Lucifer
– No frunzas el ceño – advierte Adriel – ¿en qué piensas Lucí? – canturrea divertido.
– Algo no me cuadra la policía tiene mucha gente ¿para qué nos quieren? – pregunto y Draco se sienta en frente de mí – ellos podrían construir una historia, meter gente y de igual forma llegarían a más de un culpable …
– Pero no a todos – dice él, quien me ofrece un pequeño vaso con tequila – ellos quieren cubrir más espacio, la mujer que nos contactó, la fiscal es una mujer ambiciosa – nos entrega una carpeta con sus datos, hojas de vida de algunos hombres, Samil - ¡Interesante! – Draco me veía fijamente – presiento que nuestra bella reina tiene los ojos puestos en alguien ¿me equivoco?
– Lo conozco, ayude a su hija o su sobrina, no sé algo así – admití – pero debo admitir que lo veo un hombre bastante interesante – escuche las risas de mis hermanos y negué con la cabeza.
Pero pronto vi mi reloj de pulsera, tomé mi vaso de tequila y bebí su contenido
Kira Andrade Termino de llenar un par de informes, estoy en la oficina, sé que en cualquier momento las chicas interrumpen aquí y nos vamos al centro, hoy es un día especial y sospecho que Max lo quiere hacer aún más especial. Hoy se cumplen cinco años desde que nos hicimos oficialmente pareja, tomo mi móvil y comienzo a ver nuestras fotos, estos años han sido tan exquisitos, llenos de viajes, llenos de momentos fantásticos compartidos por los dos junto a nuestra hija, junto a nuestra Marie que cada día está más grande, es tan parecida a su padre, incluso sus gestos son idénticos a los de mi italiano. Dejo salir un suspiro y recuerdo la sensación de hace un par de días y justo en ese momento siento que la puerta se abre, es Aimé quien trae una enorme sonrisa, me sorprende su vitalidad, me gusta el vestido que trae hoy, es corto y de seda, un color rosado pálido, como se puede ver tan bien luego de tener dos hijas. Hace poco más de dos años fue mamá bi
Salvatore D’Angelo Despierto con el cuerpo de mi ángel desnudo y apegado al mío, beso su frente y ella enseguida busca mis labios, han pasado cinco años desde que nos dimos el sí, hemos hecho nuestra familia, luego del nacimiento de Angelic vino el de Mía, ella llegó para darme una lección, jamás sufrí un embarazo como el de mi poroto, fue complicado, doloroso para Aimé y muy difícil de llevar, aunque ahora nos da los momentos más divertidos, su nacimiento me hizo un par de años más viejo. Por eso, decidimos cerrar la fábrica, si tenemos más hijos no serán biológicos, no quiero volver a correr el riesgo de perder a mi mujer. – ¿en qué piensas, amor? – mi preciosa pone sus manos sobre mi pecho y mientras observa mis ojos sonríe brillantemente. – Solo recuerdo la llegada de nuestra beba – ella rueda los ojos y se levanta. Sé que no le gusta hablar de ese tema, siempre me dice que fui un exagerado en ese momento, más porque quería que tuviera un parto co
Aimé Bombelles D’Angelo Cinco años ¡Dios mío! Cinco años ya, suspire y recibí un mensaje de Lola, ella estaba arreglando los cursos de los niños, esta tarde se la tomarían libre, ya que al anochecer Max se casaría con Kira en el patio del viñedo, sonreí al ver una fotografía de mis hijos en el colegio, ellos ni siquiera sabían que había gente allí para ellos. Desde el nacimiento de Mía los accidentes habían bajado, la prensa ya no estaba tan interesada en nosotros y nos pudimos dar un respiro, aun manteniendo nuestra seguridad, suelto un suspiro y termino de revisar nuestro último caso, para mi suerte la madre superiora del convento en Roma nos puede ayudar y así darle asilo a algunas de las mujeres que llegan aquí, para no dejarlas desamparadas. Busco mi cartera y mi chaqueta, tomo mi móvil y salgo de mi oficina hacia la de Kira, para ella hoy hay una sorpresa muy especial, pero cuando llego la veo algo desorientada, a decir verdad, hace algunas semanas la v
