7 El puente.

Aurora.

Gabriel y yo fuimos recibidos con honores en el palacio, hace siete años, ¿Quién iba a pensar que yo, una chica cualquiera, hija de los sirvientes de la familia estaría entre los invitados.

Un par de escoltas nos llevó hasta el salón de ceremonias, hay mucha gente por todo el lugar, todos con sus mejores atuendos y relucientes joyas, parecen estar muy felices, quizás están conformes con su nuevo alfa, a pesar de que hace menos de un año murieron varios miembros de la familia alfa de la manada y hombres del ejército; por eso dicen que a rey muerto, rey puesto; la vida continúa para todos los que pueden, mientras que otros yacen bajo tierra y quedan en el olvido, también hay otros que siguen vivos, pero sus almas están enterradas, como yo lo estuve por tantos años… hasta que supe que mi hijo vivía, ese día mi alma resucitó, emergí convertida en una mujer muy fuerte, y capaz de todo por recuperar a mi bebé; juro por la diosa que nada ni nadie podrá impedir que me lleve a mi hijo, aunque deba provocar una nueva guerra, estoy preparada, solo debo descubrir cual de los niños Castell es mi hijo.

Narrador.

Libeyka llegó al salón de ceremonias y se acercó a Valca.

—Tía, Draco está otra vez con fiebre.

—¿Lo llevaste a la enfermería?

—No, está con Daren, él se hizo cargo de llevarlo. —Valca se molestó y le habló en mal tono.

—¿Y por qué Daren? se supone que él debería estar listo, en pocos minutos comenzará la ceremonia.

—Ya sabes cómo es él.

—¡Debiste llevarlo tú a la enfermería¡ ¡Daren no tenía que enterarse de que ese niñito volvió a enfermarse!

—Lo siento tía, es que Draco estaba llorando y quería ver a …

—Ay yo no sé por qué eres tan idiota, por eso no has logrado enamorar a Daren, porque no sabes tomar buenas decisiones, no lo impresionas con tus tonterías, ahora que se ha convertido en el alfa tienes que ser más astuta, un hombre poderoso puede tener lo que desea y cuando quiera, debes enamorarlo antes de que se antoje de buscarse a otra mejor que tú. —Libeyka habló entre los dientes.

—Basta tía, no me hables así, la gente nos está mirando.

—Nadie está escuchando, si te digo esto es para que abras tu cerebro y lo pongas a funcionar. —A Libeyka se le aguaron los ojos.

—Con los desaires de Daren me basta, no me hacen falta tus insultos.

De repente Valka vio a Gabriel en medio del salón charlando con un grupo de importantes empresarios de la región, junto a él estaba una elegante y exuberante mujer, Valka supuso que era Luna Meyer.

—Mira, ahí está el tío de Daren, vamos a saludarlo, recuerda que debemos ser muy cordiales con él, ese hombre es muy poderoso, casi como un alfa, él puede darle mucho apoyo a tu marido.

Caminaron y se acercaron, ellos estaban junto a otros invitados sosteniendo una conversación. Valka interrumpió y con una voz emotiva le dijo:

—¡Embajador!

Gabriel volteó a mirarla, sonrió como si la mujer fuera de su agrado.

—¡Valca, cuñada! ¿Cómo has estado?

—Muy bien, después de todo.

—Se nota que te has repuesto después de la muerte de mi hermano.

—Debo ser fuerte por la familia.

—Tú sí que sabes cumplir con tu deber. —desvió sus ojos hacia la otra, mientras mantuvo una diplomática sonrisa le dijo:

—Libeyka, te ves cambiada, los años te han pasado factura. —a ella no le agradó el comentario, irguió los hombros y puso una fingida sonrisa.

—¿Acaso el embajador le está diciendo vieja a la esposa del alfa?

—Por supuesto que no, es solo que eras muy niña la ultima vez que te vi, pero ahora eres toda una señora.

—En ese caso tú también, eres todo un señor, ya hasta se te ven algunas canas en la barba.

—Qué detallista eres.

—Mi lobo tiene ojos muy agudos.

—Ya lo creo. Bueno, les quiero presentar a mi esposa, está muy entretenida charlando con los demás y no se ha dado cuenta que me salí de la conversación con ellos.

Aurora.

Ese par de brujas se ha acercado a nosotros, tengo acelerado el corazón, aunque finjo estar tan alegre como todos los demás en esta celebración, decidí beber casi toda mi copa de vino, necesito estar calmada y relajada cuando tenga que verlas a la cara y fingir que me agradan, aunque deseo vomitar tan sólo de recordar sus nombres.

Pasaron al menos un par de minutos, de repente Gabriel me agarró la mano, ha llegado el momento, debo ver sus rostros y fingir que jamás las he visto, también debo actuar con candidez cuando vea sus expresiones, estoy segura de que van a recordar a Aurora en cuanto vean mi rostro, aunque he cambiado el color de mis ojos, mi manera de vestir y de actuar son distintos; también hablo en público con acento italiano como lo haría la verdadera Luna Meyer, sin embargo mi rostro sigue siendo el mismo, me van a recordar, pero mi nueva apariencia las hará dudar, sé que van a estar confundidas.

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