Creí que Gabriel y yo iríamos en la limusina como él siempre acostumbra a viajar conmigo a todos los eventos públicos, pero no, esta vez decidió que iríamos solos en su convertible, el último que compró antes de marcharse a Europa, un auto único en el mundo, hecho con especificaciones de su dueño.
Subí al asiento de copiloto, el hombre de confianza que Gabriel asignó para que me cuidara abrió mi puerta mientras Gabriel rodeó el auto y subió a su asiento. Mi agudo olfato percibió el aroma a nuevo, aunque han pasado varios años, aun conserva el aroma característico del cuero de los asientos sin usar. —¿Te gusta mi convertible? —él sabe que no me interesan sus juguetes costosos. —Está bonito. —respondí sin fingir especial interés, Gabriel bajó sus ojos hacia mi pecho, le encanta el escote atrevido de mi vestido, fue su voluntad que el diseñador lo hiciera así para mi, para exhibirme en público, pues a él le gusta alardear acerca de todo lo que tiene, de sus juguetes caros, sus casas lujosas, de los logros obtenidos bajo su cargo; también alardea de mi belleza. Llevamos un rato rodando por la autopista que dirige hacia el palacio, este se encuentra en la alta colina, se puede apreciar desde cualquier parte de la ciudad, incluso desde la autopista por donde nos dirigimos. Ya casi vamos a ingresar a la metrópolis de la ciudad del alfa, mi corazón comenzó a acelerarse de repente, siento que va a salirse de mi pecho; siento como si se trata de un sueño, por años creí que jamás regresaría a esta manada, pero en este momento tengo la realidad ante mis ojos, hoy volveré a ver a Daren, todo mi ser se estremece, aunque intento evitarlo, no se supone que él deba causarme tanta inquietud, pero recuerdo que solo he venido a este lugar a llevarme a mi hijo. Gabriel no se lo imagina, no tiene la menor idea, en esta manada todos piensan que estoy muerta, y Gabriel cree que mi hijo yace en su tumba, pero los dos estamos vivos y pronto estaremos juntos, solo debo encontrarlo. De pronto Gabriel detuvo el auto a un lado de la autopista, es extraño que haya decidido parar en este solitario y oscuro lugar. —¿Qué sucede? —le pregunté, él con una voz gruesa y profunda me dijo: —Eso mismo pensaba preguntar, ¿qué te sucede? —No entiendo a qué te refieres. Endureció el ceño, por lo visto algo no le agrada, de pronto me agarró la mandíbula con su mano izquierda y me miró fijo a los ojos. —Puedo olfatear el cortisol y la adrenalina que sale por los poros de tu cuerpo, dime ¿por qué estás tan nerviosa? —Suéltame, no hace falta que me agarres así. —Querías venir a la manada, tenías dos años rogándome que te dejara venir a este lugar, ¿ahora por qué tienes miedo? —Solo estoy nerviosa… quizás algunos miembros de tu familia podrían reconocerme. Me soltó la quijada y tiró su espalda contra su asiento, luego comenzó a reírse de forma burlona mientras dijo: —Reconocerte, ¿de verdad piensas que ellos van a recordar a una de las sirvientas? Si acaso recordarán tu uniforme. Suspiré en silencio, Gabriel no puede ocultar que es un Castell, es tan engreído como cualquiera de ellos, y no deja de recordarme que mis padres y yo fuimos sirvientes en la casa de su familia. Pensar que por las venas de mi hijo corre sangre de los Castell. Gabriel Con sus palabras solo intenta herirme o hacerme enojar, pero él no sabe que por ser pobre he tenido que vivir cosas peores que una simple humillación, lo hace porque no he querido acostarme con él, varias veces ha intentado obligarme, pero mi lobo no lo deja. Me preguntó, ¿Qué haría ahora Gabriel si se enterara que tengo un hijo con el alfa de la manada? Creo que sería capaz de buscar a mi pequeño y asesinarlo; me da miedo solo de imaginar ese escenario. Debo ser ágil y averiguar rápido cuál de los tres niños que hay en esa mansión es mi bebé, cualquiera de ellos podría serlo; solo espero hallar algún indicio, algo que me indique cuál es mi hijo. Sé que debo controlar mis emociones, ocultar en lo más profundo de mi ser lo que siento y acercarme lo mas que me sea posible a esa familia y a esa mansión. Aún estaba pensando en ello, pero Gabriel interrumpió mi discurso interno, sacó del bolsillo interior de su chaqueta un frasco de vidrio pequeño, este contiene un costoso perfume que él mandó a preparar especialmente para mí, huele a perfume de los dioses, pero tiene entre sus notas feromonas de Gabriel; siempre que me expongo al público debo usarlo, para que todo aquel que se acerque a mi, sienta el aroma de Gabriel impregnado en mi piel, tal y como debería ser en una pareja de mates. Levanté mi mano para agarrar el frasco, pero él me lo impidió. —Yo te pondré el perfume. Me incomoda cuando decide hacerlo, pero