Habían pasado algunas semanas desde la última vez que Nicole y Kylian se vieron. Eso no quiere decir que la pelirroja no estuviese siendo vigilada. Lo estaba, solo que la chica no lo sabía. El mafioso le dió la libertad de hacer lo que quisiera, pero estaba perdiendo la paciencia. ¿Por qué tenía que esperar por ella? Nadie le decía que hacer y ella no sería la primera.
Nicole era el tipo de mujer con la que no puedes involucrarte más de una noche. Ella te va a exigir y reclamar tiempo. Pedirá salidas y mucha atención. Una mañana invadirá tu habitación y después se adueñará de tu mansión. Es del tipo de mujer que te va a pedir todo mientras llora para conseguir su fin. —Zeus, apestas a perro mojado —se quejó del olor de su mascota—. ¿Por qué en la peluquería no te trataron? Zeus lo miró, se levantó de su cama y se fue a tomar agua indignado. —Ahora el perro me ignora —Zeus le ladró—. Bueno, eres un animal, Zeus. Apestas a rayos y sí, eres un perro —lo señaló. El pobrecito del Cane Corso empezó a refunfuñar por quien sabe que cosas. Matt entró cuando la discusión entre Zeus y Kylian estaba llegando a un punto de inflexión. —Ni siquiera voy a preguntar —ambos dejaron de discutir—. Nicole está en la piscina con Selene. No sé cuando llegaron, pero tienen bastante rato disfrutando del poco verano que nos queda. —¿Selene no trabaja? —frunció el ceño—. Creí que volvería con Nikolas hace unas semanas. —Se irán en unos días a Dubai. Nicole volverá a trabajar y Selene seguirá estudiando la gastronomía de ese país. También he venido a hablarte de la situación con una caridad. Al parecer quieren que nosotros asistamos, pero hay tráfico de niños. Podemos intervenir en lo que toquen territorio europeo y... —Vamos a bañar a Zeus —lo interrumpió. —Capo, estoy hablando de... —Lo sé, pero necesito bañar a Zeus —insistió—. Mientras lo baño tú me irás dando toda la información que necesito y saber quién es el encargado de la trata de niños. Quiero saber hasta lo más mínimo para poder proceder. —Llegan a Dublín mañana por la noche —Kylian se levantó de su silla, tomó la correa, se la puso a Zeus y los tres salieron de la oficina hacia el patio trasero. —¿Por qué quieren que nosotros vayamos a esa fulana caridad? —bajaron las escaleras—. Irlanda no se mete con niños, mujeres y embarazadas. No somos traficantes de personas. —Antes la organización lo hacía. Creo que no saben que tomaste las riendas y cambiaste muchas cosas —salieron al patio trasero, buscó la manguera, la conectó y se la entregó a su jefe—. No sueles salir mucho a trabajar... —Que no me vea la gente trabajando no quiere decir que yo no lo haga —buscó las cosas de Zeus—. En lo que lleguen a Dublín libera a los niños. Hay casas de acogida que son de mi madre. Esos niños pueden ir a la escuela y tramita todas las identificaciones que sean necesarias. Secuestra al encargado y me lo llevas al sótano después que termines tu trabajo. —¿Te harás cargo? —Sí. Voy a mostrar su cabeza como obra de caridad para la gente que está en ese lugar —lo miró con frialdad—. Y prepáralos a todos. Ese día haremos un exterminio. —Son gente con poder y puedes... —En Irlanda se hace lo que yo diga, Matt —abrió la llave de la manguera—. Ellos vinieron a mi país a imponer su ley y saben a la perfección que en donde está la gente del Sacerdocio... —Ellos no pueden estar —culminó Matt. Kylian asintió y se encargó del olor a perro callejero de Zeus. Se necesitó a más de tres personas para bañar a su pequeño cachorro. Podía hasta ser gracioso porque la única manera de que el irlandés sonriera sinceramente, era con las travesuras que le estaba haciendo Zeus. Nadie lo vió venir y fue el acto más cliché que le pudo hacer Zeus a Kylian. Salió corriendo para irse al patio de sus vecinos a corretear a Ezequiel. Ambas mascotas se repelían. —¡Zeus, vuelve aquí ahora mismo! —le gritaba su dueño, viendo como el avestruz corría por toda la casa de los tíos de Nicole. La pelirroja al ver como su mascota era acechada por el perro