Esmeralda Llorar, llorar, llorar. Habían pasado dos días y lo único que había hecho era llorar, las chicas se habían turnado para estar junto a mí, pero en estos momentos no me soportaba ni yo misma, debo aceptar que parecía un fantasma, me levantaba de noche, estaba pálida y ojerosa, no comía y si es que algo entraba en mi organismo lo devolvía en el baño al poco rato. Fueron necesarios tres botellas de tequila para perder la conciencia la primera noche, luego de eso dormí casi un día completo, apague mi móvil, deje mi carro en el restaurante, sabía que mi exsuegro me había buscado allí, sin embargo, tampoco fui capaz de hacerle alguna llamada. Era viernes y mi cabeza me daba vueltas, era mi tercer y último día así, lo había decidido, luego de aquella conversación con mis amigas, solo tres días me daría para retorcerme, para lamentarme y sentir pena por mí misma, por mi vida y todas las situaciones que he tenido que pasar, soportar mientras mi relación junto a Júpiter avanzaba. Me
Júpiter Amato Una semana, una m*****a semana llevaba en Italia, y no había día que no despertara con resaca, estaba cansado, me sentía cansado, los viajes, las juntas, la situación en casa no me habían hecho bien y la presión de los abogados me estaba sobrepasando. Mi padre había partido a Europa, mi hermano se había quedado en NY mientras mi primo viajó a Rusia, él quería ver que tan quebrado estaba nuestro lazo con Víctor y su familia, Verona se quedó en Italia, en la casa familiar, a la que había evitado ir por algunos días, ella compartía la opinión de Esmeralda y no quería ser juzgado en estos momentos. Esmeralda ¿Dónde estarás hechicera mía? Volvía a pensar en ella y mi cabeza quería perderse en ella nuevamente, me levanta y me di una ducha con agua fría, bajé en busca de algo para comer, estaba en mi apartamento, pero tan pronto como entré a la cocina me di cuenta de que no estaba solo, Verona estaba dentro. – ¿café? – ofreció y yo asentí. Nos quedamos en silencio y así fue
Esmeralda Visité varias direcciones antes de dar con la correcta, me encontré con una mujer que aseguraba había estado de novia con Antonio, pero que no recibía noticias de él hace algunos meses, ella me contaba que mi hermano estaba nervioso y consumía drogas, solo se relajaba con Javier, pero luego los dos desaparecieron. Le di las gracias y me dispuse a salir de allí, pero antes le pregunté si sabía dónde ellos estaban viviendo, la chica me hizo el favor de llevarme hasta donde mis hermanos rentaban un cuarto doble, la mujer que me recibió en aquella pensión no era tan amable con la supuesta novia de Antonio, pero me dejo entrar cuando le pague los meses de renta que le debían. – Esta es – dijo sacando el candado que cerraba la puerta – nada se ha movido, ni siquiera hemos entrado a limpiar, aunque el menor siempre mantenía todo muy limpio – asentí y le di las gracias. Respiré profundo y entré a ver, no estaba tan desordenado, pero el aroma a húmedo y guardado se juntaba y no er
Júpiter Amato Salía de la consulta con mi terapeuta, había decido comenzar un régimen hace algunos días, me di cuenta de que estaba bebiendo demasiado y eso estaba afectando a mi juicio, a mis negocios y sobre todo a mi vida persona, en la última semana me había sentido más cómodo, incluso había podido sostener una conversación con Milenka, que estaba igual de chillona que siempre, pero por lo menos había entendido que no seriamos una pareja, aunque ella había dicho que seguiría intentándolo, según ella – lucharía por nuestro amor – rodé los ojos al recordar eso. Subí hasta mi oficina y me topé con la sorpresa de que mi hermano estaba allí, traía cara de pocos amigos y mientras me entregaba algunos informes, sacaba a cada rato su móvil, lo invite a quedarse en mi apartamento y acepto. – Solo estaré algunos días – acotó – quiero volver lo antes posible, tengo algunos asuntos que resolver. – ¿Tomarás vacaciones? – pregunté, ya que las clases en la universidad habían acabado y la firm
