Mia sintió el dolor, quedándose aturdida por un instante, hasta que sintió que las manos del hombre empezaban a tocar su cuerpo con perversión, la avasalló el asco y el rechazo, intentando apartarlo. —Suéltame, déjame en paz. — Gritó con desesperación, moviéndose para que él no pudiera besarla, sin poder detener todas las lágrimas que no dejaban de salir de sus ojos, mientras su cuerpo no dejaba de temblar. Arrepintiéndose de haber regresado a esta ciudad dónde solo encontraba dolor y que ahora que solo pretendía irse con su hija, volvían a lastimarla y de la peor manera. Sentía repulsión e incluso quería vomitarle en la cara al hombre para que dejara de tocarla, no podía soportar que él la destruyera de esta forma y su corazón se llenó de rencor por lo que Mandy era capaz de mandar a que le hicieran.—Ya me hartaste, te voy a enseñar una lección, las perras cómo tú solo tienen que obedecer, así que quédate quieta, hoy vas a ser nuestra y luego de muchos más en los barrios bajos
— Estoy bien, gracias Sr. Walsh. Pero, ¿qué está haciendo usted aquí? — Cuestionó Mia, justo antes de recordar lo que había hecho, había implicado a Dante en su secuestro, casi lo había olvidado. Se sintió nerviosa y avergonzada, sin saber que decir, pero Dante no parecía disgustado ni molesto. — El médico te ha examinado, no hay traumatismo, sólo alguna contusión. Mis hombres ya han atrapado a esos matones y los han entregado a la policía. — Explicó Dante sin dejar de mirarla con intensidad. Mia frunció el ceño confundida. — ¿Tus hombres? El tiroteo fue… — Eran mis guardaespaldas. Pero no te preocupes, los matones serán llevados ante la justicia. — Espetó Dante con una expresión dura al recordar que si no hubiese intervenido, quién sabe lo que le hubiesen hecho a Mia. — Siento haber tenido que mentir. Además, gracias por salvar a Lydia también.— Mia bajó la voz avergonzada por no haber podido proteger su hija y que Dante una vez más tuviera que rescatarlas. Imaginaba que así c
Mia giró la cabeza con emoción, seguía enfadada.— Sólo ha visto a Lydia un puñado de veces Sr. Walsh, ¿por qué me estoy dando cuenta ahora de lo arrogante que es usted? Usted no conoce realmente a mi hija. Y no creo que ella necesite un padrastro.— ¿De verdad cree que no necesita un padre? Es cierto que Lydia solo me ha visto pocas veces, pero ya cree que soy su padre, así que ¿cómo explica eso? — Cuestionó Dante arqueando una ceja, dándose cuenta que Mia era realmente testaruda, pero eso solo lo hacía sentir más interesado en ella. Mia se quedó sin habla.— Eso es porque tú la instigaste a hacerlo, ¡no estaba destinada a ser ese tipo de niña! — Argumentó Mia en tono elevado.— ¿Entonces por qué no te hizo caso a ti, su propia madre, en vez de a mí, una persona desconocida a la que sólo había visto dos o tres veces? — Yo…— Mia, no me respondas todavía. — Al decir esto, el hombre se sentó directamente en el borde de su cama, el olor a perfume volvió a impregnar, los latidos del co
Dante respondió, todavía sin mirar atrás:— Lo que dije es verdad, desapareceré Srta. Miller. Ahora no puedo seguir aquí, lo siento Lydia. —La voz de Dante se volvió profunda y distante.Mia sintió que se le helaba la sangre por un momento, no quería que él saliera de esa puerta en absoluto, pero por alguna razón no podía decir nada.—¡Mamá! ¡Por favor no dejes ir a papá! — Los ojos de Lydia estaban llenos de lágrimas y corrió hacia la cama de Mia.Al ver que Mia no respondía, Lydia notó el botón de emergencia al lado de la cama y lo presionó. Entonces Lydia tiró de la manija de la puerta antes de que Dante cerrara la puerta.— ¡Papá, no te dejaré ir! —Dante finalmente giró la cabeza, pero a través de la rendija de la puerta, Mia solo pudo ver que los labios del hombre, que en ese momento estaban llenos de energía, se habían vuelto pálidos. ¿Qué tan grave fue su lesión en el brazo? No esperaba herirlo al intentar alejarse de él.El médico residente estaba haciendo rondas cerca y lle
