Leopold volvió a su conversación con Fernando, y se esforzó por entender todo lo que este le estaba diciendo. Todo era tan absurdo y descabellado que al principio le costaba creerlo, pero cuanto más oía, más sentido empezaba a tener todo en su vida.Elevó la vista por un instante y su mirada se posó en su hija Amaris, estrechamente abrazada por el Alfa Nocturne mientras caminaban con Minerva a su lado. Su corazón se retorció dolorosamente al verla. Sabía que sus chances de ser perdonado después de todo lo que había pasado eran ínfimas, pero también sabía que tenía que intentarlo.'Discúlpame un momento, Fernando…' Hizo un gesto de disculpa mientras señalaba en dirección a Amaris.'Por supuesto, su alteza' respondió Fernando con una leve reverencia al tiempo que retrocedía, y Leopold se dirigió hacia su hija y sus amigos tan rápido como pudo.'Amaris… espera…' Dijo Leopold, alzando la voz mientras se acercaba al grupo.Amaris hizo una breve pausa y se volvió, mirando por encima del hom
El número de personas que tuvieron acceso a la información confidencial con los detalles que el individuo habría necesitado para sabotear con éxito sus negocios era muy bajo.Si a eso se le añadía el hecho de que las medidas de seguridad en la manada estaban bajo un control tan estricto que solo pudo haber sido alguien cercano y de su confianza, Dave se sentía cada vez más cauteloso con el hombre al que antes consideraba su mejor amigo.Miró por la ventana el paisaje a su paso, con el ceño fruncido, mientras revivía el recuerdo de aquella época tan difícil.No supo nunca quién estaba detrás de todos esos problemas porque estos simplemente cesaron. Por más que intentó provocar a los culpables para que volvieran a actuar, nunca reaparecieron.Desde luego, el fin de los ataques no estuvo acompañado de muertes u hospitalizaciones, ni de cambios en el equilibrio de poder dentro de los consejos de administración, por lo que se quedó intrigado desde entonces.Cuando llegaron hasta el largo c
'Es probable que le guste', comentó Dave con indiferencia mientras seguían adelante, alejándose de la oscuridad y entrando al lugar.Si bien Ben había acompañado al señor Brarthroroz a las habitaciones de huéspedes, Dave procuró que los omegas supieran que habían llegado invitados, e incluso prepararon comida y bebida para todos a esa hora, en caso de que tuvieran hambre.Amaris se había acercado a Minerva para que Ben se sintiera más cómodo ante el señor Brarthroroz, así que la convenció de que la siguiera a su habitación para que pudiera arreglarse con ella tal y como lo hacían cuando eran adolescentes y se prepararan para una noche de diversión.Después de una ducha rápida y de cambiarse de ropa, se dirigieron a uno de los salones y esperaron pacientes a que todo el mundo se reagrupara.'Entonces, ¿qué hay entre Ben y tú?' Preguntó Amaris sin darle importancia mientras servía un vaso de ginebra rosada con limonada para cada una.Por poco Minerva se atraganta con el bocado de pistac
'Se refiere a que yo cambié del todo, Amaris', dijo Dave en voz baja cuando ella se dio la vuelta para mirarlo con una expresión de sorpresa.Entonces Dave miró a Ben y esbozó una sonrisa de nostalgia.'¿Qué edad tenía, 12? ¿13, quizás?' Preguntó con el ceño fruncido mientras Ben asentía con la cabeza.'Sí, más o menos a esa edad. Aún recuerdo el alboroto que causó tu transformación tan prematura… era insólito. En ese entonces ya eras grande, me pregunto cuánto habrás cambiado. Sé que fuiste a correr con Amaris, pero…''Esa noche no salimos a correr, Ben. Cuando no pudiste encontrarnos, estábamos con Minerva y su padre'. Dijo Dave con franqueza.No quería más mentiras ni secretos entre ellos y ser sincero sobre todos los pequeños detalles que había pasado por alto le parecía un buen comienzo.Toda manada fuerte tiene un equipo cohesionado que la dirige desde arriba.Él tenía a su luna y confiaba en ella plenamente y ahora que la maldición se había acabado y su lobo por fin podía senti
