos eran realzados por las losas negras de los tejados, así como por los pilares blancos que se extendían a lo largo del corredor. Varias plantas de flores, lánguidas y atractivas, trepaban sobre las pantallas, colocadas a intervalos entre los pilares. Probablemente, tenía más en común con un pequeño palacio que con una mansión, solo por su gran tamaño. Desde luego, le recordaba al palacio real, aunque la arquitectura y el diseño de esta casa eran mucho más modernos. Amaris tenía un poco de curiosidad acerca de por qué era necesario tener una casa de cuatro pisos, Empero, después de la fría acogida que tuvieron sus preguntas sobre la educación, pensó que era mejor esperar un poco antes de preguntar. Dave estaba un poco distante. Pa
Dave la condujo por el pasillo, dobló la esquina y, una vez que estuvieron fuera del campo visual de los empleados, le soltó la mano de manera abrupta. Amaris ladeó ligeramente la cabeza, se irguió y le lanzó una mirada penetrante, con una sonrisa apenas perceptible. 'Dave, ¿estás enojado conmigo?', preguntó, con un leve matiz de hilaridad en la voz. 'No', respondió él secamente, sin mirarla. Amaris contuvo las ganas de sonreír al tiempo que él lanzaba resoplidos y aceleraba el paso para adelantársele unos pasos. Ignoró a Maena, que la reprendió por irritarlo, y optó por girar la cabeza para mirar la decoración. Todo había sido decorado con buen gusto. Era una mezcla rara, aunque placentera, de diseño moderno y tonos elegantes. Las estilosas líneas y los accesorios originales parecían combinarse a la perfección, y el lugar estaba impecablemente limpio. Si bien el ambiente no era precisamente cálido y acogedor, transmitía la impresión de que uno sería bien atendido. Amaris espera
Amaris fue fiel a su palabra y no salió de la suite en toda la noche. Terminó quedándose profundamente dormida en aquella cama suave y lujosa. Tuvo un abrupto despertar debido a un fuerte golpe en la puerta y, al menos durante unos segundos, se olvidó por completo de dónde estaba. 'Amaris, son casi las once. ¿Quieres desayunar en tu habitación o quieres bajar conmigo?', oyó decir a Dave, en su tono apático, desde el pasillo. Amaris soltó unas palabrotas en voz baja, y rápidamente comenzó a librarse de las sábanas que la tapaban. 'Estaré ahí dentro de un minuto...', gritó. Cuando abrió la puerta, estaba un poco nerviosa. Fue recibida por Dave, que, apoyado en la pared frente a ella, la miraba con los brazos cruzados sobre el pecho, de un modo relajado, y con una sonrisa irónica. 'No creo que deba preguntarte si dormiste bien, ¿verdad?'. Dave sonrió de satisfacción, y sus ojos brillaban con picardía. Amaris lo miró y cruzó los brazos, imitando su pose. 'Supongo que tampoco teng
Amaris, encolerizada, arrugó el entrecejo mientras miraba el teléfono y clavaba el tenedor en la comida. Había perdido todo el apetito. 'Depende de cómo definas bien', murmuró, suspirando con intensidad y golpeando, una vez más, la mesa con el tenedor. Se inclinó hacia delante, con los hombros caídos, y apoyó la cabeza entre las manos. Dave no podía decidir si estaba molesta o rabiosa, o si era alguna pasión entre estas dos. Dave bebió un sorbo de café. 'Sea lo que sea, Amaris, te ayudaré si está a mi alcance. Ahora somos un equipo. Si te afecta a ti de esta manera, también me afecta a mí. Quiero que mi luna sea feliz', dijo tratando de tranquilizarla. Amaris se apartó el cabello de la cara y examinó a Dave con la mirada desde el otro lado de la mesa. 'No estoy segura de que sea algo en lo que puedas ayudar, Dave, aunque agradezco tu disposición. Mi presencia no será necesaria aquí mañana por la tarde, ¿verdad?'. Dave, con un ligero gesto de disgusto, entrecerró los ojos mien
