Poco a poco abro los ojos acostumbrandome a la claridad.
<¿En donde estoy?>
Es lo primero que pienso al ver un techo diferente a mi habitación, recorro el lugar con la vista y me doy cuenta que estoy en una camilla, todo es blanco y hay varios aparatos médicos que no entiendo.
Retiro la sabana que me cubría revelando unas vendas alrededor de mi pierna, hombro y siento una en la garganta.
—Caled me mordió... ¡Muchas veces!
Las desenvuelvo esperando ver algo horrible sin embargo en lugar de una mordida hay un tatuaje o marca, es similar a una constelación o algo parecido.
—¿Que fue lo que me hizo?
La puerta se abre, entrando por ella mi mamá, un hombre muy aparecido Caled, rápido lo reconozco por aquella foto como Eban y.... Caled, un escalofrío me recorre la espalda ante su mirada profunda, observa donde estuvieron las vendas y un sonrojo pinta sus mejillas, estamos igual porque yo
No paro de mirar el techo de la habitación, sonrió como tonta por lo ocurrido hace horas atrás. Acaricio mis labios recordando lo lindo y rico que se sintió ese beso. Después de eso me trajo a casa y prometió que pasará por mi mañana ya que quiere contarme mucho más de su manada y mostrarme diversas cosas.Una rafaga de viento hace bailar a las cortinas, Toby se hace un ovillo entre sus sábanas por culpa del frío. Deje la ventana entre abierta porque estoy acalorada o quizá son nervios.Nunca sentí mi cuerpo de esta manera.Las zafagas se intensifican, obligada a cerrar la ventana me levanto. Pero algo capta mi atención antes de cerrarla.La bandera del buzón de correo esta levantada.¿No lo había notado antes? ¿O fue el viento?Rara vez recibimos correos, por no decir que nunca. Me
Caled.—Inclinate por lo tradicional— aconseja la esposa de Malcom. Victoria —. No puedes llevarla a cazar ni nada de eso. Por lo tanto planea algo especial como: una tarde en otro lugar. Una cena talvez o quizá deberías invitarla aquí ¡Eso sería perfecto! La conocería— dice alegre.—¿Crees que es buena idea? No quiero que los del concejo le hagan un desplante.—Yo podría encargarme de eso. Los saco afuera mientras tu traes a la chica e invento algo para distraerlos— propone. Me gusta la idea.—Sí puedes hacer eso te lo agradecería mucho.—¿Pero no solo planeas traerla aquí y ya? ¿O si?—Quiero que conozca nuestra manad.... La manada— enarca una ceja —¿Que?—¿Eso es todo lo que harás?— cruza
Eco.¡¿Esta es la casa de Caled?!Cuanto mucho y tiene cuarenta o cincuenta cuartos. Nunca vi una mansión, esta sin dudas supera la casa de la señora Borges.—Que casa tan grande— digo sin apartar la mirada.—Muchos Alfas han vívido aquí por generaciones, no solo es una casa también es historia— abre la puerta y me deja entrar primero.Solo doy un paso y me sorprende lo elegante de la estancia, todo luce muy caro y parece brillar.¿A que se dedican?—Es muy hermosa ¿Viven muchos aquí?—Por ahora hay alrededor de diez personas, pero no ocurre siempre, normalmente ahí cinco o cuatro viviendo aquí, entre ellos Eb....mi padre.—Entiendo— medito —¿Hablaremos con él esta noche?—No est&aacu
(+18)Entro en su cuarto por la ventana. Sigiloso, se que es atrevido entrar así pero no quiero levantar sospechas. La veo echa un ovillo en un rincón de la habitación.<¿Que le ocurre a nuestra mate?>—Eco... — balbuceo. Me es difícil hablar, tengo la garganta seca.—¡Caled!— se asustada —¿Que haces aquí?—¿Que... te ocurre..?— logro pronunciar —¿Estas.. Bien? ¿Alguien.. te.. hizo algo?— me acerco a ella, examino su rostro con ambas manos.—No, estoy bien— aparta mi mano con delicadeza —, más bien ¿Que haces aquí? ¿Te sientes bien?Miente y no sabe hacerlo bien.—No cambies.. el tema Eco— me pongo en cuclillas. La obligo a verme sujetando su mentón &
(+18)Caled.La tina está lo suficientemente llena. La coloco dentro y suspira dichosa. Permanezco de pie, cerca, observándola detenidamente.Me gustaría decir que estoy satisfecho pero seria una mentira, quiero todo de ella. Acabamos de terminar y ya quiero volver a escucharla gemir.—¿Mejor?— pregunto. El agua llega hasta sus hombros.—Si— me mira de arriba a abajo. Aparta la mirada sonrojada.Ya nos hemos visto todo pero permanece con pena.—Te traeré jabón— el agua deja ver sus gloriosas piernas y me calienta de nuevo.Necesito tomar un baño también con agua extra helada.Abro las cabetas, saco jabón liquido y dos toallas. Hay de todo en el mueble, desde artículos de higiene personal hasta batas de baño con distintos tamañ
—Por donde empiezo— paso la mano por mi nuca.—Por el principio— da un sorbo al café.<El principio es difícil de comprender>—El principio.... — repito nerviosa.—Si, el principio. No estoy loca, se perfectamente lo que vi.Doy una bocanada de aire. Debo decirle todo. La noche anterior quede con Caled de contarle la verdad juntos pero solo pensar en lo alterada que puede ponerse me hizo cambiar de opinión, prefiero contarle yo misma, sin mentiras, sin filtros, la verdad y nada más que la verdad.Clara y directa.—Soy la mate de Caled— digo rápido con claras intenciones de que no me escuche.—¿Que?— hace una mueca confusa.—Soy.. la.. la. mate.. de Caled— tartamudeo.—¿Ahora los jóvenes dic
Eco. El trascurso a casa es agotador. No sólo me siento cansada sino también preocupada y enferma. La platica con la señora Anna lejos de ayudar a aclarar las dudas, más bien las multiplicó. ¿Porque yo nunca supe..... Nada del pasado de Abu? A veces le preguntaba pero contestaba con otra pregunta. Era muy buena esquivando el tema.—Supongo que para ese entonces, no le tomé mucha importancia. Respetaba mucho su privacidad pero creo que debí insistir un poco más en saber algo de ella. Su pasado es extraño y no lo digo por Anna, sino por las cosas que encontré en la casa. El libro, el mapa, la cueva, el espejo y los demás objetos que ahí allí. ¿Eran de ella o de alguien más que hábito antes? —Ahora que lo pienso... Jamás conocí al Abuelo. Tampoco necesite hacerlo. Aún así es curioso. —A lo mejor es correcto pensar que no quiera tener nada de ese persona que la abandono. —¿Porque hablas sola?—Me ayuda a pensar.
—Bienvenida a las antigüedades del viejo Caballero Azul— dice con sarcasmo después de soltar un insulto casi inaudible.Sin comprender aún, entro a la tienda. La visualización del lugar es como viajar en el tiempo, cual si hubiera atravesado un portal desde la puerta, dividen dos mundos diferentes. Una melancolica melodia de piano retumba por el lugar, se escucha tan triste y hermosa al mismo tiempo.—Este lugar es fascinante— llama mi atención una maquina de escribir, luce intacta. Verla en perfectas condiciones me provoca pulsar una letra, pero el específico letrero ~No tocar~ arruina el momento.—A ti todo te gusta— rueda los ojos —¡Anthony! ¡Ya volví! Y traje a la original— grita.—Las escuche entrar. Por favor pasen— ofrece amable una voz, de inmediato busco al dueño.&