Capítulo 4

Nicole lo había dejado ahí sentado sin importarle lo que le había dicho. Para empezar, ella no estaba segura de si era él. Quiso decir cada palabra, pero no supo si había alucinado o era verdad. Ella siguió bailando y tomando a su antojo, no le importaba nada más. Solo quería sacar la amargura y dolor de su pecho. Sentía como si su corazón se partiera en pedazos, pero sabía que saldría de eso. De tantos desplantes que le había dado Iker a ella, se había acostumbrado y el dolor era momentáneo. Hoy estaba triste porque después de tanto pedirlo, Iker le dió lo que esperaba, pero simplemente, el tiempo ya había pasado.

¿Qué otro problema podría tener Iker? Qué ella nunca fue prioridad para él. Nicole siempre lo esperó, siempre lo entendió, siempre, siempre estuvo y fue prioridad para ella... en cambio, él...

—Hoy no puedo, Nicole.

—Hoy no tengo dinero, Nicole.

—Quiero salir contigo, Nicole, pero no puedo porque... 

Siempre había algo primero que ella. Iker salía con sus amigos, con su familia y con todo el mundo menos Nicole. Ella entendía que la prioridad era la familia. Él siempre los puso en primer lugar sobre cualquier plan que tuviera con ella. Una vez no salieron por casi 3 meses por un viaje que él le dió a su madre y su tía. En una cena, ellas eran primero. Un fin de semana salieron como pareja a un hotel. Una escapada romántica para los dos y en plena estadía, ellas lo llamaban para que resolviera por la compra de unas entradas al cine. Cabe destacar, que el domingo en la mañana lo volvieron a llamar para que llegara a casa con las entradas.

Nicole lo entendió. Quería hacer funcionar su intento de relación, pero ella nunca fue prioridad para él. Iker la quería profundamente, pero simplemente, ella no era su prioridad. El hecho de que le pidiera matrimonio la emocionó al inicio, pero él tuvo que dejar la llamada porque su madre lo llamaba.

Nicole respiró y salió a la terraza del local. Estaba recibiendo la brisa nocturna mientras sus pensamientos viajaban a todo lo bonito que Iker le dió, pero nunca fue suficiente. Las lágrimas rodaron por sus mejillas y deseó profundamente que las cosas cambiaran. No iba a seguir con la relación, pero esa noche dolía. Los recuerdos dolían porque no fueron una mala pareja.

Simplemente, no estaban destinados.

—Las niñas bonitas no deben llorar —dijo Kylian, cuando llegó a su lado—. Una moneda por cada uno de tus pensamientos.

—Dame diez millones y prometo contarte todo —ambos se rieron, ella limpió sus lágrimas, pero no le dió la cara—. ¿No hay privacidad en este lugar?

—Para ti no —dijo sincero—. Puedo darte más de diez millones, pero debes prometer decirme que te pasa.

—¿No te cansas de no ser la prioridad de las personas? Siempre estás para alguien y entiendes todas las situaciones y cuando no te dan opciones...

—Amé tanto a alguien que me dejó seco. Puedo ser todo lo que deseen, pero no puedo darle amor a las personas. Ella me dejó más dolor que cualquier otra cosa —Nicole lo miró, esos ojos bonitos se veían tristes—. No ames demasiado, chica. No ames tanto a alguien como para olvidarte de ti.

—¿Eso es lo que aplicas ahora? —asintió—. No puedo hacer eso. Yo creo en el amor por la manera en la que amo yo. Alguien tendría toda la jodida suerte de estar conmigo y sentirse querido. Pero tal vez... un poquito de prioridad...

—Puedo darte prioridad en mi vida —la interrumpió, ella sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos.

—Me quieres en tu cama —él se arrimó un poco más, ella olía bien. Odiaba los aromas a cítricos, pero ese olor a piña era delicioso—. Me darías prioridad en tu cama.

—Te daría prioridad mientras estés conmigo. Serías la dueña de todo una noche, Nicole —alzó su mano y acarició su cabello—. Tendrías el poder de hacer lo que desees. Irlanda sería tuya.

Ella negó con la cabeza con esa misma bonita sonrisa.