— Haz lo que te digo Axel, y además, dile a Katherine que no diga nada de Mia a los abuelos, o nadie le enviará una invitación a la Semana de la Moda de París el mes que viene. — Ordenó Dante, preocupado por las calumnias de Bruno hacía Mía y Lydia, porque es probable que Katherine se deje engañar por él y tome en serio las falsedades, y aún no le ha enseñado a Katherine los resultados de las pruebas de Lydia.— Sí, señor.— Además, necesito que le asignes una casa más bonita y en una zona más segura de mis propiedades a la que Mia y Lydia se puedan mudar pronto. — Ordenó pensativo, quería que mientras su hija y Mia no se mudaran con él, estuvieran cómodas y seguras.— Entendido, señor. ¿Se lo digo directamente a la Srta. Miller?— Quiero que vayas a ver a su amiga Isabel y trates de convencerla de que se muden, debe decirle a Mia que el precio del alquiler será un poco más bajo que el que pagan actualmente o que incluso un amigo se lo proporcionó gratis para que lo cuidara. — Respond
Mia abrió los ojos y se encontró con la mirada de la enfermera que recién había entrado a su habitación.— Señorita Miller, hoy se le dará de alta. —Informó la enfermera.— Está bien, gracias. —Murmuró Mia y vio a la mujer salir.Al quedar sola no pudo evitar pensar en lo sucedido con Dante ayer, se sentía muy reacia a dejarlo ir, desde entonces había un vacío en su pecho.Se sentía muy incomoda con esto y estaba preocupada por él, pensaba que él no debería haberse ido así, pero Dante simplemente se había negado a mirar atrás, dejándola sin nada más que la tristeza y la culpa ahogándola.Había sido su propia culpa, lamentablemente lo había entendido demasiado tarde y renunció a alguien que realmente la quería y se preocupaba por ella.Ahora ya no importaba si se arrepentía ni el dolor de perderlo, ya todo había terminado y pensaba que irse de aquí seguía siendo la mejor opción.Su secuestro lo había confirmado, sin importar lo que hiciera, ni si ella se mantenía a distancia, si seguía
Mia al verlo, voltea su rostro, ignorándolo, sigue caminando hacía el lado contrario de donde él venía como si no lo conociera, queriendo evitarlo porque no quería hablar con él, pero una mano la toma del brazo por detrás, deteniéndola y Mia con su cuerpo rígido, voltea hacía él. — Mía, espera, quiero hablar contigo. — Espetó Carson, soltándola. — Me enteré por la policía de que fuiste atacada por un grupo de personas y que fuiste hospitalizada, quería saber cómo estabas. — Dijo amablemente y ella frunció el ceño. Al escuchar las palabras de su padre Mia sintió que esto era irónico, él estaba diciendo que fue atacada por un grupo de personas, pero no hablaba de la persona que los instigo, la verdadera culpable. — Estoy bien, si eso es todo, debo irme. — Musitó Mia sin dejar de fruncir el ceño. Como ella esperaba, su padre nunca creía que Mandy le hizo daño, o lo sabía, pero fingía que no saberlo. Fuera lo que fuera, no tenía ánimos de discutir. Cuando Mia se dirigió a otra orienta
Todos los agravios, el dolor y las emociones incómodas llegaron a su corazón, pero Mia no pudo refutar que Carson tenía razón. Ella creó un escándalo, pero realmente no podía recordar quién habría pasado la noche con ella si no fuera con Bruno. Carson Miller no puede creer que hace seis años su esposa Celia echó a Mia, que estaba embarazada. Pero han sucedido cosas y él piensa que su esposa debe tener sus razones para hacer esto. Además, el comportamiento de Mia es casi imperdonable. Incluso si la dejara en casa, ella definitivamente intentaría escapar. — No quiero seguir peleando contigo Mia. La vida que estás viviendo como una rata de alcantarilla es tu propia elección. No pienses en culpar a tu hermana. Ahora súbete al auto conmigo y llévame a ver a mi nieta. Le traje un regalo.—Carson relajó ligeramente su tono. — Hace unos minutos estabas llamando bastarda a tu propia sangre. No dejaré que la vea, Sr. Miller. Si quiere ser abuelo, pídale a Mandy que le dé un nieto. Mi hi