LEANA
Me ha golpeado, violado y humillado nuevamente. Mi esposo me ha golpeado nuevamente y ya no se que hacer con mi vida. El pómulo derecho me duele, mis piernas, abdomen y costillas me punzan tan fuerte que me sacan las lagrimas que limpio con rabia cuando me dirijo a la cocina.
Todos los días me veo cara a cara con un monstruo, veo el lado mas oscuro, cruel y despiadado del ser humano. Hay momentos en los que quiero tomar el cuchillo y cortarme las venas para salir de este malvado destino, pero soy demasiado cobarde o tengo una leve esperanza de que las cosas cambiaran.
Tengo mucho miedo, vivo con ese sentimiento hace meses cada que llega el día, cae la noche y mi vida se ha vuelto un martirio con el hombre que escogí como esposo. Amaba demasiado a Camilo, pero desde hace meses para acá que se ha enviciado con los juegos de azar y el alcohol se ha convertido en un monstruo, en mi peor pesadilla.
Le hago el desayuno temblando, con miedo de que aparezca por ese umbral y venga a golpearme nuevamente, aunque en las mañanas suele ser mas calmado, pero cuando llega la noche es cuando sucede su transformación.
Le sirvo los huevos con las manos temblorosas y todo se me dispara cuando siento su presencia detrás de mí.
—Que buen huele mi amor—llego tan alcoholizado que no se acuerda de lo que me hizo ayer—voy tarde, sírveme el desayuno.
Me giro con el plato y nota el golpe que me dio ayer cuando no quise tener sexo con él.
—Eso te pasa por no obedecerme.
—No tenías derecho a golpearme, violarme y…
En dos pasos lo tengo encima tomándome del cuello con fuerza consiguiendo que las lágrimas se me derramen.
—Por favor Camilo no me hagas más daño—no quiero más golpes—mi amor.
Su aliento es asqueroso, huele alcohol y podrido.
—No me digas que hacer porque eres mi m*****a esposa.
Me suelta para abofetearme con tanta fuerza que caigo al piso con el plato el cual forma un reguero cuando se fragmenta. Pruebo nuevamente el sabor de mi sangre cuando me parte el labio con el golpe tan desmedido que acaba de darme. Me arde la mejilla y me duele el alma cada que hace conmigo lo que quiere.
—Si quiero golpearte lo hago y si quiero poseerte cuando quiera lo hare porque—me toma del cabello levantándome de un tirón, grito de dolor, su maltrato me esta consumiendo por dentro—me perteneces y puedo hacer contigo lo que se me pegue la puta gana.
Me suelta sin cuidado llevándome dos pasos atrás donde me golpeo con el borde de la cocina la espalda. Me quejo de dolor cayendo al piso con lágrimas en los ojos. Alza la mano para golpearme, pero me encojo como un cachorro lleno de miedo, de temor por su vida cuando ve que no puedo con su enemigo.
—Por favor mi amor, ya no más—le pido—me duele.
—Vez lo que me haces hacer, sírveme el desayuno.
Rápido me levanto, no quiero que me golpee mas y como puedo le preparo los huevos como le gustan, las tostadas se las caliento y le echo mantequilla al pan antes de ponerlo en el plato. Toma jugo en las mañanas con café y en menos de nada con lagrimas le dejo el plato junto a él.
Tiemblo cuando se lleva el primer bocado y…. retrocedo cuando tira el plato a un lado furibundo y cierro mis ojos esperando el golpe.
—No sirves para una puta m****a.
Se va permitiéndome respirar. Caigo al piso para llorar como lo hago todas las mañanas. Me duele el alma, Camilo no era así, pero no se que ha pasado con el hombre con el cual me case, es un monstruo sin sentimientos que tiene todo mi cuerpo lleno de moretones ya que todos los días me golpea, me trata mal y abusa de mí.
Recojo todo el desastre antes de darme un baño. Me duele la vagina, me penetro sin estar lista y casi todos los días es lo mismo. Cuando pierde llega a desquitarse conmigo y quisiera llamar a mis padres, decirles que me ayuden, pero me da mucha vergüenza confesarles que Camilo me maltrata de todas las formas posibles.
Miro mi cuerpo, estoy muy delgada, demasiado flaca para como era hace cuatro meses desde que comenzó mi pesadilla. Maquillo el golpe de mi mejilla Los hematomas en todo mi cuerpo lo cubro con ropa holgada y salgo al supermercado mas cercano para hacer las compras con el poco dinero que me da.