Las ceremonias se habían desarrollado sin contratiempos. La manada le había dado una calurosa bienvenida a Amaris, y los ancianos aprobaron su linaje y condujeron la ceremonia de vinculación y el enlace formal con la manada con fuertes vítores por parte de todos los involucrados. Después de todo, Amaris tenía estirpe real y su unión oficial con el alfa elevaba enormemente el estatus de la manada Dark Moon. Ahora eran los segundos en poder y fuerza, solamente superados por el propio rey alfa. Sería algo de lo que podrían hablar con orgullo a cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar. También significaba que el alfa, algún día, podría tener la oportunidad de gobernar como alfa rey, ya que Amaris era la hija mayor y la actual heredera. Ella cumplía con todos los requisitos para ser la luna reina. Cuando Amaris y Dave se despidieron de sus invitados, ella sonrió para sus adentros. Dave se giró para mirarla y sintió que casi se quedaba sin aire. Su corazón latió más rápido cuando,
Amaris miraba fijamente al frente y se desesperaba, tratando de procesar lo que le estaba pasando en ese momento. El beso de Dave fue intenso y, por mucho que lo intentó, no recordaba una ocasión en la que Fernando la hubiera besado con un deseo tan ardiente. Sintió la pasión y el hambre pristina que lo consumían en la forma sensual y feroz en que sus labios se enfrentaron a los de ella. Dave tenía las manos enredadas en su cabellera, y ella comenzó a relajarse a consecuencia del beso. Maena tenía razón. Dave se perfilaba como un buen candidato para ser la pareja elegida. Mientras dejaba de lado sus dudas y vacilaciones, Amaris lo abrazó y acercó su cabeza a la de ella. De súbito, se había adueñado de ella un deseo abrasador de estar lo más cerca posible de él. Dave exhaló un leve gruñido, un gruñido casi posesivo, al sentir que ella le correspondía en la lujuria que él sentía en ese momento. Descendió las manos por todo su cuerpo y le estremeció la piel de placer. Recorrió su es
Dave gruñó cuando ella lo miró intensamente a los ojos. Su audacia y su confianza lo excitaron más allá de los límites que él creía posibles. Amaris sonrió con satisfacción. 'No te tengo miedo, Dave. Todo lo contrario. Quiero que me liberes las sensaciones de mi cuerpo y me p*netres tan fuerte que ni tú ni yo recordemos luego el dolor al que nos sometieron. Puede que ahora no tenga mucha experiencia, pero aprendo rápido y haré todo lo posible para sacarte los mismos gemidos de éxtasis que tú me sacarás'. La voz ronca de Amaris, anhelante, casi puso a Dave a punto de caramelo y, sin perder más tiempo, la levantó y la llevó para la cama grande que dominaba la parte principal de su habitación. Dave la miró con avidez mientras se apresuraba a quitarse la camisa y los pantalones. Amaris, que sonreía de contento, lo observó mientras se bajaba los pantalones y los calzoncillos. Cuando Amaris vio el tamaño de su p*en, el corazón casi le dejó de latir. De tan ancho que era el tr*nco, pens
Había sido un milagro poder introducirle la c*beza, y estaba perdiendo la lucha contra el impulso de penetrarla con sus c*jones.Detuvo los movimientos, levantó un poco las piernas y las abrió. Se inclinó hacia adelante, la besó suavemente y fue aumentando la intensidad del beso mientras le acariciaba los p*chos con suavidad. Le puso las manos en la cintura al tiempo que el cuerpo de ella se relajaba debajo de él.Era ahora o nunca.Cuando sus ojos se cerraron y sus paredes palpitaron en torno a Dave, este la atrajo por el talle en tanto arremetía con todas sus fuerzas.Al sentir que la cabeza de su p*ne colisionaba contra el cérvix, Dave ahogó el grito de ella y, satisfecho, sonrió.Una vez superado el choque inicial, Amaris se enfadó con él. Cuando el dolor disminuyó, levantó los puños y lo agredió con rabia, propinándole un gancho de derecha casi perfecto en un costado de la cara.Por un segundo, Dave se quedó atónito. Reaccionó lentamente, presionando su cuerpo contra el de ella,