Capítulo 3

El reloj en el escritorio de Kylian marcaban las 9:30 de la noche. Estaba esperando a que sus hombres le dijeran exactamente a donde había ido a parar Nicole. No le importaba lo que hiciera la pelirroja, pero le causaba curiosidad su ubicación actual.

Zeus estaba mordiendo uno de sus juguetes ruidosos, haciéndolo perder cada vez la inexistente paciencia que tenía. La información del piloto ya la había leído y nada le parecía interesante o relevante.

El tipo era un inútil y tenía un ingreso decente. Nada llamativo, pero no podría darle una buena vida de lujos a nadie.

Un asalariado más.

—Está en Dream night con Selene. Llegaron hace unos 20 minutos y se fueron al ala VIP —le informó Matt, entrando a la oficina.

—Qué pequeña se volvió Irlanda para ella —suspiró—. ¿Cómo llegó a mi bar?

—Eres dueño de casi todos los bares, clubes y discotecas de moda de la ciudad, Kylian. Es imposible que no asista a alguno.

—Me debe estar siguiendo... —se levantó de su silla—. Zeus, vamos a trabajar.

Su perro se levantó con su juguete y siguió a su dueño.

—Kylian, déjala ser. La chica está limpia y no tiene una mala vida. No sabe de la mafia y solo le gustan los animales. Pagó sus deudas siendo modelo y se retiró. Está limpia —le pidió Matt.

—Sus tíos están preocupados por su relación. Soy amigo de la familia y no quiero dramas en mi vida. Voy a trabajar y puede ser que le preste un poco de atención por un instante. Luego vuelvo a la normalidad —le explicó.

—No la dañes si tú no...

—Déjalo así, Matt. No te metas en mis asuntos y ve para otro lado —lo miró—. La vida no es color de rosa y no lo voy a dejar pasar. Si me meto con ella o no, es mi jodido territorio. Si decido destruirla, es mi puto país en el que ella decidió estar —Kylian lo miró con frialdad—. Así que, tú te callas y me obedeces.

—Te vas a arrepentir. Ella no es...

—Y tú no la puedes consolar y tampoco mirar. Es una orden de tu Capo —le advirtió—. No te metas en lo que yo quiero y llevemos la fiesta en paz. No te preocupes por Nicole porque ella está ciega por el piloto y yo jamás podré quererla.

Salió de la oficina molesto por la actitud de Matt. No debía cuidar a una mujer con la que quería pasar solo una noche. Le cabreaba que la defendiera y ni siquiera la había conocido.

☆☆☆

Nicole y Selene estaban en la parte VIP del club nocturno. Era uno que estaba de moda y resultaba difícil ingresar. Ambas lo lograron por ser bonitas, pero esa suerte no la volverían a tener si el hombre de seguridad era cambiado. Nicole tenía una falda corta roja y un crop top de tirantes del mismo color. Dejaba ver su ombligo y aunque tenía un blazer, no se lo puso por el calor. Botas hasta más arriba de las rodillas de color negro y su cabello recogido en una cola alta. Selene estaba vestida igual, pero su ropa era blanca.

La temática del club esa noche era "Twins". Si no te parecías, podías usar la misma vestimenta.

—Dos mojitos, por favor —pidió Selene, cuando se sentaron, después de bailar un rato—. ¿Entonces te vas a casar? —le preguntó, regulando su respiración.

—No estoy segura. Siento que después de pedirlo y esperarlo tanto... —apoyó una mano en su mejilla—. Ahora que se me da no sé cómo sentirme.

Selene la miró y la abrazó. Ellas son mejores amigas y las únicas solteras del grupo. Ambas estaban teniendo dificultades en su relación con sus pilotos, pero a diferencia de Selene, ella no lo estaba haciendo por aparentar.

—Vamos a beber hasta olvidar nuestros nombres, Nicole. Ahí veremos si se te ocurren mejores ideas.

—¿Y a ti? —el bartender le entregó los mojitos, después de guiñarles un ojo—. ¿No se te ocurre nada ahora?

—Yo ahogo mis penas en alcohol una vez al mes —le sonrió—. ¡Bebamos como si el mañana no existiera!

—¡Sí! ¡Hasta olvidarnos de quienes somos! —siguió Nicole.

Ambas mujeres se tomaron la bebida a fondo blanco y fueron nuevamente a bailar después de dos shot de tequila.

Kylian se encontró con Nikolas en el área VIP del club, viendo como las chicas estaban pasadas de copas y varios hombres intentaban acercarse.

—¿Por qué no intervienes? —le preguntó al griego, al verlo cabreado.

—Es mi mejor amiga y le doy espacio. Solo la estoy cuidando de lejos.

Kylian tenía el club lleno de su gente y aunque Nicole parecía pasarla bien, no le gustaba que ella estuviese tan fuera de sí. Parecía feliz y desenfrenada, pero no le gustaba verla tan borracha. De la nada, pusieron la canción Beautiful Things de Benson Boone y los asistentes empezaron a cantar a todo pulmón.

