Ethan y Susana, quedaron inmóviles en cuanto recibieron la noticia de la detención de Helen. Ethan no podía creerlo, ¿Hasta dónde había llevado el odio a su madre?Le tranquilizó saber que Gianna por fortuna estaba bien, pero tembló internamente al enterarse de que tuvieron que reanimarla, pues, efectivamente su madre, la había dejado sin pulso, aquello lo había enloquecido de dolor, enterarse que su madre había Sido también la responsable que atropellar a Gianna y a Melly, la responsable de la muerte del hijo de Gianna. ¿Qué clase de monstruo era Helen Maxwell?Aunque se negaba internamente, se trasladó al lugar donde su madre estaba detenida, en cuánto ella lo vió se acercó para abrazarlo, pero Ethan retrocedió. —No me toques— le dijo rápidamente, la mujer se alejó y lo miró directamente a los ojos— No puedo creerlo, no te conozco.—No necesito tus reproches, hice lo mejor para ti, tesoro mío. Ahora, estás libre de esa mujer, libre para hacer tu vida junto a Susy— Susana miró ate
Un año y algunos meses más tarde...Gianna despertó, se movió saliendo del mundo de los sueños, con los rayos solares filtrándose débilmente por la ventana de su habitación, se giró para encontrarse con el rostro de Alex en completo reposo, sus labios levemente separados, mientras su desnudo pecho subía y bajaba de forma rítmica. La delicada sábana de seda, a penas y cubría su pelvis desnuda, sintió como el deseo despertaba las dormidas fibras de su cuerpo, lo deseaba, como siempre que lo veía, lo amaba profundamente...Mordió su labio inferior, no podía creer como había pasado el tiempo tan rápido, y la burbuja de felicidad y pasión había vuelto a cubrirlos. Gianna, estaba agradecida de haber sobrevivido a aquellos dos ataques por parte de Helen, se sentía como si hubiese renacido, como un ave fénix que surge desde las cenizas, agradecida porque pudo seguir viviendo para disfrutar de su amor por Alexander y la vida que estaban construyendo juntos. Extendió la mano y acarició suavemen
Alexander, terminaba de afinar los últimos detalles de sus asuntos en la oficina, su mayor deseo era salir pronto y correr junto a Gia para pasar la tarde disfrutando de su compañía, y la noche entre sus brazos disfrutando de su pasión desmedida. Gia, su adorada Gia, dos años de feliz matrimonio, se sentía muy agradecido porque ella le estaba regalando momentos increíbles y juntos estaban construyendo un amor muy sólido. Firmó los documentos y se dedicó a revisar algunos documentos en digital en su computador. El teléfono en su escritorio lo sacó de su concentración. —Dime, Ava— respondió sin despegar la vista de la pantalla. —Señor Harrison, lamento mucho interrumpirle, tengo aquí al Licenciado Foster, y me pide hablar con usted. — Alexander frunció el ceño, ¿ Foster?, Según recordaba no tenía pendientes con su abogado. —Bien, que pase— un minuto después un llamado a la puerta, seguido de su permiso para ingresar, le permitió ver a John Foster entrando a su oficina, se puso en p
Gianna caminó lentamente, hundiendo sus pies en la ardiente arena, sus zapatillas estaban es su mano izquierda mientras se dedicaba a aquel paseo, observó a lo lejos la inmensidad azul del mar, siempre había querido conocer República Dominicana, había escuchado hablar mucho de punta cana, y aquella había sido su oportunidad, un enorme mar que infinito a la vista se mezclaba con el azul del cielo, muy pocas personas estaban en la playa aquel día, un par de niños jugaban en la arena, riendo alegres, ella también sonrió y se llevó la mano a su abdomen el cuál había crecido un poco en aquellos meses, afortunadamente para ella su hijo se desarrollaba de la mejor manera, un niño sano, con buen peso, buen tamaño, un bebé que se había convertido en su único motivo para levantarse cada mañana, por él y solo por él, se negaba a rendirse a la tristeza que la abrumaba.Había intentado comunicarse con Melly en un par de ocasiones, pero ella insistía en nombrar a Alexander, aquello le hacía daño, a
