Las ganas de hacer algo más que leer se nos pasaron a los dos bastante rápido cuando comenzamos a hojear el libro.Absolutamente todos y cada uno de ellos son un registro de los más de mil hombres lobo que mi familia ha cazado a través del tiempo. La mayoría son de Numore Falls, pero también habla sobre hombres lobo de otros lados, tan remotos y descabellados, que nunca se me habría ocurrido pensar que podría haber en esos lares.Sin embargo, lo que más llamó nuestra atención fue el libro que habla sobre la familia de Enzo.Al parecer nuestros clanes han estado en una guerra constante desde el principio mismo de la fundación del pueblo. Fue ahí cuando nació de manera oficial el gremio de cazadores, fundado por mi familia y otras más, entre las que estaban los Hale que aún se conservan también.—No puedo creer esto, habla sobre mi tátara, tátara abuelo —comenta Enzo maravillado.—¿Te das cuenta de que somos como una especie de Romeo y Julieta? —pregunto apoyándome en la mesa.Enzo leva
Decir que me quedo como estúpida mientras veo alejarse a Max, es poco. Soy incapaz de emitir alguna frase, alguna palabra, un sonido; ¡lo que sea! Para evitar que se vayan. Sé que les he mentido, y su reacción es en realidad, lo que esperé desde un principio. Tenía la esperanza de que pudiese mantenerlo oculto un poco más, o al menos de que aceptarían quedarse para cazar a ese monstruo, pero es claro que me equivoqué. La lealtad al gremio para ellos es más grande que cualquier otra cosa. Ahora nuestra única esperanza de trabajar juntos se ha ido, y eso es enteramente mi culpa. Cuando Max y Jean se han alejado lo suficiente como para no verlos entre los árboles, doy media vuelta y entro en la mansión.Lo primero que escucho es un grito desgarrador, que me recuerda la razón por la que estoy aquí. Salgo corriendo hacia el sótano, donde casi toda la manada está reunida en la puerta. Doy un paso hacia delante con la intención de entrar cuando, de la nada, Alarick sale despedido desde d
EnzoNo me gusta la idea de que los cazadores se hayan ido, el hecho de que conozcan la ubicación de la mansión nos pone en una tremenda desventaja, por eso mandé a Alarick a perseguirlos sin que Cyrene lo sepa.Quizá eso no le guste del todo, pero es mejor prevenir que lamentar. De todos modos con el otro cazador que se nos escapó, solo es cuestión de tiempo para tener aquí al gremio completo.Dejé a Kurt cuidando la casa y a Hailey, mientras Elijah me acompaña a la comisaría.Cuando llegamos ya ha caído la noche en el pueblo. Luego de lo que sucedió con Hailey, la gente se ha encerrado más en sus casas por temor a un nuevo ataque. Tienen miedo y eso es algo que puedo oler en el ambiente.Al llegar, Adolph nos está esperando fuera.—¿Qué sucedió? ¿Por qué no has podido sacarlos?—Un tema burocrático, vino el alcalde del pueblo y exige que se castigue a los responsables.—Pero no tienen ninguna prueba de que nosotros…Mis palabras se ven interrumpidas de pronto por un dolor agudo en l
La vida me ha enseñado a no confiar en nadie, en especial en mujeres loba que aparecen de la nada diciendo ser mis amigas.Le sigo apuntando con el arma sin quitarle los ojos de encima. Ella se pone la ropa que está a un lado en el suelo y me mira con una sonrisa.—Baja esa arma, si quisiera matarte, ya lo habría hecho.—Dime quién eres y consideraré hacerlo.—Mi nombre es Mía Accalia.¿Se supone que eso debería despertar algo en mí? Nunca había escuchado de ella o de su apellido.—Eso no me dice nada, ¿quién eres exactamente y qué es lo que quieres?—Ya te lo dije soy una amiga. ¿Funcionó la llave?—¿Cómo sabías sobre el cuarto secreto? ¿Cómo sabes quién soy?—Son demasiadas preguntas, y quizá muy poco tiempo para responderlas todas.—Pues deberías comenzar ya. —Le quito el seguro al gatillo de mi arma. Ella levanta las manos y camina a mi alrededor.—Quizá mi nombre no te suene de nada, eras solo una bebé cuando conocí a tus padres.Intento disimular la sorpresa que me causan sus pa
