Nos quedamos en silencio mientras veíamos a nuestras mujeres compartir en una mesa más allá, ellas hablaban animadamente, mi padre y Aimé no se veían en ninguna parte, podía casi adivinar que estaban en sus cosas, desde que se casaron no pierden el tiempo, mi padre cada que puede le da una sorpresa a su mujer, de una manera sorprendente y no desaprovecha fechas, antes los envidiaba, pero luego me di cuenta de que cada pareja tiene su forma especial de demostrarse su amor.
En nuestro caso, a mí y a mi moreno nos encantaba viajar, recorrer diferentes lugares si era necesario, pero viajar por siquiera un mes al año.
Una canción lenta comenzó a sonar y apenas los primeros versos se escucharon me puse de pie y saqué a Kira a bailar pronto mis hermanos y sus parejas nos siguieron, mi padre no se demoró en aparecer a nuestro lado, y finalmente nuestros amigos y el resto de nuestros invitados.<
Al poeta tóxico qué prefiere el vino y la cerveza, antes de mi sidra y Whisky, pero que concordamos en el tequila, y vemos allí uno de los grandes placeres de la vida. Dia Mond, 2021.SinopsisUna mujer llena de misterios que desea ser libre. Un empresario frustrado, a la cabeza del legado familiar. Y una noche en Las Vegas que cruzar&aacut
Júpiter Amato — ¿estás bien? – preguntó mi padre cuando entré a su despacho sin tocar, no fui capaz de contestar, él solo me invitó a sentarme. — Estoy preocupado – se me quedó viendo – abuela Fiorella no está bien, si ella faltara … — Yo me pondré a la cabeza de la casa familiar – dijo como adivinando mi petición, sacándome un gran peso de encima, dejándome respirar tranquilo, sin sentirme obligado o atado a cumplir con las tradiciones familiares – pero ¿sabes que eso no te dejará exentó de la tradición familiar? – me deje caer prácticamente en una de las sillas en frente de él – es un peso que hasta a mí me duele, sigue doliendo – su mirada perdida en una foto de mi madre, se puedo ver el dolor latente, la culpa que pesaba sobre sus hombros. Solté un suspiro – no seas como yo, no te pierdas en una infame tradición que nada más ha traído desgracia a esta familia – me quedé pensando en sus palabras, pero había sacrificado mucho para llegar a este punto, no podía dejar todo de lado,
Júpiter Amato Camine hasta la tumba de mi madre, allí deje un ramo de flores, ella amaba toda flor blanca, habían pasado dos años desde que todo cambió, un muy buen cambio, el desarrollo de mi familia había crecido, nos habíamos expandido como empresa y ya la tan alabada empresa familiar no solo se dedicaba a la venta de las armas o transporte de estas, ahora teníamos diferentes rubros, desde un hotel hasta algunas boutiques, al gusto de tía Verona y mi padre. Me retiré del lugar tan pronto como algunos empleados comenzaron a aparecer, era muy temprano y a nadie le había dicho que haría, pero era de suponerse que al verme las personas que mantenían la casa limpia, informaran a mi padre de mi presencia allí, entre en mi carro y conduje hasta el cementerio, un trabajador me dio las llaves del mausoleo familiar, allí deje otro par de flores, mi abuela había celebrado dos años de su muerte hacía poco y no estuve en su misa. Los negocios en Europa y Asia me habían mantenido muy ocupado e
Esmeralda Me levanto sintiendo un gran vacío en mi interior, escucho que llaman a la puerta, son mis colegas que viene a avisarme que todo está listo, pido un momento para darme un baño y luego vestirme, tomó el cuadro con la fotografía de tía Gloria, dejo un beso en el pequeño altar que tengo con la foto de mi difunta abuela y salgo de la habitación. Hace poco se cumplieron dos años desde mi llegada hasta este lugar, y a su vez, perdí a la segunda persona que me acompañaba, sentir que con partida de tía Gloria había quedado totalmente sola, era una mentira, pero sí decir que me sentía sola se quedaba corta con el gran sentimiento que cargaba en ese momento. Suspiré cuando vi en la entrada del pequeño departamento que rentaba a varias señoras y chicas con las que trabajaba, ellas eran mi única compañía, todas se acercaban a darme su pésame para luego salir de allí y encaminarnos hasta el cementerio en el que sepultará a la mujer que me enseñó muchas cosas, a quien debo agradecer est