del inframundo, se puso el short que estaba en una silla y fue en busca de Ezequiel. —Ese hijo Hades me va a terminar matando de un susto —susurró asustada, al ver como Ezequiel la miraba a lo lejos—. ¡Eso te pasa por estar invadiendo casas ajenas! ¿Cuántas veces no te he dicho que te comportes, Ezequiel? Matt miró desde una distancia prudencial la situación y le pareció hilarante que su jefe y la mujer que ahora vigila, también pelee con un animal. —¡Zeus, detente! —gritó Kylian, como por arte de magia, su cachorro se detuvo y se regresó con soberbia, olió a Nicole y se le echó en los pies—. Ah... maldición... —susurró y fue con ellos. —Mira, es bipolar como tú —lo miró molesta—. ¡Es la segunda vez que tu perro persigue a Ezequiel! ¿Acaso quiere matar a mi pobre mascota? —Se llama Zeus, tiene tres años y es un cachorro en crecimiento —la corrigió—. Puede ser que reconozca que es un alimento beneficioso en su dieta —frunció el ceño—. No sé, tal vez una pata de... —¡Kylian! —lo interrumpió, él sonrió y sintió un movimiento en sus pantalones. Era jodidamente sexy que su acento escocés se reflejara en ese momento—. Dile a tu pe... Zeus que no se puede comer a Ezequiel. —¿Nos vas a poner restricciones? —Sí —dijo rotundamente. —Zeus no se puede comer a Ezequiel y yo no te puedo comer a ti —alzó una ceja—. ¿Qué pasó, profesora? ¿Acaso le teme a quemarse? —la provocó. Él la observó y aunque no quería ser indiscreto, miró sin disimulo el delgado y perfecto cuerpo de Nicole. Las curvas estaban en los lugares necesarios y sus pequeños pechos eran una obra de arte. Nicole era majestuosa con mucha o poca ropa. Pero ella no tenía idea de lo mucho que estaba siendo deseada en ese momento. —Si vieras mis ojos tal vez podría explicarte mejor —él sonrió. —No necesito verte a la cara para escucharte —pero igual obedeció. —Las normas del buen... —¿Eso me garantiza que no tienes miedo a quemarte conmigo? —la interrumpió. —Terminé mi relación con Iker —confesó, él no demostró ningún tipo de emoción en cuanto habló—. Me voy en unos días por un vuelo privado, pero tengo libre pasado mañana por la noche, así que... —¿Quieres salir conmigo, Nicole? —preguntó rápidamente. —Ni siquiera me dejaste terminar —se cruzó de brazos. —Fui educado y escuché la primera parte sin interrumpir. Además, pregunté si querías salir conmigo. No te lo exigí —acortó el espacio entre ellos—. ¿Te gustaría salir conmigo en una cita pasado mañana en la noche? Ella sonrió. —Todo lo que haces por tener una noche de sexo conmigo —ambos se rieron—. Pasa por mí a las 8 y piensa un poco a qué lugar me gustaría ir —aceptó. —Ponte un lindo vestido —se acercó a su oído y susurró—. También trae tu pasaporte. —No me voy a acostar contigo —él la tomó por sus mejillas y su boca rozó con la de ella. Esa mujer estaba acabando con su paciencia de una manera nada sana y quería estar con ella de una manera muy insana. Mordió el labio de Nicole y besó la comisura de su boca. —No juegues con fuego, Nicole —la soltó—. Porque yo si te haré arder conmigo —se alejó—. Zeus, vamos a casa. Su mascota, que mágicamente se le quitó el sueño, se fue todo sucio a su casa nuevamente. Kylian no había terminado de entrar a la mansión cuando le fue dada la noticia. —Pasado mañana tendrás al jefe de la caridad en el sótano. Todo estará listo en la noche para que hagas lo que tenías planeado. Él sonrió al destino. La vida le estaba recordando que no podía dejarse llevar por el deseo que le tenía a una mujer. Ese espécimen siempre le nublaba los pensamientos con sus palabras bonitas. —Me haré cargo del jefe —se detuvo y se dió cuenta de que Nicole lo había estado viendo—. Voy a salir pasado mañana en la noche. Si yo no he llegado a la fiesta de caridad, vas a dejarlos encerrados ahí hasta que recibas mis órdenes. —¿Qué debo hacer? —preguntó Matt. —Vas a quemarlos a todos mientras yo ceno con Nicole en el mejor restaurante de algún país que me apetezca visitar. Ella dejó de mirarlo y él entró a la casa. De alguna manera, alguien iba a arder en dos días.