Nicole se movió de manera sexy, o mejor dicho, lo sexy que una borracha sin sentido común en ese momento podía generar. Él sonrió, después de todo, estaba disfrutando la vista. Dos hombres se acercaron a ellas para tratar de perturbar su paz. Kylian se encontraba sentado en el bar observando la situación. Nicole frunció el ceño y le dijo algo al oído a Selene. Ambas encararon a los sujetos, que alzaron las manos y se fueron. Las chicas se rieron y caminaron directamente al bar.

Bueno, Selene fue detenida por Nikolas y Nicole se cuenta se dió. Miró a Kylian y frunció su boca, llamando la atención del mafioso. 

—Siempre que te veo digo que te me pareces a alguien... —arrastró sus palabras, obteniendo otro mojito. Kylian casi mata con la mirada al bartender, quien cambió la bebida por agua con gas—. ¿Por qué me quitaste mi bebida? —lo señaló al recibir otro vaso—. Sabe horrible...

Kylian se rió, pero no dijo nada.

—Como te seguía diciendo... te me pareces a alguien —balbuceó—. Yo conozco a un idiota que se quiere acostar conmigo, pero no entiende que no es mi tipo de hombre. A mí me gustan los hombres fuertes, pero cariñosos, dulces... lindos... y que no sean imbéciles —lo señaló—. Te pareces a ese hombre... me caes mal. Siento que te odio.

—Yo soy mejor que el idiota de tu novio y cualquier tipo que tú puedas conocer —le comentó, tomando de su vaso de whiskey—. Solo que no quiero ser un caballero contigo. Tú eres una mujer que quiere matrimonio y una vida rosa —ella hizo pucheros—. Yo no puedo darte eso. Todas las mujeres buscan es jugar con los sentimientos de uno y no estoy dispuesto a arriesgarme tanto.

—Me imagino que ya conociste a todas las mujeres que hay en este mundo —se burló—. Yo no tengo la culpa de que tú eligieras a una mujer que no quería ser amada por ti, pero yo voy a hablar por mí —lo señaló, él miró su bonito dedo—. No quiero casarme, solo quiero tener una relación en donde sentirme amada y segura. Viernes de películas y domingos de estar todo el día en la cama. Quiero una familia de dos. No está mal ser una mujer que quiere matrimonio y una vida rosa en mi hogar. Si quisiera una guerra, para eso tengo la calle.

—Yo hago las guerras, cariño —le guiñó un ojo.

—Pero yo necesito paz. Tú pareces un hombre peligroso y produces miedo. También estás herido y con la gente así hay que tenerle cuidado. Si salgo embarazada capaz me dejas siendo madre soltera y...

Giró su silla y la arrastró hasta dejarla frente a él.

—No reflejes los deseos del inútil de tu novio en mí —la tomó por sus mejillas y el roce de sus narices era inevitable—. Te daría el universo entero si llevaras a mi hijo, pero no quiero. No quiero hijos y no quiero responsabilidades. Solo Zeus es quien tiene mi atención.

Ella sonrió y besó la punta de su nariz.

—Hasta los perros con rabia tienen cura —él miró su boca y luego esos ojos brillantes que lo estaban haciendo perder la paciencia—. No soy la mujer que te lastimó y no quiero nada que venga de un hombre que cree que puede arreglar las cosas siendo un bruto —ella puso su mano sobre la de él—. Me estás lastimando y mientras tú sigas siendo así, no obtendrás más que rechazos de mi parte.

—¿Qué estás queriendo decir? —soltó su agarré y miró que sus mejillas estaban rojas.

—No lo sé, piensa un poco. Te he dado suficiente educación gratuita cuando no te mereces nada —le sonrió—. ¿Puedes soltarme ahora? —lo miró con diversión, él asintió y obedeció—. ¿Qué haces aquí?

—Soy el dueño de todos los locales de moda de la ciudad —le respondió y la volvió a poner en su lugar—. Siempre inspecciono en las noches mis cosas. Quería tener todo en orden antes de irme a dormir.

—Y además mentiroso —se rió, Kylian sonrió genuinamente—. Edúcate un poco y vuelve a buscarme. Puede ser que la próxima vez te preste atención —se levantó y se tuvo que agarrar porque se mareó—. Tú pareces un animal sin ley y la vida no es así. Todo el mundo necesita reglas y tú pareces educado para muchas cosas, pero no para tratarme.

—Edúcame tú.

—No me pagas para darte clases particulares —se acercó y le dió un beso en la mejilla para despedirse—. Tú tienes el aspecto de Zeus y la personalidad de Ezequiel. No me puedo arriesgar a perder mi tiempo educando a alguien que solo quiere hacer su voluntad.

Kylian tomó su rostro con delicadeza esta vez y ella sonrió.

—Te dejaré educarme —dijo ronco—, si eso me permite tenerte en mi cama...

—Entonces sigue siendo Ezequiel, Kylian —se alejó de él.

El mafioso suspiró y vió llegar a Nikolas más molesto que antes.

—Nicole quiere educarme.

—¿Educar al mafioso? —se burló el griego.

—Sí... —y el hombre estaba pensando sinceramente aceptar su juego.

Kylian no lo sabía, pero no era Nicole que había caído en las garras de él.

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