El primer escalón cruje al poner el peso de mi cuerpo sobre él. Me detengo en seco y espero a que Vincent se aparezca, pero luego de un minuto, nada ocurre.Piso el siguiente, esta vez con mucho más cuidado. Mientras desciendo las escaleras, la oscuridad me va engullendo hasta que ya no consigo ver nada más que negro.Al principio no escucho ningún ruido, sin embargo, de la nada, un golpe me hace dar un respingo. Creo que fue una mala idea bajar a este lugar. Lo más probable es que realmente solo se trate de ratas, y yo estoy aquí pecando de curiosa en una casa que no es mía.Mis ojos se acostumbran a la oscuridad, tanteo con la mano la pared, pues dejé mi celular como tonta arriba. Finalmente consigo encontrar lo que creo es un interruptor. Lo enciendo y enseguida todo se ilumina de una luz blanca y tenue.Una parte de mí esperaba ver algo extraño, sin embargo, solo parece un sótano común.Suspiro con alivio y me echo a reír.—Qué tonta soy, ¿cómo va a tener Vincent algo raro en su s
EnzoNo sé cuánto tiempo llevo corriendo, solo sé que ya me he alejado demasiado de los pocos que quedan de mi manada, porque ya no puedo percibirlos.En este estado, soy capaz de distinguirlos incluso a varios kilómetros de distancia, nunca había sentido tanto poder, es como si la luna estuviese todo el tiempo álgido en el cielo, sin embargo, esta nueva transformación también me está cobrando factura, porque poco a poco, mi lado bestia está comenzando a tomar más presencia en mi mente.Ahora mismo no puedo pensar en nada más que la sensación de correr, sentir la tierra húmeda debajo de mis patas. Casi puedo escuchar todos los sonidos del bosque, desde el ciervo que pasta tranquilamente a unos metros de mi posición, o la ardilla que está cascando las nueces que escondió en el hueco de un árbol.Estar así se siente bien, incluso Cyrene se ha desplazado de mis pensamientos, aunque por muy poco, pues es imposible sacarla del todo.Comprender el motivo por el que ha decidido irse no hace
—Se fue hace horas, ¿por qué no intentamos escapar? —pregunto por enésima vez.—Ya te lo dije, no se puede, nadie sabe que estamos aquí, si intentamos escapar, nos matará más rápido —insiste Max.Giro los ojos, no puedo creer que sea tan cobarde. Habría jurado que este no es el mismo Max que conocí antes, de no ser porque además de su reticencia a huir, es exactamente igual en todo lo demás.Jean por su parte ha estado demasiado callado.—Jean, ¿tú que piensas?—Que todo esto es demasiado extraño, no entiendo nada.—¿A qué te refieres?—Al hecho de que no comprendo cómo o para qué tiene secuestrado a ese hombre lobo, y por qué se inyecta su veneno para convertirse en esa cosa… no lo entiendo.Jean tiene razón, llevo horas pensando lo mismo, aunque en realidad, mi mente ha estado divagando en las palabras que le dije a Enzo por el celular.El maldito de Vincent me había obligado a decirle todas esas mentiras mientras tenía sus garras en el cuello de Max.No me imagino lo que podría est
Vincent me sujeta por el cabello con violencia y golpea mi cabeza contra el muro de la isla de la cocina. De inmediato siento la sangre brotando a borbotones de la herida que me acaba de causar. Mi vista se nubla una vez más y el mareo se hace presente.Chasquea la lengua y niega con la cabeza en repetidas ocasiones.—Sabes, me pregunto por qué siempre intentan escapar, es gracioso, como si de verdad creyeran que tienen alguna oportunidad —dice agachado frente a mí.Meneo la cabeza e intento alejarme de él, pero la verdad es que no tengo a dónde huir. Arranca el celular de mis manos y lo hace polvo frente a mí.—¿Qué es lo que quieres en realidad? —pregunto en un intento por distraerlo.No sé qué demonios está haciendo Max, Jean o Connor, solo espero que estén buscando la forma de escapar, o por lo menos algo para derrotarlo.Vincent acaricia mi rostro con sus manos, sin embargo, me doy cuenta de que, en lugar de sus dedos habituales, hay una hilera de garras afiladas.—¿Qué es lo que
EnzoLlevo horas aquí encerrado. Desde la amenaza de Simon, en realidad nada ha pasado, a excepción de que me siento como un completo estúpido por haberme dejado atrapar. Mis opciones en este momento no son las mejores, o le digo lo que quiere; lo cual no haría nunca; o dejo que me mate y todo esto acabe.De cualquiera de las dos formas, mi manada y yo estamos jodidos.Aunque hay una tercera opción, una en la que espero a que la noche de superluna llegue y entonces puedo usar su poder para liberarme.Simon se aparece una vez más, su actitud de prepotencia y superioridad me desagradan.—¿Disfrutando tu estancia en el resort? —pregunta con tono sarcástico.Yo me limito a mirarlo a los ojos sin contestar nada. De pronto, detrás de él entran los dos cazadores a los que mi manada le salvó la vida aquella noche, los que estaban en el hospital.Todavía se ven mal de salud, pero al menos son capaces de caminar por su propio pie.—¿Es este el hombre lobo de esa noche? —les pregunta a los dos.