Ninguno de nosotros es capaz de disimular la sorpresa que le causa esta nueva revelación. Al parecer, Adolph y Mía se conocen. La forma en la que él se la queda viendo, como si estuviese frente a un fantasma; es sencillamente agobiante.Camina con parsimonia hacia nosotros, mientras Enzo todavía la tiene bien sujeta de las cuerdas.—No puede ser, tú… creí que estabas muerta.—Esa era la idea —responde ella con una media sonrisa. Sin embargo, solo veo una tremenda tristeza en su semblante.—¿La conoces? —cuestiona Enzo.Adolph recién repara en él, pues no podía quitarle la vista de encima a la chica.—Claro que la conozco, ella era mi mate —confiesa.Enzo abre los ojos hasta el límite, incluso yo trato de ahogar un jadeo de asombro. Si me hubiesen dicho que el mundo es un pañuelo, no lo hubiera creído antes.—¿Era? —cuestiona Mía.—Me rechazaste, creo que esa palabra encaja bien con la descripción, ¿o no?—Ok, será mejor que alguien explique lo que está pasando aquí —interviene Duko.—
EnzoCyrene y yo caminamos por el pasillo hasta las escaleras. Ella me da la espalda, sé que está tratando de ocultar sus sentimientos, y algo me dice que no es solo eso. Hay algo que no quiere decirme, algo más además de todo lo que me ha contado hasta el momento.Dije que no la presionaría, sin embargo, temo que eso que está ocultándome termine por acabar con la poca estabilidad que hay entre los dos. Estoy por creer que sus sentimientos hacia mí ya no son tan fuertes, y eso me atemoriza.No quiero perderla, eso sería como morir; además la manada se debilitaría; no obstante, por mucho que suene egoísta con lo que pienso, realmente no me importa si perdiésemos poder. Lo único en lo que pienso es en ella.Siempre he pensado que compartir nuestras emociones e incluso algunos pensamientos, es una bendición, sin embargo, ahora no estoy tan seguro de ello. Porque lo que acabo de percibir de Cyrene me hizo sentir un vacío en el pecho tan intenso y agobiante, que me ha costado trabajo mante
Con la salida del sol, Enzo y yo tomamos caminos separados. Por alguna razón eso se siente como si en realidad estuviésemos alejándonos de verdad. Lo miro una última vez antes de adentrarme al bosque con los pocos que quedan de la manada.Me tranquiliza un poco saber que, al menos, podrán recuperar al resto en la comisaría.Conozco muy bien las tácticas de Simon, si ya está en el pueblo, lo primero que hará será averiguar todo sobre nosotros. Es probable que ya sepa dónde vive la manada; me preocupa que esté planeando algo grande.Alarick dijo que eran al menos veinte cazadores, un grupo tan grande debería ser bastante obvio, sin embargo, Simon y los demás son buenos para pasar desapercibidos.Voy con Elijah y Duko a mi espalda. Ellos van el todoterreno, mientras yo conduzco la moto.En ese mismo auto en la parte de atrás, está Alarick con Hailey sedada, y a su lado, Mía.Enzo sigue sin confiar en ella, así que dio la orden de enviarla junto a nosotros con las manos atadas.A la dista
EnzoLo primero que vi incluso antes de llegar a la comisaría fue el denso humo gris oscuro elevándose hacia el cielo. De por sí, eso ya era un mal augurio, pero dentro de mí quería creer que quizá se trataba de algo más.Que esa humareda provenía de otra parte. Sin embargo, a medida que me acercaba más al lugar, ya sabía que no era así.Adolph a mi lado ya estaba agitado, cuando los dos estuvimos frente al edificio de la policía y lo vimos en llamas, no nos quedó ninguna duda.Los bomberos están ahora mismo intentando apagar el fuego abrazador que amenaza con reducir el lugar a cenizas, y, además, esparcirse a otras casas y árboles aledaños.—¡NO! —grita mi tío.Sale corriendo en busca de intentar entrar a la estación, lo que me obliga a salir de mi shock y sujetarlo con fuerza de la cintura para evitar que entre a ese lugar que parece el mismo infierno.Escucho la voz del sheriff a la distancia, viene corriendo hacia nosotros con una expresión de vergüenza y arrepentimiento total. A