Gia y Alex, habían regresado a los Estados Unidos, dónde celebraron una ceremonia civil, en compañía de Melly y su novio, así como algunas personas que trabajaban en Harrison Corporation, principalmente la leal Ava. Mientras preparaban su viaje a Irlanda para la celebración de la boda religiosa, se habían encontrado a Ethan, en compañía de Susana y una hermosa niña, la pequeña tenía el dorado cabello de su madre, y los alegres ojos de su padre, quién además la miraba con una adoración absoluta, entendiendo así que Ethan había encontrado al fin su verdadero amor, ya que su hija había regresado la luz a su mirada. Ronald Maxwell, no había regresado al país desde que se marchó, ahora Ethan con su propio capital, había iniciado una empresa que parecía ir viento en popa, los Walker apoyaban incondicionalmente el negocio de su yerno, y así Ethan avanzaba en la construcción de su propio negocio, él que había aspirado siempre dirigir las empresas de su padre, tras perderlo todo, se había con
El parto había sido muy largo y agotador, Gianna pensaba que era de las cosas que le habían dejado mas extenuada en toda su vida...Horas y horas , de arduo trabajo de parto, dolor y contracciones, pero todo aquel sufrimiento tenía una hermosa recompensas, una recompensa que la miraba con sus enormes ojos azules, llenando sus alma de un infinito amor. —Gracias, mi amor— le dijo Alexander con las mejillas bañadas de lágrimas— es un bebé precioso, de los bebés más bellos que he visto jamás.— su voz temblaba de emoción.—Y te ha cumplido el capricho, amor mío—sonrió con agotamiento— tiene los ojos azules. —Iguales a los tuyos—aseveró, inclinándose y depositando un beso en la frente de la madre y otro, en la frente del hijo.— ¡Qué dicha la mía, mi amor!Axel Harrison, era un bebé encantador, con sus enormes ojos azules llenos de brillo, su cabello rojizo y las cejas del mismo color, su piel blanca, sus mejillas regordetas. —Es un bebé tan infinitamente amado— lo miró con adoración — no
Dos años y medios habían trancurrido desde la llegada de Axel a sus vidas y todo parecía ser aún más feliz desde entonces, de ser eso posible, ya que cuándo pensaban que no podían ser más felices, justo vivían cualquier experiencia que les otorgaba más dicha. Gianna y Melly, habían abierto su propio restaurante tal y como lo habían planeado, y tras mucho esfuerzo seguían trabajando al máximo por darle cada vez más crecimiento a su negocio. Regina, había ido a vivir con ellos, y desde ese momento el penthouse se había llenado de llantos y risas infantiles, lo cual resultaba de los más acogedor, Gianna y Alexander, habían llegado al acuerdo de empezar a buscar una casa, un lugar que le diera más comodidades a la familia y dónde los niños tuviesen más espacio para correr y jugar. Axel, ese pequeño niño era la adoración de todos, con ese vibrante cabello rojo y esos impresionantes ojos azules, siempre se robaba las atenciones y el amor de todos a cuánto conocía. Aurnia, viajaba constan
Gianna, sonreía feliz de verse rodeada de los muchos niños que se acercaban a ella para darle un pequeña muestra de afecto o agradecimieto, ella disfrutaba de horas y horas a la semana, que le dedicaba a los niños del orfanato Ignacio Santos, lugar donde se había criado, nunca había conocido padres, hermanos, ni ningún otro familiar, su familia eran los muchos niños y las monjas que hacían vida dentro del orfanato Ignacio Santos, ninguno allí tenía apellido, así que en consecuencia todos llevaban el apellido del orfanato. Gianna Santos, ese era su nombre, y se sentía feliz de que siendo solo una bebé, hubiese podido contar con el apoyo y respaldo de aquel lugar.Ethan Maxwell, su novio de hacía ya tres años, no hacía más que pedirle que se alejara de aquel lugar, que olvidara su pasado, para él resultaba simple la idea de hacer borrón y cuenta nueva, y que su vida comenzara a contar desde que había alcanzado su mayoria de edad y, en consecuencia había tenido que marcharse del orfanat