Capítulo 37
"Siéntate", ordena Sebastian, mientras toma su propio asiento.

Honestamente, esto me recordaba mucho a cuando me convocaban a la oficina del director. Estaba ansiosa y no podía quedarme quieta. Seguí moviéndome con nerviosismo.

Sebastian parecía recién salido de la ducha. Su cabello todavía estaba húmedo y por primera vez desde que lo conocí vestía ropa informal. Llevaba una camiseta con cuello en V que mostraba sus abultados bíceps y un par de jeans. La ropa no le hacía justicia, pero aun así tenía que admitir que se veía bien tanto con ropa como sin.

"No tienes aquí ni un día y ya estás causando problemas", afirma, su voz firme y me saca de mi examinación de su cuerpo. Me siento erguida sintiéndome castigada.

Cruzo y luego descruzo las piernas. “En mi defensa ella estaba siendo una perra”.

"¿En serio? No fuiste tú a quien encontré en el suelo con la nariz rota y sangrando”.

Lo miro fijamente. Mis emociones oscilaban entre estar enojada y darle una bofetada en la mejilla. Así qu
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