Recorro los pasillos con el cuerpo adolorido, compro la carne y algunas verduras que dejo en la canasta antes de ir la farmacia para comprar una pastilla para no quedar embarazada y algo para el dolor. Hace dos meses perdí a mi bebe debido a una de sus palizas y no quiero volver a pasar por algo como eso nuevamente.
—Hija—es mi vecina—escuche gritos anoche, estas bien.
—Si, señora Ivanov, no se preocupe que solo era que teníamos el televisor muy alto—miento—una película de acción.
Niega, el hombre de la farmacia me observa y me arden los ojos llena de vergüenza. Pago para irme y hacer la fila para cancelar los productos. Salgo del supermercado con las bolsas de compras. En Moscú, los veranos son cómodos y parcialmente nublados y los inviernos son largos, helados, nevados, ventosos y nublado.
Estamos en verano en esta parte del año y algo me gusta mucho es caminar, disfrutar del paisaje porque cuando cae la nieve, por lo general hay que estar encerrados.
—Leana—vuelve a llamarme la señora Ivanov y me apresuro ayudarle con su compra—gracias, eres una niña muy hermosa.
La señora vive sola, hace tres años que vivo en esta zona y desde entonces la conozco. Me platica de su vida mientras caminamos y no quiero llorar cuando me cuenta de su esposo que era muy amoroso.
—¿La llego a golpear alguna vez?—que estúpida soy—no piense que mi esposo me golpea, solo….
Me quedo callada, estoy empeorando las cosas.
—Soy psicóloga pensionada y puedo reconocer cuando una mujer esta siendo maltratada hija y no me engañas—llegamos a la puerta de su casa—denúncialo o defiéndete porque va a llegar el día en que todo se va a salir de control y no quiero ir a tu funeral.
Me acaricia la mejilla donde tengo el golpe y siseo con el dolor que se despierta.
—Eres tan bella—bajo mi cabeza—tus ojos verdes han perdido vida, tu cabello rojo brillo y tu marido no tiene derecho a consumir tu resplandor, yo puedo ayudarte, pero tu tienes que dar el primer paso porque no estas sola Leana, cuentas conmigo.
—Gracias—intento irme, pero me sostiene de la mano.
—Perdí a mi hija exactamente de la misma manera que tu, el miedo, la vergüenza son tus peores enemigas porque no eres tu quien debe sentirse mal, si no ese bastardo, búscame hija, yo puedo ayudarte.
Necesito un abrazo urgente cuando se me derraman las lagrimas y me le voy encima sintiendo que son los brazos de mama quien me dan las energías.
—Ay hija, como estas sufriendo mi amor y no lo mereces.
Acaricia mi cabello mientras me desahogo en sus brazos porque tengo tanto miedo, tengo tanta vergüenza y odio tanto mi vida que no sé qué hacer.
Me calma sus palabras, quiere que ingrese a su casa, pero me niego, le prometo que si necesito ayuda la buscare y me dirijo a mi casa encontrando un sobre cuando abro la puerta. Dejo todo en la cocina y abro el sobre que contiene una carta que al leerla se me salen las lagrimas al darme cuenta que el banco va a quitarnos la casa.
No entiendo esto de que va porque ello me apresuro a llegar al banco donde me atiende un hombre el cual me explica lo sucedido.
—Hace seis meses su esposo realizo un prestamos con el banco dejando como garantía su casa.
—Pero se supone que debe tener la firma de los dos, y yo no recuerdo firmar algún papel.
Hace seis meses las cosas no estaban del tamaño que esta ahora mismo. El hombre revisa sus documentos mostrándome una hoja que me decepciona.
—¿Es esta su firma? —la observo bien, es mi firma, pero yo no la firme.
—Si, pero…
Tengo dolor de cabeza, ya no resisto esta situación, el hombre no tiene la culpa por ello decido dejar las cosas así.
—Gracias, ya lo recuerdo bien.
Vuelvo a casa, es una perdedera de tiempo seguir buscando una explicación cuando esta claro las cosas. Se me salen las lagrimas cuando regreso y tomo las pastillas para el dolor porque la vagina continua doliéndome mucho, mis costillas, el labio y mi pómulo que menos mal no se ha hinchado como temía. Organizo la casa, la limpio y como me gustaría volver abrir mi pastelería. Soy buena en la cocina y mas haciendo postres, tortas, bizcochos y demás dulces.
