Las siguientes dos semanas transcurrieron igual de caóticas para Adara, el alcohol se volvió su refugio, su compañero de vida, su consejero de penas, bebía con desespero para acallar la voz de su conciencia que le gritaba que nada mejoraría, que todo iría de mal a peor, para acallar esa voz interna que le gritaba que jamás recuperaría a Alexander, lo había perdido para siempre. Intentó acercarse un par de veces más a Alexander pero su respuesta fue contundente;—Espero que estés cumpliendo tu promesa de alimentarte, Adara, pero no pienso reunirme contigo, no te daré una nueva oportunidad para arruinar mi matrimonio. —Pero, Alexander...—Por esos viejos tiempos, Adara, por esos momentos en los que fuimos felices, recobra la cordura, no arruines aún más la imágen que tengo de ti. Quiero guardarte cariño, por todo lo que hemos vivido juntos. —Tu, en la entrevista..—Fue una oportunidad de exponerte y no lo hice, no quise enlodar tu nombre porque no puedo hacerte eso, no es mi idea dañ
Después de tomar una ducha en la que James la lleno de caricias, salieron, se vistieron y se dispusieron a salir del departamento...—¡Rayos!— exclamó, Adara. —¿Qué sucede, cariño?—Se supone que debo llamar para confirmar que vamos en camino, y me he dejado el celular en casa. ¿Me prestas en tuyo?—Por supuesto— sonriendo sacó el suyo del bolsillo de su traje y se lo pasó. —Toma— le dió las llaves de su auto acompañado de una hermosa sonrisa— Ve bajando, no quiero que sospeches a dónde te llevo, debe ser una sorpresa. —¿Me llevarás fuera de la ciudad?— preguntó feliz. —No preguntes tanto, solo disfrútalo— le rodeó el cuello y plantó un sonoro beso en sus labios. —No sé qué tramas Adara Black, pero me gusta— le dió una fuerte nalgada que la hizo sobresaltarse y gemir. —Quieta esas manos, que me calientas de nuevo— le mordió el labio inferior. James, sonrió negándo. —Te espero abajo, haz esa llamada y llévame a dónde tú quieras, guapa.— y dicho aquello se marchó. En cuanto se al
Un llamado a la puerta lo sacó de su concentración, despegó la vista de la pantalla de su laptop, y se frotó los ojos. —Adelante...— entró su secretaria con un muy mal semblante, estaba pálida, sus ojos enormes y su rostro reflejaba susto y preocupación. —¿Ava, estás bien?— demandó saber, con el ceño fruncido la miró lleno de preocupación. —¿Qué sucede?— se puso de pie, asustado ante su semblante caminó hasta quedar frente a la mujer. —¿Ava?—Señor...¿ No lo ha visto?— preguntó con voz temblorosa. —¿Qué cosa?, he estado revisando la documentación y ... dime qué ocurre. — La señorita Adara... ella...—¿Qué?—Tuvo un accidente... en las afueras de la ciudad— su respiración se cortó momentáneamente, sus ojos se abrieron. —¿Qué dices?....¿Qué?—Lo han pasado por... las noticias... al parecer iba con su representante, dicen que... han perdido el control del vehículo. —¿Están bien?— preguntó angustiado— ¿cómo está ella?—Señor, dicen que... no hay sobrevivientes, lo Siento —Alexander a
En cuánto atravesó el umbral de su penthouse, Gianna corrió a él y lo abrazó con fuerza, Alexander se refugio en sus brazos permitiéndose al fin sentir el consuelo que necesitaba, ella lo dirigió a la habitación, en silencio lo había despojado de la ropa, y llevado al cuarto de baño, en donde tomaron una ducha juntos. Él se colocó el pantalón del pijama, y ella un conjunto de pijama de seda, ambos se acostaron sobre la cama. Él estaba en silencio y ella quería respetar eso, no forzarlo a hablar, sino esperar a que él estuviese preparado.Parecía deshecho y lo entendía, realmente lo entendía porque él la había amado, habia pasado con ella lindos momentos, la había querido tanto como para pensar en matrimonio y una vida a su lado... entendía todo lo que debía estar sufriendo. —Fue un accidente horrible — como un niño asustado se abrazó a ella. —Pude ver algunas imágenes— los ojos de Gianna se llenaron de dolor — lo siento tanto, Alex. —Y yo, no la quería en mi vida, pero no quería qu