esta vez estoy interesada en tener todo su aroma sobre mí, no quiero que Daren me reconozca, aunque quizás jamás se fijó en ello, con tantas lobas que debió utilizar como lo hizo conmigo, supongo que perdió parte de los recuerdos de su olfato. Gabriel puso perfume en la punta de su dedo índice, luego lo pasó por mi cuello, empezó debajo de la mandíbula y deslizó varias veces a manera de caricias e impregnó de su aroma toda mi piel expuesta. Luego deslizó más abajo, hasta donde comienzan a pronunciarse mis pechos y me mira a los ojos mientras que sus labios se arquean levemente hacia arriba. Veo lujuria en su mirada, sé que debe estar deseando sacarme el vestido, más le vale que no lo haga, porque de ser así no llegaremos a la coronación, nuestro lobos terminarán en la montaña peleando el resto de la noche. Le advierto con expresión de mi rostro, él puso una maliciosa sonrisa, rápidamente se untó de más perfume y me puso en los hombros y a lo largo de mis brazos. Luego devolvió el frasco al bolsillo interno de la chaqueta. —En dos horas debo aplicarte otra dosis. —Lo sé. —Odias ese perfume, pero si me dejaras hacerte mía no habría necesidad. Aún insiste, quiere que lo deje meterse en mi cama. Hice caso omiso a sus palabras. —Llegaremos tarde a la coronación. Resopló, él sabe que siempre evito hablar de esas cosas, no quiero entregarme a él, no lo deseo, y i lobo no lo acepta. Después encendió el auto y nos fuimos al palacio.Aurora.Gabriel y yo fuimos recibidos con honores en el palacio, hace siete años, ¿Quién iba a pensar que yo, una chica cualquiera, hija de los sirvientes de la familia estaría entre los invitados. Un par de escoltas nos llevó hasta el salón de ceremonias, hay mucha gente por todo el lugar, todos con sus mejores atuendos y relucientes joyas, parecen estar muy felices, quizás están conformes con su nuevo alfa, a pesar de que hace menos de un año murieron varios miembros de la familia alfa de la manada y hombres del ejército; por eso dicen que a rey muerto, rey puesto; la vida continúa para todos los que pueden, mientras que otros yacen bajo tierra y quedan en el olvido, también hay otros que siguen vivos, pero sus almas están enterradas, como yo lo estuve por tantos años… hasta que supe que mi hijo vivía, ese día mi alma resucitó, emergí convertida en una mujer muy fuerte, y capaz de todo por recuperar a mi bebé; juro por la diosa que nada ni nadie podrá impedir que me lleve a mi hij
Gabriel me acercó a ella y me las presentó.—Querida, ven que quiero presentarte a algunas parientes políticas. Antes de voltear a mirar saqué mi pecho y enderecé mis hombros, asumo un talante erguido como una diosa empoderada. Observo a esas malditas, las miro como si les tuviera admiración y sonrío.—Ellas son Valca y Libeyka, ya te he hablado de ellas. —Me aseguro de hablar con mi acento italiano.—Encantada queridas, mucho gusto de conocerlas.Valka al parecer no se ha percatado de mi parecido con la niña Aurora, a la que desterró. Libeyka en cambio no puede disimular su asombro, sus párpados están tensos, ni siquiera puede parpadear, no deja de mirarme, debe estar llena de dudas, se supone que estoy muerta. Le sonrío de manera muy cordial.—Eres una mujer muy hermosa, supongo que el alfa no deja que ningún lobo se te acerque, me refiero, es familia de mi esposo, Gabriel es muy celoso, supongo que todos los Castell lo son. Veo como agacha la mirada, significa que acerté e
Después del mediodía llegué a mi casa, por el camino había decidido que me marcharía, iba a regresar a mi manada de origen, con todo mi dolor tendría que abandonar a mis padres, tendría que dejarlos junto a mi hermana que estaba muy enferma. También dejaría mi carrera universitaria, tan solo me faltaba dos años para graduarme… lo había perdido todo en un instante, y todo por confiar en Daren, mi corazón se llenó de rencor, tenía tanto dolor.Cuando llegué a mi casa encontré a mis padres en la sala, ellos me estaban esperándome; vi angustia en el rostro de mi mamá, en cambio papá tenía una dura expresión, me miraba con enojo y con una voz ronca me dijo:—Hasta que al fin te dignas a regresar, ¿dónde demonios estabas metida? —Con una voz vacilante respondí:—Estaba en la biblioteca de la municipalidad, es que…—¡Mentiras! —gritó—. Acabo de volver de la universidad, el rector me citó urgente y me puso al tanto de todo lo que has estado haciendo. —Temblé por dentro.—¿El rector?—Si,