Me recuesto por un momento agotada, el dolor en mi cuerpo es insoportable y recordar lo de anoche me quita el aliento. Caigo en el mueble no se por cuanto tiempo me quedo dormida pero aquí no sufro, todo es mas bonito, sin embargo, el ruido de la puerta siendo abierta abruptamente me levanta asustada.
Se me dispara la suma de todos los miedos al ver a Camilo con un aspecto peor que ayer y no quiero que me viole, me golpee y me humille como lo viene haciendo.
—Ven aquí perra.
—Camilo por favor—tiemblo yretrocedo—Camilo.Esta ebrio nuevamente pero hoy se nota peor que todos losdías.—Voy a disfrutarte antes deentregarte perra.Se me viene encima tomándome de los brazos, no entiendo loque dice.—Mi amor por favor.—No me sirves para nada, ahora leperteneces a el—me tira al sillón sin cuidado, mientras se baja el pantalónmostrándome su miembro erecto—pero antes de entregarte voy a probarte porúltima vez.—No, noooooGrito desesperada cuando alza mi visto con la intención depenetrarme, me abofetea cuando no me dejo y no entiendo en que momento seconvirtió en esto. Lucho para no dejarme violar pero su fuerza descomunal me aprietala mano derecha la cual dobla para ocasionarme un dolor que siento que me la haquebrado.—Ahhhhh—grito de dolor—basta,basta…nooooMe mueve, lucho por mi integridad utilizando mis uñas porqueno soporto un maltrato más. Recibo dos bofetones mas que me dejan tan mareadaque consigue romperme el vestido, sacar mis senos del sos
No me dejó tocar con él segundo hombre que entra haciéndole perder la paciencia al hombre de los ojos plateados porque me toma del brazo levantándome de un tirón. Oh dios, me lleva contra su pecho bruscamente y apenas mis manos reaccionan posándome sobre sus pectorales tonificados. Lo miro a los ojos con mi vista nublada por las lágrimas, pero el gris intenso y terrorífico que adorna su iris es alucinante. Me quedo sin aire a mi alrededor con su mirada fría, su aroma varonil y su aura toxica. —Soy un hombre de poca paciencia, así que te recomiendo no alterarme Leana—¿como sabe mi nombre?—Ahora ve con mi hombre de confianza que no tengo tiempo para tus berrinches. —No seas malo con ella—entra una mujer que tiene un tatuaje en su rostro—Acabas de escuchar lo mismo que yo y la tratas como si fuera una animalito. No se quienes son ellos, lo cierto es que mi instinto de protección se activa como segundos atrás y lo quiero escapar. —Leana hija—es la señora Ivanov.. —M*****a sea—
NIKOLAY Los días de m****a suelen ser muy frecuentes, mas cuando eres un hombre como yo que maneja el conglomerado de casinos de todo Moscú. No solo se maneja casinos, son hoteles cinco estrellas distribuidos mayormente en Moscú, pero tengo varios en toda rusia convirtiéndome de esta manera en uno de los hombres más poderoso de este país. No solo es el dinero, se trata de todos los negocios independientes que manejo, además de la fortuna que gano no solo de los hoteles, si no de la multimillonaria suma que gano a diario con mis casinos. Muevo mi cuello exasperado con la cantidad de documentos que tengo sobre la mesa. Suelto el aire levantándome de la mesa yendo directo a la licorera a servirme un trago de Ciroc. Es un tipo de Vodka frutal el cual estoy acostumbrado a tomar. El dia esta nublado cuando miro por la ventana con la copa en la mano, es normal en rusia que inclusive los veranos sean poco asoleados. —Buenos días señor—ingresa Aleksa. Es mi más leal servidora—tenemos invi
Lo se porque investigo a los clientes, a los grandes apostadores y para Camilo, este será la ultima vez que pise mi casino.—Un juego mas—pide sosteniendo al hombre—no seas gallina miedoso que me quitaste todo.—Señor deberíamos dar la orden de sacarlo—niego a la sugerencia de mi empleado. Me gustaría saber hasta donde esta dispuesto a llegar.—Un juego más, dame la oportunidad de recuperarme.—Suéltame perdedor.El jugador lo empuja el crupier lo sujeta para que no vaya al suelo. Malditos viciosos, esto es peor que un cáncer para quien no sabe controlarse.—Que tienes para apostar—le pregunto —creo que no tienes en donde caerte muerto.—Yo—se toca el cuerpo el muy imbécil—yo, puedo pagarte después, juro que…—Sáquenlo de aquí—doy la orden—y prohíbanle la entrada.Los hombres de negro se acercan cumpliendo con mi orden. Me dan asco los sujetos como el. Busco la salida porque no quiero verle mas la cara y…—Tengo esposa—dice llamando mi atención—es hermosa y la apuesto a ella, mira, es
