Alfred se dirige hacia mi cama y no se como reaccionar ante esto. Me puse de pie, dispuesta a correrlo.

-¡Exijo que te vayas!, le digo señalando la puerta, él me mira y tiene una hermosa sonrisa. Maldita sea mi está dando fuerte salto en mi corazón, mi respiración se entrecorta.

-¿Eso es lo que realmente quieres?, me pregunta con una sonrisa pícara, él hace que todo mi cuerpo tiemble por los nervios.

-Si no te vas tú... ¡Me iré!, respondo con firmeza, marché en dirección de la puerta. Una mano la sostiene con fuerza, Alfred impide mis pasos, giro hacia él y protesto.

-¿Qué haces?

-Esta noche dormiré contigo... respondió y siento su respiración igual de agitada que la mía, su rostro se acerca a la altura de mi cuello, me estremezco al sentir sus labios sobre mi piel.

-Alfred... susurró.

Las palabras escapan de mi boca al encontrarme con su mirada, miró sus labios sin darme cuenta me acerco a él y lo beso. Sus manos rodean mi cintura, mientras nos perdemos consumidos por el deseo, nues