Júpiter Amato Me sentía bien, estaba feliz, había podido hablar, disfrutar y dormir al lado de mi pequeña hechicera, me sentía animado, mi noche y mañana habían sido inigualables, sonreía como un estúpido recordando como me había pedido que me quedara, como me había contado su aventura por México, había maldecido internamente al saber que ella me quería allí y yo fui tan estúpido de no poder hacerlo, me hice una promesa, la próxima vez que ella vaya a su tierra, yo iría con ella, aún debía presentarles mis respetos a su madre. Tampoco podía creer que Rogelio fuera su padre, creo que había sido un secreto a voces, ahora que lo pienso, desde que la conoció estuvo al pendiente de ella, la investigación sobre su hijo biológico quedó de lado y simplemente le bastó una muestra de ADN para confirmar sus sospechas, dicen que la sangre tira, pero esta vez fue un golpe de realidad para ambos, solo espero que mi pequeña se tome este tema con la misma tranquilidad que me lo había contado. Pase
Esmeralda Habían pasado dos días desde que mi hermano se había ido de viaje, estábamos full entre el trabajo de la pastelería y el restaurante, sin Diamante, Rubí era quien se encargaba de la administración, por lo que la organización estaba a la orden del día, por lo menos habíamos llegado a un acuerdo y podríamos tomarnos uno o dos días libre a la semana, sonreí cuando vi a Apolo entrar al restaurante, enseguida se sentó en la barra y su novia lo salió a recibir. Rubí y Apolo, eran oficialmente novios, no todos estaban contentos con esta relación, pero nada se podía hacer, era la primera vez que la veía cómoda al lado de un hombre que nos fuera Vodka, Darío o mi hermano, por a Rogelio lo toleraba, incluso se llevaban bien, pero no le gustaba que la tocaran y mi padre era un hombre muy cariñoso. De pronto los tortolitos se me quedaron viendo, para mi sorpresa Apolo venía en su papel de abogado y a notificarme sobre la demanda de divorcio que había puesto Júpiter, solté un suspiro –
Lucifer – No frunzas el ceño – advierte Adriel – ¿en qué piensas Lucí? – canturrea divertido. – Algo no me cuadra la policía tiene mucha gente ¿para qué nos quieren? – pregunto y Draco se sienta en frente de mí – ellos podrían construir una historia, meter gente y de igual forma llegarían a más de un culpable … – Pero no a todos – dice él, quien me ofrece un pequeño vaso con tequila – ellos quieren cubrir más espacio, la mujer que nos contactó, la fiscal es una mujer ambiciosa – nos entrega una carpeta con sus datos, hojas de vida de algunos hombres, Samil - ¡Interesante! – Draco me veía fijamente – presiento que nuestra bella reina tiene los ojos puestos en alguien ¿me equivoco? – Lo conozco, ayude a su hija o su sobrina, no sé algo así – admití – pero debo admitir que lo veo un hombre bastante interesante – escuche las risas de mis hermanos y negué con la cabeza. Pero pronto vi mi reloj de pulsera, tomé mi vaso de tequila y bebí su contenido
Kira Andrade Termino de llenar un par de informes, estoy en la oficina, sé que en cualquier momento las chicas interrumpen aquí y nos vamos al centro, hoy es un día especial y sospecho que Max lo quiere hacer aún más especial. Hoy se cumplen cinco años desde que nos hicimos oficialmente pareja, tomo mi móvil y comienzo a ver nuestras fotos, estos años han sido tan exquisitos, llenos de viajes, llenos de momentos fantásticos compartidos por los dos junto a nuestra hija, junto a nuestra Marie que cada día está más grande, es tan parecida a su padre, incluso sus gestos son idénticos a los de mi italiano. Dejo salir un suspiro y recuerdo la sensación de hace un par de días y justo en ese momento siento que la puerta se abre, es Aimé quien trae una enorme sonrisa, me sorprende su vitalidad, me gusta el vestido que trae hoy, es corto y de seda, un color rosado pálido, como se puede ver tan bien luego de tener dos hijas. Hace poco más de dos años fue mamá bi