*Todo está listo, jefe. Esperamos sus órdenes.*Kylian leyó el mensaje y sonrió. Sentía orgullo por lo rápido que trabajaba su gente. Tenía las horas contadas para hacer todo lo que debía. Disfrutaría ver arder a gente sin importancia y se encargaría del hombre en su sótano. —Zeus, vendrás conmigo, pero esta vez debes cuidar a Nicole mientras comemos. Serás mis ojos si yo me descuido —se agachó y le puso un corbatín verde—. Quiero que vea lo buen muchacho que eres. Zeus abrió su boca para jadear, simulando una sonrisa. Kylian lo abrazó y se sentó a su lado. —Tú debes oler y cuidar a las mujeres buenas e inocentes. Debes alejar a todas las que quieran herirme —su fiel compañero lo miraba como si entendiera—. Tú tienes mejores vistas que yo. Sálvame de todo lo que yo no veo, Zeus. Las mujeres son un arma letal y yo no quiero volver a morir en manos de una.Zeus ladró y Kylian sonrió. Sintió como su pequeño cachorrito entendió lo que quiso decirle. Matt entró a la habitación y observó
La cena había transcurrido sin problemas. Fue divertida y hablaron lo suficiente como para cansarse y salir del restaurante cuando cerró. El tiempo les pasó en un abrir y cerrar de ojos. Estaban tan metidos en lo que estaban conversando, que la hora fue tan corta que no querían que terminara. Sabían que era probable que al llegar a la habitación todo cambiara. El mafioso perdió la noción por un segundo mientras iban subiendo en el ascensor. Miró su celular y respondió el mensaje que le había sido dejado temprano.*Que el hombre vea como se queman todos. Que nadie salga y parezca una fuga de gas. No quiero errores.*—¿Kylian? —la voz de Nicole, lo saca de su mundo.—Lo siento, ¿estabas diciendo algo? —ella alzó una ceja—. Estaba recibiendo información de unos animales rebeldes en uno de mis refugios.—¿Todo bien? —él asintió—. Vale, es que Zeus y tú vienen de verde. ¿Qué si te gusta ese color?—El verde nos define a nosotros —era el color de la mafia irlandesa—. Zeus destaca más y se
El ladrido de Zeus en la puerta anunciaba que ya había amanecido. Kylian se dió la vuelta y miró a Nicole profundamente dormida. Sus cabellos estaban regados por toda la cama, pero le era imposible ver su rostro, ya que estaba cubierto. La respiración de la chica era pausada y no ocupada tanto espacio a su lado. De hecho, ella casi ni lo tocaba. Estaba en la punta de la cama, como si el hombre tuviese algo contagioso.Otro ladrido de Zeus hizo que ella gimiera con una leve molestia, sonrió y se sentó en la cama. Tuvieron sexo hasta altas horas de la noche. Se detenían, hablaban y volvían a hacerlo. Kylian se levantó de la cama después de darle una última mirada y abrir la puerta de la habitación. Zeus estaba sentado viéndolo con mala cara, el pobre cachorro tenía un hambre terrible.—Me quedé dormido —se excusó, él llevaba puesto un short y calcetines—. No me veas así, a veces yo duermo también.Zeus pasó de largo y fue directo a la cocina que tenía la Suite, Kylian abrió la nevera y
Ambos se despidieron en el aeropuerto de Irlanda con la promesa de volverse a ver algún día. Intercambiaron números y se agregaron a las redes sociales. Por supuesto que él las tenía, no todo el mundo sabía que Kylian era mafioso y así sucedía con los hombres del Sacerdocio. Eran tipos que hacían negocios sanos y no todo el dinero era producto de la mafia. Entró al sótano y vió algo que le causó mucha gracia. El hombre había organizado la —fiesta—, en un territorio que no entra en sus cochinadas y había causado una incomodidad entre Nicole y él, logrando no tener quizás, su mañanero.—¿Te han tratado bien? —habló, llamando la atención del tipo—. No quería que tus últimas horas de vida terminen con una mala imagen de mí.—Solo queríamos al líder y cooperar... —el sonido de su voz fue forzado, parecía que le dolía la garganta—. Nunca pensé que todos... terminaríamos así.—Bueno, nadie te manda a estar en el territorio de gente peligrosa.—El anterior líder...—Mi padre es una cosa —se
