—¿Cual de los dos va a explicarme lo que está ocurriendo?Aquellas palabras le produjeron frustración, que Gianna llegara justo en aquel momento, era lo que menos necesitaba en aquel momento. La vio entrar y cerrar la puerta tras ella, cerrar era un eufemismo, el fuerte portazo resonó por toda la oficina. Adara, quién había estado inmóvil, dio un salto y se colocó de pie, mientras miró a Gianna con los ojos enormes.Alexander, con la mandíbula tensa volvió a colocar el cinturón en su lugar, ajustando sus prendas antes de levantar la mirada hacia su esposa.Gianna, se sorprendió ante la imágen que reflejaba Adara, sin embargo estaba bastante enojada."Déjame tomarte Alexander, deja que te saboree, déjame demostrarte cuánto te amo, mi amor"Aquello le había enfurecido, no solo las palabras, sino la imágen que encontró; Adara de rodillas, dispuesta a complacerlo, su esposo con el citurón suelto y ambos con las manos en el botón del pantalón, eso la había enfurecido, ¿Pensaban tener sexo
—Asi que has estado fantaseando conmigo... señor Harrison— sonrió ampliamente. —Como un demente — deslizó las manos suavemente por el contorno de su cuerpo— cada mañana que he venido a la oficina, he imaginado tu cuerpo sobre el escritorio. —Soy una mujer recatada, Harrison— le dijo sonriente— ¿Cómo diablos haces para empujar mis límites?— se inclinó mordiendo el labio inferior masculino, haciéndolo estremecer—¿cómo haces para que me olvidé del recato y te permita hacer lo que quieras conmigo?, ¿Cómo logras que sea incapaz de negarte mi cuerpo?, ¿Cómo logras que te de luz verde a todo?— susurró. —Porque eres igual o más pasional que yo — presionó sus glúteos empujándola a sentir su pelvis— y no pienso reprimirte jamás, yo despierto esa pasión que quieres ocultar, porque no juzgo tus deseos, sabes que conmigo puedes ser tú, libremente, porque conmigo no hay límites, señora Harrison— le sonrió— tu cuerpo y el mío parecen ser uno, y eso es maravilloso, me encanta la libertad que hayamo
Gianna, observó con mirada fría a aquella mujer en en el pasado fuese su suegra. —Helen Maxwell— dijo con desprecio. —Vaya, y tienes el atrevimiento de tutearme— sonrió — jamás imaginé encontrarte en un lugar como éste, se supone que es bastante exclusivo. —En efecto— respondió Alexander mirando a la mujer— Señora Maxwell, un gusto verle. —Lo mismo digo — le sonrió — ¿ cómo se encuentra tu madre?, hace mucho que no visita el país. —Mi madre está en perfecto estado de salud. — respondió, no atreviéndose a decir lo que su madre constantemente decía, que en cualquier momento podría partir. Aunque en su viaje a Irlanda la había visto más saludable que nunca, pero no habían llegado a tocar el tema. —Una dicha saberlo. He venido en una cena familiar — Sonrió maliciosa hacía Gianna— con mi esposo, mi hijo y su esposa Susana.— Gianna, sabía que estaba haciendo todo lo posible por humillarla.— están justo por allá — aunque la mujer señaló un punto no muy lejano, ninguno de los dos se gir
Alexander, miró el periódico y la revistas a sus pies, y luego elevó la vista para ver a su esposa. Gianna lo miraba fijamente y su labio inferior temblaba. Intentó acercarse pero ella lo detuvo. —No, no, Alexander, no te acerques, mira lo que hay en el maldit° periódico.—De acuerdo, de acuerdo— dijo antes de inclinarse y levantar el periódico. Una enorme foto suya junto a Gianna, adornaba la primera plana, era una foto tomada la noche anterior; “EL IMPORTANTE CEO, ALEXANDER HARRISON SE HA CASADO""El importante empresario fue visto la noche de este jueves, saliendo de uno de los lugares más exclusivos de la ciudad, en compañía de una hermosa jóven rubia. ¿Quién es ella?, fue la pregunta que nos conmocionó a todos, ya que como hemos dicho, ¡Es rubia! y obviamente no se trata de la modelo que se ha teñido el cabello, no señores, no se sabe que ha ocurrido entre la modelo Estadounidense más top del momento y el sexy empresario, al preguntarle al CEO si se trataba de una nueva conquis