Alex y Gia, llegaron al Penthouse, sumidos en una tristeza infinita. Fueron directos a la habitación en donde tomaron una ducha compartida y por más que Gianna batalló, no lograron comer más allá de dos o tres cucharadas de alimento. —Marina, me entregó una carta...—¿Una carta?— Gia parecía confundida. —Adara la escribió para mí.—Eso no tiene sentido, cariño, porque las personas no saben que tendrán un accidente. —Es por eso que creo que no lo fue...— Gia abrió los ojos enormes y le miró horrorizada. —Estás diciéndome que... Alex...—No la he leído completa... está en mi traje— dijo en un susurro. —La traeré para ti— bajó rápidamente de la cama, hurgó en los bolsillos del traje dónde encontró un sobre abierto con el nombre de su esposo, se lo llevó y volvió a la cama. Alexander lo tomó sintiendo un vacío en su estómago.—¿Quieres que te deje a solas?—No— respondió rápidamente— te necesito a mi lado. Gia, cariño, lamento todo esto, está tristeza que se ha apoderado de mi, lament
Tres meses habían transcurrido desde la fatídica muerte de Adara, todo había quedado como ella quería. Un accidente por exceso de velocidad, habían perdido el control del auto y habían terminado cayendo por el precipicio, le frustraba el hecho de que hubiese querido contarle a todos que James Miller era un desgraciado abusador de mujeres, pero no quería dañar la imagen que Adara, que se vería indudablemente afectada al desenmascarar a James. La carta, había terminado al final de su caja fuerte, no se atrevía a quemarla o romperla, esas palabras eran muestra de que Adara lo había amado relamente y la traición que había experimentado, no era una traición como tal. Hacía quince días, Gia y Alex, habían viajado a Irlanda el fin de semana para asistir a la boda de Kelsey, por petición de ella misma, los novios se marcharían en un largo recorrido a través de países encantadores, en una maravillosa luna de miel, Alex y Gia, realmente les desearon felicidad y mucha dicha, pudieron apreciar
—¡ESTOY EN CASA!—gritó Alexander en cuánto atravesó la puerta de la casa—¡Cariño, ya llegué!—¡BIENVENIDO A CASA!—exclamó corriendo hacia él, Alex la elevó y ella aprovechando que tenía pantalón, le rodeó las caderas con ambas piernas, y el cuello, con ambas manos. Se inclinó hacia él, de inmediato para reclamar su boca en un beso, Alex la tomó y de ambos glúteos, para mantenerla firme y evitar que cayera al suelo. En cuánto se separaron, ambos sonrieron.—Este es mi momento favorito del día, Señora Harrison. —Este es uno de mis momentos favoritos, pero sin duda el mejor de todos— se acercó y le susurró al oído— es cuándo estás dentro de mi— una descarga eléctrica le recorrió la columna vertebral.—Eso ha sido muy caliente— descargó la palma sobre su glúteo, en una nalgada— deberíamos irnos a la cama ahora mismo.—Primero a la cocina— sonrió, Alex, caminó con ella sin bajarla, y ella no podía dejar de sonreír, y darle rápidos besos. — Puedo caminar.—Lo sé, pero así se siente mejor —
Ansioso como estaba, Ethan respiró profundo para intentar calmar su respiración, se puso de pie para recibirla, se sentía como un quinceañero ansioso ante su primera cita con la chica que le gustaba. Tras un llamado, la puerta se abrió, Dándole paso a Gianna y cerrándose tras ella. Estaba hermosa, su rubio cabello suelto y perfectamente peinado, sus ojos azules tan brillantes como los recordaba, aquel hermoso vestido color fucsia con decoraciones plateadas... hubiese querido correr hacia ella y tomarla entre sus brazos para besarla, sin embargo, se obligó a mantener la cordura. —Buenas tardes, Ethan— le saludó con voz tranquila, aparentemente muy serena. —Gianna, buenas tardes, por favor, toma asiento.—Muchas gracias— dejando su elegante bolsa en una esquina del escritorio, lo miró sentarse en la silla frente ella, del otro lado del escritorio.—Me alegra tanto que hayas venido— le regaló una sonrisa— es una alegría que estés aquí. —En vista de todo lo que ha ocurrido he tomado l