Madrid-España.Casi un mes después...Ser un idiota debe ser una profesión muy bien pagada. Tal vez Nicole no era la mejor mujer para el sexo, pero creyó en las palabras de Kylian, cuando le dijo que le había gustado lo que había pasado, pero jamás por su mente pasó, que el hombre desaparecería después. Un mes se cumpliría en dos días, desde la última vez que supo de él. —Nicole —la llamó Selene, la pelinegra veía a su amiga y por más que quisiera ayudar, tampoco podía. Ella vivía huyendo de su destino en Grecia y las garras de su comprador—, ¿me quieres ayudar con estos postres? La chica dejó de ver por la ventana y fue hacia su amiga. Se sentía amargada y usada. Sabía perfectamente que ellos habían quedado en una noche juntos y más nada, pero ni un mensaje para preguntarle sobre cualquier cosa... nada.Nicole se sintió usada y se encasilló como objeto sexual. Perfecta para satisfacer a un hombre, pero no lo suficiente para que se queden. Iker no era mejor que Kylian. Solo de idiot
Nicole se repitió una y otra, y otra vez que probablemente, en lo que saliera de su habitación, iban a acabar con su vida. Estaba llorando porque la persona que consideraba una hermana, le había mentido. No es tanto que perteneciera a la mafia, Nicole podía pasarlo, pero el hecho de que Selene no confiara ella cuando prácticamente hasta se conocían lo más mínimo... O eso creía ella.En cuanto a Kylian... Dios, se había acostado con el tipo más peligroso del mundo. ¿Cómo supo que era el tercero en ese fulano Sacerdocio? Se lo leyó en los labios a Sasha. Probablemente, también la quiera asesinar. Todos. Ella había leído, había visto como era la mafia y el peligro que eran. Murieron personas en ese incendio y la actitud de Kylian al hablar... —Dios mío... él dijo que no podría salir de viaje si fuera mafioso... pero también me mintió. Todos me mienten. ¿Es qué soy poco confiable? Temen que yo pueda... —no dijo más nada y se metió a bañar para despejar su mente. Le ardían los ojos y no l
Nicole iba caminando por las calles como si fuera un robot. No había perdido a nadie, pero su vida había cambiado en segundos ese día. Las luces se iban encendiendo a su paso anunciando que el sol se estaba ocultando, para darle la bienvenida a la oscuridad. No podía creer que las personas amables en su casa eran asesinos. Es diferente cuando lees y romantizas todo lo que el mafioso hace, pero vivirlo en carne propia era algo completamente distinto.Se había acostado con Kylian y no lo iba a negar, fue la experiencia más placentera de su vida. La primera vez fue producto del deseo, pero las demás, fue todo un caballero. La cuidó aunque la hizo volar hacia las estrellas. Kylian se parecía demasiado a Zeus. Su aspecto era rudo y te producía mucho temor con su mirada, pero al final, era como su Ezequiel. Su avestruz odiaba el contacto o el afecto. Huía y siempre estaba a la defensiva, pero había días en las que él mismo buscaba dar y recibir cariño. Kylian era así, pero no veía que tenía
A Kylian le dió igual que tuviese al Sacerdocio en el departamento que Nicole y Selene compartían. Quería sentarse a tomar algo con la chica porque estaba seguro de que ella podría llorar en cualquier momento. Su cara no lo demostraba, pero quien sabe, igual no la conocía lo suficiente y le daba incomodidad de que la gente pudiera verla siendo débil.—Esto es lo más que puedo ofrecerte porque no sé qué te gusta —le entregó un café helado de vainilla mientras se sentaba, alzó una ceja porque ese era su favorito—. No había galletas ni pastel. ¿Cómo puede gustarte algo tan simple?—Bueno, son mis gustos y tú me seguiste —dijo obvia, miró hacia los lados y no le gustó en donde estaba sentada—. Me gusta ver hacia la puerta...—Y yo quiero que estés lejos de ella —respondió sincero—. No es nada personal, quiero decir...—Es por lo que haces —lo cortó, suspiró y se recostó en la silla. Le gustaba ver a la gente entrando en los lugares, siempre cambiaban las expresiones y era relajante—. Desd