Curveando los labios, lejos de la vista de su estudiante, Marco oculto la satisfacción de la respuesta que le dio, aprovechándolo en secreto para poder tocarla de manera pulcra con la excusa de ayudarla. Consiente del atrevimiento que se tomaba al pasarse de la raya, decidió ignorarse por un momento y colocarse una raya adicional al hecho de propasarse. Sin espera, la imaginación joven no se hizo esperar así como los posibles escenarios de películas que había visto donde el tacto escalaba a poseerla sobre el instrumento que terminaría escuchándose de manera estruendosa cuando él la poseyera, apoyándose en el piano. –Iniciemos… Ante una palabra, volvió a la realidad sin sentirse decepcionada, siendo consiente que tal escena no sucedería pero si el tacto que la mantendría contenta y en el presente. Los dedos comenzaron a moverse lentamente y sin ritmo, comenzando a sonar las teclas sin una melodía unísona, guiadas por el conteo básico que el mayor daba cerca del oído en repetición s
*** Las partituras del teléfono coincidían con la melodía que se tenía como resultado final. ¿Cuantas horas tuvo de practicar para conseguir el mejor resultado? La respuesta fue “muchas”, pero sobre todo debía hacerlo en secreto. Dos días después de hablar con Doc. Mariana estaba convencida de que Marco jamás la miraría como ella lo veía. Las preguntas sobre los intereses amorosos de Marco empezaron y se terminaron con un único nombre. >>Jennifer<< perdió la mirada que antes estaba sobre el teclado. Doc no agrego ninguna otra información con el nombre o derivado a este. Solo le aseguro que Marco amaba, amo y amaría a una única mujer, aun cuando no podía poseerla. Las esperanzas de la joven murieron de inmediato y se sintió estúpida por lo que pensaba y estaba a punto de ejecutar. Sabía que sin importar cuanto lo intentara, la mirada de Marco solo la catalogaría como “su alumna”. La actual alumna que se había enamorado de él y no podía continuar soportando si no fuera por el cont
Los temores la devoraron al escuchar la orden de detenerse. Sorprendida y asustada, congelo los movimientos, dejando una mirada baja que contenía pánico ante lo que había hecho. >>¿Qué he hecho?<< tragar saliva resulto tan difícil como el acto de intentar verlo. La idea de encontrarse con un rostro furioso que le diera la respuesta contraria a la que esperaba, la hizo sentirse destruida. La película con sus fantasías se destruyó ante una sola palabra, dando paso a la otra que jamás intento visualizar por temor a no ser correspondida. –Esto está mal –endureció la voz, molesto. Una frase basto para causarle escalofríos y pavor. La conciencia la escupió a la realidad y de inmediato tuvo el presentimiento de predecir lo que aria o diría. –Retráctese sobre la dedicación de la canción y hágame saber que me estoy equivocando con lo que pienso. Mariana comprendió a lo que se refería, y por un instante estuvo de acuerdo en seguirle la corriente y cambiar los hechos ante lo que había ejecu
Huir de la habitación resultaba ser la opción favorable del momento. Solo así, estaba convencido de que ella podría calmar los sentimientos como lo estaba haciendo él. O al menos lo intentaba. La descabellada idea de poder tenerla, le inundaba la mente sin detenerse. Frenar las sensaciones que lo invadían lentamente, parecía imposible. La cordura ya no diferenciaba entre lo que tenía que hacer, y lo que deseaba hacer. >>Esto no puede ser real. Ella debe de estar confundida>Realmente le gusto<< la emoción y el recuerdo lo golpearon. Se sentía demasiado adulto para emocionarse por una confesión, así como la idea descabellada de tenerla a su lado como pareja. Ante los ojos de mucha gente, ella solo era una niña. Ante sus ojos, resultaba ser alguien apreciada y valiosa. Una mujer de múltiples facetas, destinada a equivocars
–Sabes Marco, tu tacto es tan agradable –él comenzó acariciarle la cabeza con la mano suelta–. Es una de las cosas por la que me enamore de ti.De inmediato lo atrapo. Las palabras de Mariana le nublaron la cabeza, callando la división interna, recordándole el pasado cuando poseía paz gracias a un ángel de cabello castaño claro que le acariciaba la cabeza junto a un beso en los labios. Había sido la mejor época en su vida.>>Si dijera que es lo mismo para mí, te enredarías mayormente conmigo. Mariana… puede que tema hacer locuras…<
Ante el presente ruido, solo basto unos minutos para que el eco del caminar de la persona de poder, interrumpiera en el recibidor principal, despojándose de los objetos encima que antes habían servido para protegerlo del sol y el clima montañoso del lugar. La vista centrada de este, ante quien necesitaba ver, choco de inmediato con la persona esperada. –Es bueno regresar al hogar que uno posee ¿No lo crees así cariño? –con una sonrisa, se dirigió a la joven complacido de observarla en perfectas condiciones y sin ninguna herida. –Bienvenido a casa, padre –enfrió los ánimos, saludando con una voz fría y una mirada amenazante. –¡Oh! Mi hija me ha dado la bienvenida. Eso es suficiente para que este hombre pueda morir en paz. –Entonces hazlo –el sonido de las palabras, resonó en el salón que guardaba silencio ante la presencia del hombre. –Aun no –sonrió burlo, observando a los sirvientes al rededor–. Mis queridos ayudantes –se dirigió a ellos –me complace volver al lugar al cual deno
*** Agradeciendo mentalmente al chef por la exquisita cena. Comprendió porque era la persona como mejor sueldo pagado dentro de la mansión, entendiendo la interpretación de cada platillo y tema que acompañaba la comida. >>Manos hábiles de preparar manjares dignos de elogios<< intento recordar la última vez que elogio a alguien por la comida. El caminar por los pasillos de la mansión dejaban un leve eco que se extinguían con forme Marco pasaba y priorizaba el destino que resultaba la habitación donde residía. Anteriormente había deambulado por el lugar con la intención de obtener una mejor digestión ante tal momento de enfrentamiento con el señor Méndez, obteniendo al mismo instante paz en cuanto los pensamientos. Todo estaba tranquilo, hasta que el sonido del teléfono interrumpió el escenario relajado que había ganado. –Buenas noches –hablo con cortesía al saber quién iniciaba la llamada. –Marco. Mi hombre favorito. –Y tú único amigo Doc. –continuo los pasos. –Tienes razón pero
“Querido diario… Múltiples cosas han pasado en mi vida. Se podría decir que desde el despido de la señora Verdinel no me había divertido tanto. Como antes, mis pensamientos son acerca de él. Sobre Marco No veo justo el hecho de que sea mi tutor. Y no comprendo cuando empecé a verlo con otros ojos. ¡Claro que con los míos! Pero…de otra manera. Tan solo si pudiera ser como los amantes de las historias que leo. Si tan solo no poseyera la desdicha de amarlo y el deseo de poseerlo como mi más anhelado ser amado. Aun no sé si tengo pensamientos propios o solo son sobre él. La calma al mirarlo me hace pensar que sin importar las edades tengo esperanzas de alcanzarlo. En fin. Escribí algo parecido a un poema así que lo archivare por aquí. Guárdalo. Lo hice pensando en el…” La desdicha de los amantes es la misma pasión que los envuelve.El deseo de poseer a mi amado invade mi mente sin calma alguna de mi ser.A pesar de las edades, eso es algo que los ingenuos pueden juzgar, pero que los e