¿Qué piensan?
| Kurt |Deje a mi gatita en nuestra casa bajo la protección de Peter, también les ordene a todos que fueran a sus casas si no tenían que realizar ningún trabajo importante, es solo por precaución. Al llegar a la cabaña donde están los calabozos y deben de tener al fisgón, me encuentro con Marcus. — No ha dicho nada aun — dice enojado. Dejo que él me guie hasta la celda en la que lo tienen, es un vampiro flacucho, sus ojos están rojos, y solo viste un pantalón, miro a Marcus, odio tener que interrogar vampiros, no tienen la capacidad de utilizar nuestro enlace mental al menos de que sean pareja de alguien. — El Alfa quiere saber quién te envió a merodear nuestras fronteras — el vampiro solo nos ignora y me paciencia se acaba. Sin pensarlo entro a su celda, él se abalanza contra mí, pero yo solo lo agarro del cuello, es un convertido de pocos años, por eso no es tan fuerte, Marcus me trae mis utensilios, tengo intención de llegar a la hora de la merienda a mi casa y recostarme un ra
| Kurt |Estrello mi espalda contra el tronco de un árbol para romper los huesos de un vampiro que no se soltaba, tengo el lomo lleno de mordidas por esa sanguijuela, cuando me separo del tronco la sanguijuela cae y sus huesos empiezan a reacomodarse, más no le doy tiempo para que ese proceso se termine ya que le arranco la cabeza. Me mantengo alerta, somos pocos a comparación de ellos, pero hemos nivelado bastante la balanza, no sabía que este grupo fuera tan grande, aunque la mayoría son recién convertidos, tendré que informarlo al Concejo, esto es anormal. El ardor en mi pata trasera y cola se está volviendo insoportable, creo que mi pata está rota en tres partes diferentes, se está curando, pero muy lento, fue buena idea que todos nos vacunáramos a diario desde que supimos de este ataque, aunque le decimos vacuna en realidad es un antídoto para mitigar el veneno en nuestro cuerpo y el efecto que este causa, el cual es ralentizar o en casos graves evitar que nuestro cuerpo se rege
| Kurt |Miro a la cosa arrugada y morada que está en mi brazo, ni siquiera quiero pensar en un nombre, encariñarse dolerá, paso mi pulgar por sus cejas inexistentes, al llegar a su diminuta nariz este estornuda, no puedo evitar sonreír, es extrañamente tierno, casi no tiene pelo y se mueve muy poco, lo único constante son sus expresiones faciales, cambian de un estado sereno a uno disgustado arrugando la nariz y ceño, incluso haciendo pucheros eventuales. — Entonces, ¿no desea saber los resultados? — insiste la doctora Rieda. — ¿Morirá? — no quiero que me dé rodeos con los resultados. — Hay un 78% de probabilidad de que... — ¡No lo diga! — mi vista se nubla, pensé que iba a soportarlo, pero siento que en cualquier momento perderé el control, estuve a punto de perder a mi compañera de vida y ahora a mi hijo, mi pequeña, pero horrible cría, mía, salió de las entrañas de la mujer más importante de mi vida. — Alfa...— ella no sigue hablando ya que estoy agarrando su cuello con mi ma
— NO ME DEJES, POR FAVOR, NO ME DEJES— grito mirando mis manos manchadas de sangre. Estoy en el quirófano donde me operaron, pero a diferencia de antes no estoy amarrada en la camilla con las piernas abiertas, Peter no está a mi lado, ni los doctores o enfermeras. — Tú mataste a nuestra cría, debiste quedarte en casa, debiste mantener la calma. — Por favor, Kurt — intento caminar hacia él, pero el dolor en mi vientre me lo impide — no es mi culpa. — ¡Eres una ex militar! — ruge con los ojos dorados — te enseñaron a mantener la calma, tú no lo hiciste y por eso nuestra cría está muerta, es tú culpa, ya no te quiero como mi compañera, ni como mi esposa. — No es mi culpa, no te vayas. — ¡TÚ ERES UNA ASESINA! — su grito hace temblar el suelo. Agacho la cabeza, tal vez tenga razon, si me hubiera quedado en casa a esperar a los doctores o mejor si no me hubiera preocupado nuestro bebe estaría vivo, aunque ya no este gritándome su odio hacia mí me perfora el alma, pero lo que más me du