Ver a Enzo tan herido, lleno de sangre y con esos tubos de plata enterrados en su cuerpo me revuelve el estómago y me produce una angustia terrible. Lo único que quiero hacer en este momento es correr hacia él y quitarle todo eso, tomarlo entre mis brazos y decirle que todo estará bien.Mis ojos están tan fijos en él que no noto a Simon hasta que me habla. Hacía mucho tiempo que no me llamaba así, “buba”. Era un apodo tierno que me había puesto cuando en mi infancia yo lo llamaba así.Pensar que ese es el mismo anciano que me crio desde que era una bebé me parece inconcebible ahora.Una parte de mí quería creer que todo era mentira, que quizá había habido una confusión. Es que ¿cómo es posible que el hombre más fiel y recto al gremio de cazadores se haya aliado con un monstruo como Vincent? O Ryko o como como quiera que se llame este demente.Ryko me empuja hasta el centro del lugar. Hay al menos veinte cazadores detrás de Simon, entre los que distingo a Samuel y Mathew. Creí que segu
EnzoLas garras de Vincent, o, mejor dicho, Ryko, se clavan en mi nuca sin tener la oportunidad de que pueda evitarlo. De inmediato un dolor abrazador me recorre la espina dorsal, y siento que se me va a partir en dos en cualquier momento.Esto me recuerda de inmediato a lo que sucedió en el bosque aquella vez. Ahora no me queda dudas de que fue él quien lo hizo, de ese modo logró meterse en mi cabeza.Intento rechazarlo, expulsarlo de mi mente, pero no puedo. En este estado soy demasiado vulnerable a sus ataques.Sin querer, mi mente cede a la suya, cuando ya no soy capaz de poner más resistencia, de pronto siento que soy expulsado como si una fuerza gravitacional me empujara hacia abajo y caigo de cara contra el suelo.Me pongo de pie de un brinco, ya no es de noche y no estoy en el claro con Cyrene. El pasto es verde intenso e incluso hace un poco de calor.Me encuentro frente a lo que parece ser un pequeño asentamiento, varias personas entre hombres y mujeres vienen y van de un la
Enzo—No lo entiendo, esto tiene que ser falso —digo para mí mismo.—No lo es, son mis memorias, pude acceder a ellas luego de descubrir quién soy en realidad.—¿Cómo sé que no las estás manipulando para hacerme creer algo equivocado de mis padres?—Todavía no has visto todo —señala con un movimiento de su cabeza hacia el frente.Cuando me giro, la escena ha pasado a la oscura noche. En el bosque todo está en una aparente calma y un silencio espectral que hiela la sangre. Las luces de la cabaña se encuentran apagadas, pero de pronto una de ellas se enciende.La puerta se abre y Klayden sale del lugar con el pequeño bebé en brazos.Se cubre el cuerpo con una enorme capa color azul marino y envuelve al bebé, que ahora que ha descubierto que es capaz de llorar, no para de hacerlo como si con eso pudiese alertar a alguien de su terrible destino.El Beta camina a paso apresurado bajo el manto nocturno. Hay una enorme luna llena en el cielo que ilumina el sendero. Me sorprende descubrir el