Esmeralda Estaba anonadad, no creo poder resistir lo que mi ahora compañera de cuarto había resistido, ese tipo prácticamente la había marcada, solté el aire de mis pulmones y trate de dormir, cosa que se me había hecho casi imposible, de pronto vi que ella se movía, estaba peleando con alguien, sollozaba y balbuceaba, me apresure a despertarla y calmarla por unos minutos. — Es estúpido, no entiendo por qué todo persiste en mi mente – dijo después de unos minutos de silencio – solo estuve en esa casa un par de días. — Pero en tu casa viviste más de 18 años, y ellos tampoco fueron muy buenos contigo – se quedó en silencio – puede que no lo piense ahora, puede que incluso aun estés agradecida por tus padres, pero debes asumirlo – vi una lágrima brillante recorrer su mejilla – ellos te vendieron. — Y al mejor postor, lo sé – limpio rápidamente su lágrima – pero aun así es difícil – mi móvil sonó en ese preciso momento, provocando que las dos nos sobresaltáramos, me senté en la cama y
Júpiter Amato Decidí tomar vacaciones, y luego de organizar algunas cosas, tomé el avión privado de la familia y me fui junto a Venus, él no dudó en acompañarme, no sabía si era por apoyo o por simple morbo, de todos modos, se reiría, por lo que lo acepte a mi lado con gusto. Días antes me había puesto en comunicación con el abogado de mi abuela, a quien le había confesado mis ganas de casarme con una mujer que aún no conocía, pero que estaba garantizado que cumpliría las imposiciones del testamento, el hombre no se sorprendió por mi decisión, de hecho, afirmó que no sería el primero que recurre a esa subasta, era muy conocida, solo me pedía discreción, y que protegiera la cuna de mi futura esposa. Sus orígenes eran lo que más le preocupaba al hombre, no podía decirle nada, porque sí, si las personas de mi entorno supieran que la mujer con la me casaré había sido subastada, se convertiría en una paria social, solo espero que esto nos beneficie a los dos. NY estaba en pleno invierno
Esmeralda En ese momento me había invitado a un café, en la villa que se estaba quedando, claro que sabíamos a qué íbamos, pero que todo fuera tan cordial como una cita real, era una de las mejores cosas que tenía todo esto. La noche, hasta el momento había sido de ensueños, Júpiter, quien había sido mi pareja se había comportado como un caballero, habíamos congeniado de lo más bien, ninguno de los dos era muy bueno para hablar, cosa que me hacía sentir cómoda, incluso me había dejado conducir su carro, un hermoso deportivo negro de dos puertas, uno que solo había visto en imágenes. Pero estaba inquieta, su tranquilidad, su mirada sobre mí, su cuidado, y para qué decir de su atractivo, era un maldito dios, me gustaba su físico, había podido sentir sus labios y jamás me habían besado de esa forma, porque si era virgen, pero había probado besos de otros labios, pero jamás sentí que me devoraban, invitaba a pecar. Reí sin querer y él se me quedó viendo, sus ojos buscaban algún tipo de
Júpiter Amato Un escalofrío recorrió mi espalda, estaba en la gloria, me había encantado todo, sus formas, su sutil belleza y esa fuerza que era evidente, había temido por algunos momentos, había dudado de decirle o no mis planes, le había confesado que buscaba una esposa, pero al ver la cara que había puesto me pareció imposible contarle mis planes y que ella aceptara sin rechistar, solté un suspiro y me acomodo abrazándola, pocas veces me había sentido bien compartiendo mi cama con una mujer, pero esta vez la sentí y la viví diferente, ella era mi mujer, y tendría que acostumbrarme. Mil veces me pregunté qué diría mi familia, mil veces me pregunte su estaba bien lo que estaba haciendo, pero había respuestas para estas preguntas, Esmeralda era una mujer que a kilómetros se veía que era capaz de sobrevivir a un suceso como esto, incluso presentía que me perdonaría, aun así, no creía que fuera a aceptar irse conmigo de buenas a primeras, más aún si le confesaba que estábamos casados s