Salvatore D’Angelo Despierto con el cuerpo de mi ángel desnudo y apegado al mío, beso su frente y ella enseguida busca mis labios, han pasado cinco años desde que nos dimos el sí, hemos hecho nuestra familia, luego del nacimiento de Angelic vino el de Mía, ella llegó para darme una lección, jamás sufrí un embarazo como el de mi poroto, fue complicado, doloroso para Aimé y muy difícil de llevar, aunque ahora nos da los momentos más divertidos, su nacimiento me hizo un par de años más viejo. Por eso, decidimos cerrar la fábrica, si tenemos más hijos no serán biológicos, no quiero volver a correr el riesgo de perder a mi mujer. – ¿en qué piensas, amor? – mi preciosa pone sus manos sobre mi pecho y mientras observa mis ojos sonríe brillantemente. – Solo recuerdo la llegada de nuestra beba – ella rueda los ojos y se levanta. Sé que no le gusta hablar de ese tema, siempre me dice que fui un exagerado en ese momento, más porque quería que tuviera un parto co
Aimé Bombelles D’Angelo Cinco años ¡Dios mío! Cinco años ya, suspire y recibí un mensaje de Lola, ella estaba arreglando los cursos de los niños, esta tarde se la tomarían libre, ya que al anochecer Max se casaría con Kira en el patio del viñedo, sonreí al ver una fotografía de mis hijos en el colegio, ellos ni siquiera sabían que había gente allí para ellos. Desde el nacimiento de Mía los accidentes habían bajado, la prensa ya no estaba tan interesada en nosotros y nos pudimos dar un respiro, aun manteniendo nuestra seguridad, suelto un suspiro y termino de revisar nuestro último caso, para mi suerte la madre superiora del convento en Roma nos puede ayudar y así darle asilo a algunas de las mujeres que llegan aquí, para no dejarlas desamparadas. Busco mi cartera y mi chaqueta, tomo mi móvil y salgo de mi oficina hacia la de Kira, para ella hoy hay una sorpresa muy especial, pero cuando llego la veo algo desorientada, a decir verdad, hace algunas semanas la v
Máximo D’Angelo Respire profundo y me detuve a mirar cómo había quedado el patio de la casa, todo estaba entre manteles blancos y detalles azules, por inercia toque mi corbata, pero recordé que Aimé ya la había anudado, ese sentimiento de familiaridad azoto mi corazón, a pesar de todo lo que había pasado tenerla a ella era como tener un pedazo de mi madre entre nosotros, más que nada era porque de esa forma se comportaba ella con nosotros, era como una madre. Nos aconsejaba, reprendió cuando se debía, felicitaba y consentía cuando podía, nos trataba igual que a nuestros hermanos pequeños, sonrió al recordar las últimas vacaciones familiares, fue una de las mejores que hemos tenido. La llamada de mi padre me distrae, me avisa que ya están en el aeropuerto, pero es la organizadora quien me busca y comienza a hacer pasar a los invitados a tomar asiento, Santino junto a Giuseppe saludan en la entrada y agradecen la asistencia, como no son mucho y varios son amigo
Prólogo. Un golpe me despertó, su sonido hizo eco en nuestra casa, escuché a mi padre gritar y por la ventana me di cuenta de que había algunos hombres de traje parados en la entrada de nuestra finca, podía adivinar que eran del banco, este año la cosecha se había echado a perder, por lo que habíamos acarreado algunas deudas que amenazaban con quitarnos lo único que conocíamos. Samuel, mi hermano mayor trajo a Simona, ella aun pequeña no entendía muy bien y trataba de esconderse entre nosotros por los fuertes golpes en nuestra puerta, mi padre salió a atenderlos, mientras escuchábamos los sollozos de mi madre, ese día en particular lo recuerdo por completo. Ese mismo día por la tarde, mi padre nos ordenó empacar lo más esencial, una vieja maleta y un pequeño bolso de mano de mi hermano fueron lo único que teníamos, y junto a un par de bendiciones de los ojos llorosos de nuestra madre, no fueron entregados 3 tiquetes para el tren de la 4 de la tarde. A