No puedo evitar concentrarme completamente en aquella imagen mía que se cierne ante aquel espejo, tras pensar algún tiempo lavo mis dientes y procuro cuidar cada espacio de mi dentadura, inmediatamente término entro a la ducha dejando caer de a poco aquel volumen de agua sobre mi cuerpo adolorido lavando así cada parte de él.
No muy bien término de ducharme salgo de la regadera, me coloco una toalla para cubrir mi desnudez y nuevamente me dirijo hasta donde se encuentra aquel espejo.
En la zona del lavado hay v
En su rostro se mostraba el hilo mismo de la duda y a pesar de ello, noquisoindagar más en aquel tema. —Necesitas algo tío Yin. —Necesitar como tal no, más bien vine a avisarte que William y Mary ya llegaron, los tres sabemos que tienes hambre pues ninguno hemos comido desde ayer así que vine a buscarte y no aceptare un no como respuesta. —No tengo hambre más bien quiero descansar, vallan ustedes. Dicho aquello me coloque de pie, me despedí de Yin y camine hombro con hombro conSeliet, yo por mi parte me encontraba sumamente nerviosa porque no sabía que era lo que me esperaba al llegar a aquel lugar. Salimos del parque, cruzamos hacia el otro lado de aquella calle que atraviesa el campus, subimos algunos escalones que conforman aquella no muy alta escalera y llegamos hasta el edificio principal, una vez allí nos dirigimos hasta la sala de reuniones donde se llevaría a cabo el consenso respecto a la situación de discordia presente entre Linda y yo. Ante mi pregunta el silencio reino, ni una sola palabra se escuchó en toda aquella sala, el pesar y las dudas se apoderaron de mí, junto al más grande descontento.No lo podía creer, me negaba rotundamente a aceptar que probablemente me encontraba frente a personas que de una manera u otra decidirían mi futuroy algo me decía que no sería de la mejor manera, puesactuaban como cuales seres comprados por medio del podermientras eran dirigidos por el más titiritero.Observe todo a mi alrededor,cada rostro,cada expresión hasta llegar&nCapítulo XCVII - Linda y sus artimañas
Capítulo XCVIII - Dudas, condena y silencio
Sorprendida giré mi cabeza de golpe, topándome con aquella mirada tan inusual e inquisidora que poseeSeliety en la que por primera vez leo leves rasgos de preocupación completamente visibles para mí, él se encontraba a pocos metros de mí con su brazo extendido encontrándose sus dedos levemente enrollados entre la tela de la blusa que yo portaba.—¿Porque me detienes?En su rostro no se formó ninguna expresión todo en el salvo sus ojos, era un enigma indescifrable pa
Aquella provocación echa por Jimmy me permitió llenarme aun más de valor y deje queOonase diera el placer que tanto añoraba a fin de cuentas él se lo había buscado.—Pero antes de darte aquella sorpresa contéstame algo, sabes qué similitud hay entre un idiota y un mentiroso.—No comprendo amor, a que viene tal pregunta.<
Todo se desmorono ante mí, ya no había nada que me atase a aquel sueño que una vez tuve y por el que por tanto tiempo luche, ante mis ojos lo acababa de perder simplemente ya no había salida alguna de aquel terrible embrollo. ¡Ring!, ¡ring!, ¡ring!.Se hizo eco el sonido de aquel móvil con aquel tono tan estridente mientras dejaba abandonado aquel zumbido tan molesto en mi cabeza, aquel sonido provenía desde el teléfono de Seliet quien sin mediar palabra se puso pie tras necesitar abandonar aquella sala marchándose sin decir ni una palabra y fue a sí que la soledad reclamo mi ser como suyo.Agache mi cabeza sintiendo
Aquel beso cargaba consigo tanta ternura, tanto amor y tanta compresión que fue inevitable no volverme miel deslizándome entre sus manos.Con la huella de aquel delito impreso directo en nuestros labios se sello presurosa nuestra unión, delante de todos acababa de rendirme completamente ante Ronan y su encanto sin poder oponer resistencia. Desde el fondo de aquella sala se podía escuchar los quejidos de Linda quien con aparente descontento renegaba de lo que había visto mientras que a su vez forcejeaba contra Silva y Jimmy quienes la intentaban detener. Para ella era imposible aceptar que a pesar de todas las jugadas que hab&i
Mire a Yin quién con ternura poso sus ojos en mi, aquellos ojos emitían un brillo inusual los cuales misteriosos permanecían cargados de tanto pesar; presintiendo mi malestar él se acerco a mi mientras pronunciaba aquellas mismas palabras que fueron dichas por su persona durante nuestros primeros encuentros. —Siempre voy a cuidar de ti.Aquellas palabras se marcaron en cada una de mis venas como cuales marcas de guerra tras haber vencido, la sensación de bienestar que me envolvía tras escucharla nuevamente no tenía comparación alguna, un sentimiento de calma me invadió y en un nuevo intento de