Eran exactamente las nueve en punto de la mañana, cuando Alexander cruzó las puertas de entrada a la sala de juntas, con Gianna junto a él y los dedos de sus manos entrelazados. —Buenos días, damas y caballeros. —Buenos días— respondieron todos al unísono. —Gracias por venir, señores y señoras, ella es Gianna Santos, mi esposa.— Gianna les regaló una dulce sonrisa. —Un placer conocerles a todos— los presentes asintieron y algunos tomaban apuntes en sus libretas. Alexander colocó una silla junto a la de él, a la cabecera de la mesa, luego ayudó a Gianna a tomar asiento. —Bien, agradezco que todos pudieran asistir a este llamado, en vista de los últimos acontecimientos y de que la prensa parece tener curiosidad insaciable sobre mi vida, y sobre todo que han estado especulando sobre lo ocurrido, le hemos invitado hoy para responder a sus preguntas y que todos puedan aclarar sus dudas, aun así les sugiero que sus preguntas se muevan dentro del límite del respeto y el profesionalism
Cuando Alexander y Gianna, se giraron se toparon con una imágen desagradable; Adara estaba allí y junto a ella un silencioso James, que miraba con preocupación a Alexander, tras recordar sus amenazas de la vez que los descubrió juntos. —Adara, qué alegría verte— exclamó Gianna con una enorme sonrisa. Lo menos que deseaba era verla, sin embargo, se encontraban en un evento importante, no dejaría de sonreír y tratarla con amabilidad. —No puedo decir lo mismo— le respondió con ira contenida, pero reconociendo la importancia del lugar en el que se encontraban, también se ocupó de mantener una enorme sonrisa en el rostro. — Alexander, no pensaba encontrarte aquí. —Lorenzo, es un buen amigo, ¿Por qué razón no vendría a apoyar su trabajo? — la miró enarcando una ceja. —Nunca has sido amante del cine— dijo tensa, pero con toda la intensión de recordarle que conocía perfectamente sus gustos, y no solo para él, sino para Gianna. —No, pero me resultó una buena oportunidad para apoyar a Lor
Las siguientes dos semanas transcurrieron igual de caóticas para Adara, el alcohol se volvió su refugio, su compañero de vida, su consejero de penas, bebía con desespero para acallar la voz de su conciencia que le gritaba que nada mejoraría, que todo iría de mal a peor, para acallar esa voz interna que le gritaba que jamás recuperaría a Alexander, lo había perdido para siempre. Intentó acercarse un par de veces más a Alexander pero su respuesta fue contundente;—Espero que estés cumpliendo tu promesa de alimentarte, Adara, pero no pienso reunirme contigo, no te daré una nueva oportunidad para arruinar mi matrimonio. —Pero, Alexander...—Por esos viejos tiempos, Adara, por esos momentos en los que fuimos felices, recobra la cordura, no arruines aún más la imágen que tengo de ti. Quiero guardarte cariño, por todo lo que hemos vivido juntos. —Tu, en la entrevista..—Fue una oportunidad de exponerte y no lo hice, no quise enlodar tu nombre porque no puedo hacerte eso, no es mi idea dañ
Después de tomar una ducha en la que James la lleno de caricias, salieron, se vistieron y se dispusieron a salir del departamento...—¡Rayos!— exclamó, Adara. —¿Qué sucede, cariño?—Se supone que debo llamar para confirmar que vamos en camino, y me he dejado el celular en casa. ¿Me prestas en tuyo?—Por supuesto— sonriendo sacó el suyo del bolsillo de su traje y se lo pasó. —Toma— le dió las llaves de su auto acompañado de una hermosa sonrisa— Ve bajando, no quiero que sospeches a dónde te llevo, debe ser una sorpresa. —¿Me llevarás fuera de la ciudad?— preguntó feliz. —No preguntes tanto, solo disfrútalo— le rodeó el cuello y plantó un sonoro beso en sus labios. —No sé qué tramas Adara Black, pero me gusta— le dió una fuerte nalgada que la hizo sobresaltarse y gemir. —Quieta esas manos, que me calientas de nuevo— le mordió el labio inferior. James, sonrió negándo. —Te espero abajo, haz esa llamada y llévame a dónde tú quieras, guapa.— y dicho aquello se marchó. En cuanto se al