—¿Y después? Estamos juntos una noche y en la mañana nos olvidamos. Estamos juntos una noche y me das el mundo entero, pero después tienes otras prioridades y yo pasó a otra página cerrada de tu vida. ¿Es así o me equivoco? —él se movió y se puso frente a ella.

—¿Por qué quieres pensar en un después si ni siquiera has aceptado el ahora? ¿Por qué nos debemos adelantar a algo que no ha pasado, Nicole? —ella lo miró y él sintió como quería corromper esa mirada, esos ideales y hacerla suya.

Kylian tenía un año en constante pelea con Nicole. Siempre hubo tensión entre los dos, pero al irla conociendo y tratando más, siempre terminaban igual. En una discusión por cualquier cosa o en ese tira y afloja de hoy sí y mañana no.

—Porque no quiero sufrir, Kylian. Con Iker he entendido muchas cosas y no quiero que me traten bonito para después ser cualquier cosa. 

—Dime entonces como quieres que te trate y lo haré —acarició su mejilla—. Te daré el puesto que quieras, pero no le metas pecho ni sentimiento a esto. Edúcame hasta que te sientas segura y me das una noche —ella se dejó llevar por su caricia—. Solo te pido una noche. Tú me educas a tu gusto y yo te enseño como un hombre debería tratarte.

Kylian la observó de la misma manera que ella lo hacía. Dos almas atormentadas por personas que los hirieron constantemente por su extraña manera de quererlos. Pero ahí estaban los dos. Tratando de enfrentar al mundo como les tocara. Kylian ahogando sus emociones haciendo su ley y Nicole, trabajando hasta que fue obligada a ir a casa por una temporada.

—No me vas a dar lo que yo quiero, Kylian.

—Podemos intentarlo y mientras vamos viendo...

—No —se negó rotundamente—. Mi corazón no va a aguantar eso. No quieres nada serio. Solo quieres sexo y yo no puedo darte...

—Puedes, pero no quieres. Pides que te traten como a una reina y te lo puedo dar. Te puedo dar todo, pero solo es una noche. Dame una noche y después...

Sus ojos se llenaron de lágrimas, Kylian se sintió alarmado y algo se movió en su interior. No quería hacerla llorar y mucho menos sentir mal.

—Eres Ezequiel... —aseguró, con su respectivo nudo en la garganta—. Me quieres usar y...

—Puedo estar detrás de ti el tiempo que tú quieras. Te puedo cortejar y darte el mundo si... —él guardó silencio y se sintió un imbécil. Le daría todo por una noche de sexo, pero es que ella era una mujer completamente hermosa y... nada, la quería para él y una noche.

—¿Puedes durar un tiempo conmigo y hacer que Iker se arrepienta de perderme? —dijo en un susurro de voz.

Se sintió indignado por el simple hecho de que ella quisiera usarlo.

—¿Diez millones por clase? —intentó hacerla olvidar eso que le estaba comiendo la mente.

—No quiero dinero, pero haremos las cosas bien. No importa que solo sea una noche, Kylian. No me vas a tratar como a una cualquiera y tendremos reglas y límites.

—Llevaré a Zeus, él también quiere que le des unas clases de ser un buen cachorro —él se acercó un poco más—. ¿Tienes novio, Nicole?

Ella suspiró y se apartó de él.

—Te buscaré cuando esté soltera —Nicole se tambaleó—. Espera por mí.

—Me tienes miedo —susurró—. Vamos, te llevo a casa de tus tíos. Estas lo suficientemente borracha como para perderte o terminar tirada en una plaza sin saber quién eres.

—Creo que acabo de encontrar un lindo perrito —bromeó caminando hacia la salida con él.

—Y yo un dolor de cabeza por solo una noche contigo —admitió.

—Bueno, valgo mucho, cielito.

—Lo sé y por eso acepto todo lo que me pides.

Kylian solo había deseado a una mujer desde que la vió. Pero ahora aparecía Nicole y despertaba esa curiosidad que solo le había pertenecido a Kassia.

Iba a matar su curiosidad en una noche y luego seguirían como si nada.

No iban a meter sentimientos y todo sería meramente carnal.

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