Daren.Ha llegado el momento de marcharme al salón ceremonial, la guardia real del alfa está aquí, han venido por mí. Le beso la frente a mi hijo, él se ha quedado dormido oyendo un cuento de lobos legendarios que le encanta. Me levanto del lado de la cama y me dirijo a la puerta, luego camino todo el pasillo escoltado por una docena de guardias, hoy portan sus trajes rojos de gala.Debo entrar por la puerta principal del salón ceremonial, todas las demás están cerradas, a partir de este momento hasta mi coronación nadie puede entrar excepto yo y los guardias.Hay un silencio sepulcral, de pronto al fondo del salón sonó una campana, la cual rompió dicho silencio, enseguida todos se levantaron de sus asientos, se pusieron de pie y voltearon a mirar hacia donde yo me encuentro.Inicio mi marcha en medio de todos, me dirijo hacia la tribuna, dónde se encuentra el sacerdocio de la luna y los ministros políticos de la manada.Me detengo justo al frente de la tribuna, hay tres escalones
Cuando la mucama salió con el carro, decidí que era el momento de entrar, la niñera se sorprendió, me observó con extrañeza.—Perdón, es que estoy perdida, necesito ir a la sala ceremonial, pero no encuentro el camino, mi esposo debe estar esperándome muy preocupado.—Perdón, jamás la he visto.—Es que vengo de las tierras bajas, de la manada Grauer Mond.—Usted es la esposa del embajador Gabriel Castell. —Sonrió aliviada.—Eh soy, soy yo, Luna Meyer. La niñera es una chica joven, su rostro denota inocencia y nada de malicia, al igual como lo fui en el pasado.—La sala de ceremonias está muy lejos de aquí, un escolta puede llevarla.—¿Un escolta? No vi a ninguno.—Están al otro lado del pasillo, en la puerta de entrada a esta área, es extraño que usted haya llegado hasta aquí sin que la vieran.—Si, la verdad creí que no había nadie, hasta que oí a los niños, supongo que son los pequeños de la familia.—Si, están en el cuarto de juegos, ¿desea verlos?—Si claro, son como
Narrador Después de la coronación, Daren bajó de la tribuna convertido en el nuevo alfa de la manada OchFisnter. Tenía puesta la corona, la capa, el cinturón y portaba en su mano derecha el cetro de la luna. Caminó en medio de todos los presentes con talante erguido, como correspondía al lobo más poderoso de todos sus patriotas. Esto formaba parte de las formalidades del evento. Después regresó a la tribuna y se sentó en el trono. Más tarde empezó la celebración, hubo aplausos, un brindis por el nuevo líder. Daren se mezcló entre la gente, siempre acompañado por un par de guardias reales y otra docena que estaban por todo el gran salón.Llegó el momento de saludar a Gabriel, él miró a Daren, hizo la leve inclinación de reverencia ante el alfa. —Recibe mis felicitaciones , amado alfa, que la manada tenga prosperidad y éxitos en las batallas mientras esté bajo su dominio.—Gracias por sus buenos deseos embajador. Noté que llegó tarde a la ceremonia.—Pido disculpas su majestad, ll
Daren.Mis guardias me rescataron, cuando recuperé el conocimiento, había pasado un rato , me encontraba en la enfermería del palacio, me habían hecho estudios para descartar que tuviera heridas internas. Desperté muy alterado preguntando por ella.—¡Aurora! ¿Dónde está?El doctor me dijo que me tranquilizara y me explicó que me habían sacado del lago.—Tuvo un accidente, sus guardias lo rescataron del lago, casi muere ahogado.Vi a Libeyka y a Valka junto a algunos ministros de la manada, Libeyka se mostró algo molesta y me dijo:—¿Casi te mueres y llamas a esa? ¿Qué demonios te pasa?—La vi, Aurora está viva, ella no ha muerto como me lo han hecho creer. —Libeyka apretó los dientes.—No puedo creer que el día más importante que hemos tenido en nuestras vidas, te hayas lanzado al lago para irte con ella. —Valka agregó:—Mi sobrina tiene razón Daren, por años has insistido en que ella sigue con vida, pero jamás habías intentado quitarte la tuya para irte con ella, esto ya es demasiad
Aurora.Salí al balcón de la habitación donde me escondí después de que estuve con esos tres niños, siento que mi corazón late como un tambor cuando imagino que uno de ellos es mi hijo… o mi hija. Los tres son tan hermosos. Desde este balcón puedo observar el lago que apenas se ilumina con la tenue luz de la luna creciente, mi lobo quiere salir, visitar el bosque que se encuentra detrás de las instalaciones del palacio. Creo que beber agua de ese lago y olfatear el aire del bosque me hará bien, estaré de nuevo conectada a la naturaleza, la luz de la diosa iluminará mi alma, estaré reconfortada, así podré seguir en medio de todo lo que planeo hacer, porque estoy sufriendo por mi hijo, anhelo con todas mis fuerzas recuperarlo, pero también quiero vengarme de los que me hicieron daño.Salí de la habitación y caminé por los pasillos hasta que hallé una salida hacia el jardín, me dirigí hacia el lago, me quité mi elegante vestido y el broche de mi cabeza y también mis zapatillas de tacón,