LEANAMe toma del brazo sacándome y tengo temor de preguntarle sobre mi esposo, quiero enterrarlo y darle una apropiada sepultura, además quiero darle apresurar ese momento entregándome.¿Que le dire a mis papas? Eso es algo que tampoco me deja en paz y bajo las escaleras con la chica tatuada a mi lado. —¿Como te llamas? —musito, al parecer no es mala persona. —Aleksa—dice simplemente. —Tienes nombre muy bonito—digo sinceramente—que me va a pasar. —Ya lo veras. No se que pensar cuando pasamos dos salas llegando al inmenso comedor. Dándonos la espalda se encuentra ese sujeto y con la mirada en el piso me acerco con Aleksa que me indica en donde sentarme. No tengo hambre, tengo mucho temor y la chica hace un intento por irse pero la tomo de la mano. Acto que nota ese hombre porque aprieta la mandíbula poniéndome a temblar. —No puedo quedarme aquí—le suplico con la mirada que no me deje sola—lo siento. —Largo Aleksa. —No tiene ropa interior—se me tiñe las mejillas y no se por qu
LEANA Me sorprendo viendo mi figura en el espejo de cuerpo completo. El vestido rojo tiene una abertura en la pierna agregándole sensualidad, los tacones altos me dan la elegancia y el maquillaje le da una honda fresca a mi rostro. Aleksa me ayudo con mi cabello dándole un liso de tal manera que hacia tiempo no lo tenia ya que cuando empezaron los problemas con mi esposo descuide un poco mi aspecto físico. Los golpes, las malas palabras, todo me jugo una mala pasada bajando mi autoestima. —Estas un poco delgada, pero tienes un cuerpo muy bonito Leana—Aleksa me acaricia los brazos estando detrás de mí—cree en ti. —Tengo miedo. —Junto a Nikolay no tienes por qué temer. Vaya, asi se llama. Tiene un nombre muy bonito que le queda bien con el aspecto físico que tiene. —El es quien me causa temor, se ve un hombre muy malo. Se ríe la chica con mis palabras. Me gira para que la mire cara a cara y detallo que es una mujer muy bonita. El cabello rubio le cae a los hombros y aunque usa t
Qué horror, todos me miran cuando Nikolay entrega mi abrigo al camarero y deja su mano en mi espalda baja desencadenando una estúpida reacción cuando levemente me empuja para que me eche andar.—Tranquila, solo actúa natural. No me siento bien mezclándome con todas estas personas y mucho menos con las miradas puesta en mi. Mejor dicho, en los dos, parece que las personas vieran un fantasma. Tomo la copa que me ofrece el hombre a mi lado y bebo el contenido completo para calmar mis nervios. —Calma, esto no es normal para ti, pero quédate cerca. No soy capaz de mirarlo cuando me habla después de lo sucedido en su auto. A mano derecha hay un par de hombres mirándome de una forma que no puedo describirlo y me arrimo mas al cuerpo de Nikolay que capta mi movimiento. Es malo, pero me dijo quédate cerca y algo me hace sentir segura en este momento. —¿Qué pasa? —No, solo senti un poco de frio. Se relaciona con muchas personas que me presenta, me siento incomoda, no me gusta esto cua
No entiendo como me pide eso cuando soy una mujer viuda la cual prácticamente esta siendo tocada de manera inmoral por otro hombre que no es su esposo.. la punta de su nariz acaricia la piel de mi cuello tensándome todo el cuerpo. No se que quiere, que busca pero yo no puedo hacer esto, no quiero e intento alejarme nuevamente pero…—Vamos a dejar las cosas claras Leana porque soy un hombre de necesidades y tu eres una mujer muy hermosa—aprieta mi cintura llevándome contra el borde y haciéndome sentir mas su dureza—siente, mira cómo me tienes. Dios, esta demasiado duro y se siente demasiado largo, grande, grueso y caliente. —Nikolay por favor… —De alguna u otra forma voy a darte uso Leana y espero que te vayas haciendo a la idea que hare contigo lo que quiera. Me asusta sus palabras porque eso solo significa una sola cosa. Besa mi cuello y ahora soy yo quien aprieta las manos porque se siente no sé, bien podría decir ya que su dureza, más su calor corporal, combinado con sus besos,