Tanto los sabios como algunos de los alfa más viejos del reino eran de costumbres muy arraigadas. En los últimos dos siglos habían ascendido al trono muy pocas hembras alfa, e incluso cuando lo habían hecho, su pareja asumía un papel más activo, mientras que ellas se centraban en la crianza de sus hijos. La jerarquía dominada por los hombres había hecho que Amaris se sintiera muy frustrada a lo largo de los años, ya que la misoginia en algunas manadas seguía estando muy presente y apenas se habían producido avances en el sistema de clases o en la igualdad social. Por eso Dave la había impresionado tanto desde el principio. Aquí se valoraba y respetaba a los omegas por su aportación al bienestar de la manada y se les ofrecían los mismos beneficios que a los demás miembros. Por desgracia, a la mayoría de los omegas se les negaba la asistencia sanitaria, la educación y la posibilidad de desarrollar su propia carrera profesional. Sin embargo, aquí no era inaudito que los omegas tuvier
'No respondas, princesa. Supe que estabas atada y ni siquiera pude aprovecharme de eso…' Murmuró con voz ronca en su oído. '¿Sabes lo difícil que es intentar que nadie te retenga en contra de tu voluntad y al mismo tiempo sentir el deseo de tenerte encadenada en una habitación sin ropa y a mi disposición para que yo juegue contigo?' Cuando su voz ronca le murmuró al oído, Amaris se estremeció. Tal vez no debió excitarse, pero la idea de estar completamente indefensa y vulnerable en manos de ese hombre la entusiasmaba mucho más de lo que jamás pensó. 'Algo me dice que eso te gustaría mucho… ¿Princesa?' Le preguntó Dave mientras le acariciaba una vez más el p*zón antes de pellizcárselo con fuerza. '¡Ah, sí, m*ldición!' Gritó Amaris inconscientemente, lo cual hizo que Dave le respondiera con una risa ronca. 'Entonces déjame ver qué podemos hacer con eso'. Murmuró mientras se alejaba de ella y caminaba hacia su armario, tomando algo de la parte de atrás de la puerta y volver a su lad
Amaris gimió sin poder evitarlo, estando completamente a su merced y disfrutando cada segundo.Aunque Maena no quisiera ceder a sus exigencias, Amaris las aceptaría con gusto cada noche de su vida.'¿Te gustaría, princesa?' Le murmuró al oído mientras sujetaba con firmeza su barbilla con los dedos. '¿Quieres que te llene de mi s*men?'Amaris estaba aturdida, apenas lograba pensar con claridad, pero sin darle más vueltas asintió con la cabeza y murmuró su respuesta.'Por Dios, sí…’Dave soltó una risita y la volteó con destreza hacia el otro lado, apretando la ingle contra sus gl*teos y dejando que su m*embro se deslizara lentamente por su entrepierna mientras él se movía en un vaivén tortuoso.La sensación de tener su m*embro tan cerca de la entrada era atormentador, por lo que sintió que la necesidad de tenerlo dentro de ella empezaba a invadirla mientras movía las caderas al ritmo de sus embestidas, gimiendo ante la sensación que provocaba en sus puntos sensibles y deteniéndose just
Amaris se estiró. La luz del sol entraba a raudales por la ventana del dormitorio y su relajante calidez se propagó por su rostro. El dolor resultante de los excesos de la noche anterior le produjo un gesto de dolor. Sonrió.'Buenos días, princesa'. La voz de Dave, a su lado, tenía el típico sonido de quien acaba de despertar. Se giró y la envolvió en sus brazos por el talle. La atrajo hacia él y la besó suavemente en la nuca.Ella rio cuando sus manos comenzaron a acariciarle la piel delicadamente, y se movió para agarrar sus manos, en un esfuerzo por detener lo que sabía que vendría a continuación.Él exhaló un suave gruñido, desilusionado, al tiempo que ella entrelazaba sus dedos con los de él, y la miró con una sonrisa.'¿Podemos solo… ya sabes… quedarnos así por un tiempo? Es agradable', musitó ella contenta mientras se acurrucaba de nuevo en su amplio pecho.Soltó una risita al sentir su mi*mbro endurecerse detrás de ella y pinchar con insistencia la carne suave de sus n*Igas.'