Eco.

—Ey...— sacude mi hombro —. Despierta.

Entre abro los ojos, aunque aún tengo la vista borrosa puedo ver que el lugar se encuentra libre de neblina, es similar a un bosque solo que con muchas rocas. Demasiadas diría.

—¿Que...— me quejo, las rodillas me duelen y el cuello también —...pasó?

—Vamos, te explicaré después— pasa mi brazo sobre sus hombros y me ayuda a caminar.

—Gracias.

—De nada— sonríe o eso creo que hace.

Durante el recorrido colinas arriba mis ojos se acostumbran a la extraña luz grisácea del lugar.

>>¿Como pude acabar aquí?<<

>>¿Para que era precisamente ese montón de símbolos? Tenía otra idea en mente como una explosión o que salieran rayos de mis manos pero ¡Jamás nada como esto!<<

>>¿Podré si acaso salir de aquí?<<

—Paremos allí— señala un pequeño espacio debajo de una enorme roca. Jadeo.

—¿Y si esa piedra nos cae encima?— pregunto calmada ¡Parece un suicidio meterse ahí!

—Créeme, es lo más seguro, no querrás estar mucho tiempo expuesta— >>Con lo que pasó hora