— Estan jugando conmigo, ¿cierto? — Marcus nos mira a ambos. — Nunca bromearía sobre algo de la manada — respondo, ya me contagio su sonrisa. Él abraza a Kurt, este al ver que los empujones que le da con una mano no sirven para quitárselo le pide que lo suelte ya que tiene al bebe encima, Marcus se separa de él sin dejar de sonreír. — Creo que ya debes irte — le dice Kurt en lengua de señas y lo miro mal. — Adios, me alegraron el día. — Pense que ya lo sabias, tú debes estar mejor informado que yo sobre la cantidad de miembros — le digo sin dejar de mirarlo. — Sabia que estamos cerca, pero Kurt no había dicho nada así que no quería hacerme ilusiones. — Te entiendo — él hace una reverencia y cuando esta apunto de cruzar la puerta se detiene. — Líder, ¿puedo jugar con el futuro Alfa mañana? — Kurt le gruñe y Marcus me sigue mirando. — Por supuesto, así Kurt descansa un ratito — Marcus sale feliz y Kurt me mira como si me quisiera asesinar, para después hacer un puchero mientras
— ¿Te sientes bien mi niña? — ¿Ese muchacho con peluca te está cuidando? — mi padre ni siquiera me da tiempo de contestar — si no te ayuda puedo cobrar algunos favores y...— ¿Peluca? — Kurt se mete en mi video llamada mostrando la mitad de su cara, de su nariz hacia arriba, sabía que estaba tratando de aprender inglés, pero nunca pensé que se aprendería esa palabra. — ¿Nos está escuchando? — inquiere mi padre serio. — Por supuesto, es mi esposo y vive conmigo. — Si, yo esposo — me da riza como mueve sus manos tratando de hablar lengua de señas en inglés, lo dice palabra por palabra, no por oración, pero es un buen proceso. — Como sea, quiero ver a mi nieto, iremos cuando mi bebe cumpla un año. — Nuestra bebe — le corrige mi madre. Tengo sentimientos encontrados por esa simple frase ¨mi bebe.¨ Me alegra que mi padre este aprendiendo de los errores que cometió conmigo, pero siento esa punzada de celos, sé que es horrible sentirlo de tu propia hermana que ni siquiera gatea.— ¡Qui
| Neylan |—Tienes que sostenerlos de esta forma, en un mes podrás empezar a sostenerlo así también. — observo detenidamente a mi suegra. —Se que los doctores te pondrán una dieta, pero créeme que puedes comer la cantidad que quieras, yo rebaje varios kilos dando pecho, estas pequeñas crías son un agujero negro— la señora Karol pellizca el cachete de mi bebe y este le gruñe. — no entiendo por qué son tan obstinados. Me lo devuelve antes de que comience a llorar, nunca me imaginé que fuera tan arisco con ellas, incluso las intentaba morder aun cuando no tiene dientes, sin contar con la innumerable cantidad de gruñidos que soltó, pensé en regañarlo, pero ellas me dijeron que era lo mejor, es su mecanismo de defensa contra los extraños. Lo observo, ya no me da miedo cargarlo, aun cuando es tan pequeño y se siente tan frágil y aguadito, ellas me convencieron de que no es un simple cristal, puede soportar que su cabeza se vaya para atrás y eso no significa que se va a desprender del peq
| Albert |— Yo quería tener el control hoy. — Ya es mi turno, además estarás presente en todo y podrás hablar con ella, ya no te quejes. Kurt gruñe, yo lo ignoro mientras trato de decorar el plato un poco, no es tan elaborado como los que hace él, es simplemente carne de un animal que acabo de matar, pero lo pique en trozos pequeños y coloque unas gotas de salas. Llevo el plato rápido hasta la habitación, ella está envuelta entre las sábanas abrazando la almohada que coloque para llenar el espacio vacío que deje, me asegure de interactuar bastante con nuestra cría para cansarla y así tener tiempo a solas con su madre. — Morena, te traje comida — ella se remueve, pero no se despierta. Soplo la comida para que el olor llegue más rápido a ella, como lo pensé sus instintos ya están más desarrollados y abre los ojos, me encanta verlos del mismo color que los míos, ella se fija en el plato y perezosamente se levanta, extiende su mano para que le entregue la comida, pero yo niego y con