Esmeralda Estaba caluroso, desperté con los ojos pegados en las paredes blancas, había pasado los últimos días durmiendo al lado de Javier, mi hermano estaba bastante mejor de salud, pero los doctores no le daban muchas esperanzas de vida, lo mejor que oí fue que le daban seis meses de vida, él se conformaba con eso, pero no logro recordar la última vez que había llorado tanto como ese día. Solté el aire y escuché como mi hermano se reía de mí y se burlaba de mis ojeras, la verdad es que cada vez que él duerme, busco algún tratamiento, algún lugar en donde me den más esperanzas, pero hasta el momento no había tenido éxito alguno. Pronto llego Diamante, ella se había hecho muy amiga de Javier, a mi hermano le encantaba pasar el rato con ella, eran muy parecidos y con un humor negro que espantaba, ese día ella se quedaría a hacerle compañía, yo tenía una reunión con algunos médicos y de paso me reuniría con Rogelio, él me había pedido una junta. Tomé el bolso que mis amigas me habían
Júpiter Amato El vuelo se me hizo eterno, sabía que estaríamos en la madrugada en NY, pero jamás pensé que me pesaría tanto el viaje, apenas tocamos tierras, todo comenzó a complicarse, nuestro equipaje no estaba aún procesado y otro avión estaba aterrizando en la pista privada, medio personal salió a atenderlos, me di cuenta de que se trataba de Don Rogelio, él venía con más personas, pero cuando me di cuenta de quién se trataba, quise enterrarme vivo en ese minuto. No deje nada, baje la mirada y traté de poner algo en mis audífonos que justo se habían desconectado, solté un suspiro derrotado ¿Cómo podría nuestro encuentro ser tan inoportuno? Sabía muy bien que ella no quería verme, evitó en todo momento mis ojos, mi cuerpo, tan siquiera mi silueta, ella me odiaba, no había duda. Del brazo de nuestro socio venía Esmeralda, ella se veía más feliz de lo normal, su grupo de amigos la seguía, apenas entraron al edificio, su rostro cambió, todos se quedaron a un lado del lugar, mientras
Esmeralda – Nos vamos a casar – dijo mi hermano, mientras bebíamos café en Central Park – algo pequeño, incluso habíamos pensado en irnos por ahí, casarnos y disfrutar de un viaje para los dos – me hacía ilusión que estuviera tan bien, pero sabía que los médicos habían dicho que tendría una mejora antes de su último momento - ¿Qué piensas hermanita? Desde que llegamos te veo misteriosa. – Me gusta que seas feliz – tomé su mano y seguimos caminando de esa forma – si te hace feliz casarte, hazlo, si quieres viajar y tener una luna de miel, anda, vete de viaje, sé feliz – los dos reímos – creo que nos merecemos eso, tú te lo mereces. – Tú también mereces ser feliz – y esa frase se me quedó pegada en la cabeza todo el día. La tarde paso rápido, comimos juntos en el restaurante, pero luego nos fuimos a casa, Rubí junto a Zafiro fueron a sus respectivas universidades, Diamante estaba con mi hermano, ellos no se despegaban y los demás estaban en sus labores, no había nadie con quien poder
Júpiter Amato – No lo vuelvas a decir – implore – no digas eso jamás, nosotros no somos un error, en ningún momento – la cubrí con mis brazos, no la deje ir, aunque sabía que lo tendría que hacer ahora o en un rato más – por favor, solo hablemos. – Está bien, me quedo, solo al desayuno – respondió sin mirarme a los ojos – pero, por favor, suéltame. La dejé ir y mientras terminaba de vestirme, mi móvil sonó, conteste de inmediato y mi padre por primera vez en años estaba gritándome del otro lado de la línea, exigía mi presencia de inmediato, no sabía qué sucedía y hable firmemente con él. – Hijo, no estoy molesto, no es sobre nuestras empresas y lo que anoche hiciste - él ya lo sabía – Milenka está aquí, exige verte, viajó toda la noche desde Italia hasta aquí – maldición, maldición, maldición, mi mente gritaba. – Dile que estoy en mi casa, que llegaré en un par de horas, inventale algo sobre el desfase horario o solo dile que recién estoy despertando – susurro un sí y escuche la v