6 perfume

Creí que Gabriel y yo iríamos en la limusina como él siempre acostumbra a viajar conmigo a todos los eventos públicos, pero no, esta vez decidió que iríamos solos en su convertible, el último que compró antes de marcharse a Europa, un auto único en el mundo, hecho con especificaciones de su dueño.

Subí al asiento de copiloto, el hombre de confianza que Gabriel asignó para que me cuidara abrió mi puerta mientras Gabriel rodeó el auto y subió a su asiento.

Mi agudo olfato percibió el aroma a nuevo, aunque han pasado varios años, aun conserva el aroma característico del cuero de los asientos sin usar.

—¿Te gusta mi convertible? —él sabe que no me interesan sus juguetes costosos.

—Está bonito. —respondí sin fingir especial interés, Gabriel bajó sus ojos hacia mi pecho, le encanta el escote atrevido de mi vestido, fue su voluntad que el diseñador lo hiciera así para mi, para exhibirme en público, pues a él le gusta alardear acerca de todo lo que tiene, de sus juguetes caros, sus casas lujosas, de los logros obtenidos bajo su cargo; también alardea de mi belleza.

Llevamos un rato rodando por la autopista que dirige hacia el palacio, este se encuentra en la alta colina, se puede apreciar desde cualquier parte de la ciudad, incluso desde la autopista por donde nos dirigimos.

Ya casi vamos a ingresar a la metrópolis de la ciudad del alfa, mi corazón comenzó a acelerarse de repente, siento que va a salirse de mi pecho; siento como si se trata de un sueño, por años creí que jamás regresaría a esta manada, pero en este momento tengo la realidad ante mis ojos, hoy volveré a ver a Daren, todo mi ser se estremece, aunque intento evitarlo, no se supone que él deba causarme tanta inquietud, pero recuerdo que solo he venido a este lugar a llevarme a mi hijo. Gabriel no se lo imagina, no tiene la menor idea, en esta manada todos piensan que estoy muerta, y Gabriel cree que mi hijo yace en su tumba, pero los dos estamos vivos y pronto estaremos juntos, solo debo encontrarlo.

De pronto Gabriel detuvo el auto a un lado de la autopista, es extraño que haya decidido parar en este solitario y oscuro lugar.

—¿Qué sucede? —le pregunté, él con una voz gruesa y profunda me dijo:

—Eso mismo pensaba preguntar, ¿qué te sucede?

—No entiendo a qué te refieres.

Endureció el ceño, por lo visto algo no le agrada, de pronto me agarró la mandíbula con su mano izquierda y me miró fijo a los ojos.

—Puedo olfatear el cortisol y la adrenalina que sale por los poros de tu cuerpo, dime ¿por qué estás tan nerviosa?

—Suéltame, no hace falta que me agarres así.

—Querías venir a la manada, tenías dos años rogándome que te dejara venir a este lugar, ¿ahora por qué tienes miedo?

—Solo estoy nerviosa… quizás algunos miembros de tu familia podrían reconocerme.

Me soltó la quijada y tiró su espalda contra su asiento, luego comenzó a reírse de forma burlona mientras dijo:

—Reconocerte, ¿de verdad piensas que ellos van a recordar a una de las sirvientas? Si acaso recordarán tu uniforme.

Suspiré en silencio, Gabriel no puede ocultar que es un Castell, es tan engreído como cualquiera de ellos, y no deja de recordarme que mis padres y yo fuimos sirvientes en la casa de su familia. Pensar que por las venas de mi hijo corre sangre de los Castell.

Gabriel Con sus palabras solo intenta herirme o hacerme enojar, pero él no sabe que por ser pobre he tenido que vivir cosas peores que una simple humillación, lo hace porque no he querido acostarme con él, varias veces ha intentado obligarme, pero mi lobo no lo deja. Me preguntó, ¿Qué haría ahora Gabriel si se enterara que tengo un hijo con el alfa de la manada? Creo que sería capaz de buscar a mi pequeño y asesinarlo; me da miedo solo de imaginar ese escenario. Debo ser ágil y averiguar rápido cuál de los tres niños que hay en esa mansión es mi bebé, cualquiera de ellos podría serlo; solo espero hallar algún indicio, algo que me indique cuál es mi hijo.

Sé que debo controlar mis emociones, ocultar en lo más profundo de mi ser lo que siento y acercarme lo mas que me sea posible a esa familia y a esa mansión.

Aún estaba pensando en ello, pero Gabriel interrumpió mi discurso interno, sacó del bolsillo interior de su chaqueta un frasco de vidrio pequeño, este contiene un costoso perfume que él mandó a preparar especialmente para mí, huele a perfume de los dioses, pero tiene entre sus notas feromonas de Gabriel; siempre que me expongo al público debo usarlo, para que todo aquel que se acerque a mi, sienta el aroma de Gabriel impregnado en mi piel, tal y como debería ser en una pareja de mates.

Levanté mi mano para agarrar el frasco, pero él me lo impidió.

—Yo te pondré el perfume.

Me incomoda cuando decide hacerlo, pero esta vez estoy interesada en tener todo su aroma sobre mí, no quiero que Daren me reconozca, aunque quizás jamás se fijó en ello, con tantas lobas que debió utilizar como lo hizo conmigo, supongo que perdió parte de los recuerdos de su olfato.

Gabriel puso perfume en la punta de su dedo índice, luego lo pasó por mi cuello, empezó debajo de la mandíbula y deslizó varias veces a manera de caricias e impregnó de su aroma toda mi piel expuesta. Luego deslizó más abajo, hasta donde comienzan a pronunciarse mis pechos y me mira a los ojos mientras que sus labios se arquean levemente hacia arriba.

Veo lujuria en su mirada, sé que debe estar deseando sacarme el vestido, más le vale que no lo haga, porque de ser así no llegaremos a la coronación, nuestro lobos terminarán en la montaña peleando el resto de la noche.

Le advierto con expresión de mi rostro, él puso una maliciosa sonrisa, rápidamente se untó de más perfume y me puso en los hombros y a lo largo de mis brazos.

Luego devolvió el frasco al bolsillo interno de la chaqueta.

—En dos horas debo aplicarte otra dosis.

—Lo sé.

—Odias ese perfume, pero si me dejaras hacerte mía no habría necesidad.

Aún insiste, quiere que lo deje meterse en mi cama. Hice caso omiso a sus palabras.

—Llegaremos tarde a la coronación.

Resopló, él sabe que siempre evito hablar de esas cosas, no quiero entregarme a él, no lo deseo, y i lobo no lo acepta. Después encendió el auto y nos fuimos al palacio.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo