Selena estaba entusiasmada con todo lo que había comprado para ella. Realmente nunca se había dado un lujo como ese. No desde que su padre la abandonó a ambas. A pesar de que Leticia trabajaba como empleada de limpieza en una pequeña empresa cercana al pueblo, Fred se ocupaba de enviarle el dinero necesario para los estudios de la pelirroja. Por lo que la ostentación y el lujo era algo novedoso para la chica.Tomó el elegante vestido rojo y se lo colocó con la ayuda de Pilar. El vestido de suave tejido de seda caía delicadamente sobre el cuerpo de la chica mostrando su silueta esbelta y femenina. El corte ajustado en la parte superior, estilizaba su figura y el escote en forma de corazón, resaltaba de manera sutil y elegante su busto, mientras que los hombros descubiertos le añadían un toque de sensualidad y sofisticación. La parte baja de la falda se abría suavemente del lado de su muslo izquierdo dándole un efecto de vuelo al caminar. Cuando Selena bajó las escaleras, Bodolf la c
Durante la cena no hubo comentarios, apenas miradas esquivas y el sonido de los cubiertos al chocar con los platos. La situación era tensa e incómoda. Finalmente cuando terminaron de cenar, Edwar se despidió para ir hasta su dormitorio. No aguantaba más el deseo de gritar y desahogar su ira y su frustración.—¡Que tengan buenas noches! Nuevamente bienvenida, Selena. —ella lo miró sintiendo un nudo en la garganta, con ganas de decirle mil cosas a la vez, pero sin poder hacerlo.— Queda usted en su casa, Leticia. —La mujer sonrió amablemente.Si bien, Edwar había estado ocultando sus emociones frente a Bodolf y sus dos invitadas, no podía permanecer más tiempo en aquel escenario tenso y lleno de mentiras. —Creo que es mejor que yo también me vaya, hija. —aprovechó de decir. Tampoco le era del todo agradable estar en aquel lugar.—Espera el postre, mamá; luego el chofer te llevará a casa. —Selena le pidió a su madre. Si algo no deseaba era quedarse tan pronto a solas con Bodolf, much
Selena esperó a que su madre se quedara dormida, y sin más remedio, tuvo que regresar al dormitorio matrimonial. Entró a la habitación con sumo cuidado para no despertar a su esposo y que este notara allí, su presencia. Si algo no deseaba la pelirroja era volver a estar con él. Mas, cuando abrió la puerta, Bodolf estaba sentado en la cama esperando por ella. La pelirroja tenía que zafarse de él a como diera lugar, no quería que volviera a tocarla, no ahora que Edwar había aparecido nuevamente. Rápidamente pensó en exigirle una explicación por algunas situaciones que su esposo no le había dicho. Mas, no tuvo tiempo de hacerlo.—¡Mi querida esposa, al fin llegas! Estaba ansioso de verte entrar por esa puerta. —exclamó Bodolf en tono seductor y perverso.—Me entretuve con mi madre. —expresó algo perturbada— Pensé que estabas dormido. —añadió. —¿Dormirme? Jamás —dijo y se levantó de la cama para acercarse a ella. Selena caminó hasta el lado contrario al suyo.— ¿A dónde vas? —Tiró de
Bodolf subió hasta la habitación donde se encontraba Selena. Ella permaneció acostada por indicaciones del médico. Escuchó los pasos acercarse; debía ser él, debía ser el hombre que logró lastimarla de aquel modo sin importarle nada. El pelirrubio entró al dormitorio y se acercó a ella, con una actitud un tanto arisca Selena se volteó de lado para no verlo.—Sé que estás enojada conmigo. Pero tienes que entender que eres mi mujer y no puedes rechazarme como a cualquier objeto. —dijo posando su mano en el hombro de la pelirroja.—¡No me molestes por favor! —contestó y se apartó de él— sigo sin sentirme bien. —espetó.—¿Qué te dijo el médico? —Bodolf indagó previamente antes de hablar con la chica, no podía correr el riesgo de que el médico hubiese dicho algo diferente a lo que le indicó Caleb mientras iba por él.—Dice que fue sólo una reacción de mi cuerpo al recibir el golpe que me has dado. —respondió con enojo sin mirarlo. —No quería hacerte daño. Sólo deseaba que pasáramo
Ambos parecían ansiosos en su habitación, Edwar pensando en que no debía dejarse llevar por sus impulsos nuevamente, y Selena deseosa de que Bodolf terminara de irse, aunque tratando de convencerse a sí misma “No puedes pensar en acostarte con el hermano de tu esposo” “Edwar también te engañó y dejó sola, no es tu culpa lo que ocurrió luego” “Deja ya de pensar en él, relájate, todo va a estar bien” y esta última frase es precisamente la que la llena de dudas, porque no puede dejar de pensar en él ni un sólo segundo y porque estando frente a él, nada estaba bien.Bodolf entró a la habitación justo para despedirse de ella, se acercó a la pelirroja y se sentó al borde de la cama.—Regresaré pronto, espero te portes bien y no estés inventando cosas, ¿eh?—¿A qué te refieres? —preguntó ella en tono hostil.—Selena, amada mía, sé que crees que soy un monstruo porque tuve que usar ciertas estrategias para convencerte de casarnos, pero no fue así. Cuando tu padre vino a ofrecerte yo estab
Mientras Edwar disfrutaba de la tibieza del sol y sonreía junto a Arlet en el jardín, Selena lo observaba discretamente desde la sala principal. Verlo junto a aquella mujer despertaba celos en ella. Sólo imaginar que la hermosa enfermera pudiera conquistarlo, le generaba emociones incontrolables. Aquel hombre no sólo era excesivamente apuesto, era un amante increíble; Selena revivió aquella noche junto a él una vez más, recordó como su cuerpo se estremecía al sentir dentro de ella los movimientos pélvicos y ondulantes del lycan, su fuerza, el deseo que se reflejaba en su mirada y el sabor de sus labios devorando los suyos. Instantáneamente sintió como su vagina se humedecía y como se movían intermitentes sus paredes vaginales tras la idea de volver a contener su sexo eréctil dentro de ella. La pelirroja, caminó hacia el bar que estaba situado en un rincón de aquella sala, el cual estaba finamente decorado con elegancia y buen gusto, las paredes revestidas con madera oscura y adorn
Selena se acercó a la cama y él se incorporó ligeramente para recibirla. La pelirroja se sentó a su lado, de frente hacia él, se inclinó buscando sin dudar aquellos labios. Edwar no pudo contenerse, no después de haber deseado que ella llegara hasta su habitación. Mas, no con la intención que fue la chica ¿o quizás sí? Era tonto engañarse, era tonto negar que también deseaba estar con ella. Quería poder decirle que la noche que supo que ella estaba casada con Bodolf, no pudo dormir durante toda la noche imaginando que se entregaba a su propio hermano, pensando en que otro hombre la hacía suya, que moría de celos y de impotencia.Cuando sus labios se unieron en un beso apasionado, ambos sintieron sus cuerpos estremecerse como si una descarga eléctrica se traspasara del uno al otro, intercambiando sus energías, su esencia. Selena acarició el pecho semi desnudo de Edwar, mientras él amasaba y acariciaba sus desnudos y turgentes senos. Aquellas caricias eran apenas un pequeño abreboc
Como dos lobos insaciables, Selena y Edwar vuelven a amarse esa noche. El lycan no desea salir de ella, ni ella dejar de tenerlo dentro de su cuerpo. Todos los prejuicios y sus egos quedan a un lado ante la necesidad de amarse y poseerse. La pelirroja ha olvidado las palabras de Bodolf sobre la traición de su hermano con su ex esposa y Edwar se desprende de sus dudas, y el hecho de que ella haya podido estar con Bodolf resulta irrelevante en ese preciso instante. Es como si estando juntos, todo careciera de importancia, y solo ellos dos y aquel extraño deseo que los envuelve y seduce de manera inevitable e irrevertible, fuese su única razón de vida.Selena siente al lado de Edwar que está a salvo de todo, el único lugar en que se siente segura es entre sus brazos. Ninguno de ellos desea desaprovechar aquella segunda oportunidad que la vida le da. ¿Es esa su única oportunidad para volver a amarse? Quizás sí, pero de no ser así, esa es la excusa perfecta para estar a solas y devorarse