Máximo D’Angelo Respire profundo y me detuve a mirar cómo había quedado el patio de la casa, todo estaba entre manteles blancos y detalles azules, por inercia toque mi corbata, pero recordé que Aimé ya la había anudado, ese sentimiento de familiaridad azoto mi corazón, a pesar de todo lo que había pasado tenerla a ella era como tener un pedazo de mi madre entre nosotros, más que nada era porque de esa forma se comportaba ella con nosotros, era como una madre. Nos aconsejaba, reprendió cuando se debía, felicitaba y consentía cuando podía, nos trataba igual que a nuestros hermanos pequeños, sonrió al recordar las últimas vacaciones familiares, fue una de las mejores que hemos tenido. La llamada de mi padre me distrae, me avisa que ya están en el aeropuerto, pero es la organizadora quien me busca y comienza a hacer pasar a los invitados a tomar asiento, Santino junto a Giuseppe saludan en la entrada y agradecen la asistencia, como no son mucho y varios son amigo
Prólogo. Un golpe me despertó, su sonido hizo eco en nuestra casa, escuché a mi padre gritar y por la ventana me di cuenta de que había algunos hombres de traje parados en la entrada de nuestra finca, podía adivinar que eran del banco, este año la cosecha se había echado a perder, por lo que habíamos acarreado algunas deudas que amenazaban con quitarnos lo único que conocíamos. Samuel, mi hermano mayor trajo a Simona, ella aun pequeña no entendía muy bien y trataba de esconderse entre nosotros por los fuertes golpes en nuestra puerta, mi padre salió a atenderlos, mientras escuchábamos los sollozos de mi madre, ese día en particular lo recuerdo por completo. Ese mismo día por la tarde, mi padre nos ordenó empacar lo más esencial, una vieja maleta y un pequeño bolso de mano de mi hermano fueron lo único que teníamos, y junto a un par de bendiciones de los ojos llorosos de nuestra madre, no fueron entregados 3 tiquetes para el tren de la 4 de la tarde. A
Capítulo I Al cabo de una semana tuvimos noticias de nuestros padres, habían conseguido un aplazamiento de la deuda, Samuel quería que nos devolviéramos, pero mi padre tenía otros planes, mientras que nuestro tío lo apoyaba, de hecho, ese mismo día habíamos comenzado. Simona fue enviada a un colegio para señoritas, gracias a que mi madre también había estudiado en aquel lugar, y a la buena relación que tenía el padre Arminio con la madre superiora y directora del establecimiento, mi hermana recibiría el resto de sus estudios en aquel lugar, y aun que a ella no le había gustado mucho la noticia, las cosas debían ser de ese modo. En lo que a mi hermano y a mí nos concernía debíamos elegir algo que hacer, por mi parte siempre había querido estudiar algo que tuviera que ver con la medicina, porque a pesar de tener una educación básica, no era precaria y se me daba muy bien las materias, Samuel era algo más físico, tío Arminio nos invitó a desayunar para hablar de
Capítulo II El avión aterrizó y a penas toque tierra brasileña pude ver a mi hermana de pie esperándome en las puertas del lugar, escuche cuando grito mi nombre y se arrojó a mis brazos, Simona estaba preciosa, toda una señorita, no era tan alta como mi hermano y yo, pero tenía sus formas espectaculares, cosa que me hacía recordar en como mi hermano se quejaba por los pretendientes que se aparecían. – Te he echado de menos ¿sabes? – dijo apenas la bajé – todo ha sido algo complicado sin ti – asentí, no quería que la emoción me embarga justo en ese momento – ¡Vamos! – tomo mi mano y me guio hasta su carro. – ¿Cómo sigue mamá? – pregunte una vez dentro del carro – por Samuel sé que no le ha hecho muy bien su tratamiento, pidió estar en casa … – Esperamos lo peor, ella pidió estar en casa, Samuel no pudo negarse, nuestro tío ha permanecido a su lado, igual un médico – entendí que nuestro hermano no había reparado en gastos. Desde la muerte de nue
Capitulo III Aún estaba amaneciendo cuando llegamos a Butimerin. El carro de Simona estaba frente a la plaza cuando bajé del autobús, pero antes de caminar hacia él, ayudé a Idara, a bajar, incluso, le ofrecí un aventón, pero ella me dijo que no podía. Antes de despedirme de ella, me di valor y le pedí su número de móvil. Sonrió y sin ningún inconveniente me lo ofreció. ―Adiós, Joel. Dijo y se acercó para dejar un beso en mi mejilla. – Adiós, Idara, Dije casi en un susurro. La vi caminar hasta que dio la vuelta justo en la esquina. Caminé hasta el carro de mi hermana y me di cuenta de que a pesar de ser temprano había varios ojos mirándonos. Ignoré lo obvio y me subí al vehículo, estaba relajado y algo feliz. Simona me recibió con un abrazo y así nos fuimos hasta la casa que mi hermano estaba terminando. Me informó lo que había descubierto. Respiré hondo al escuchar como el pueblo había crecido y que habían llegado nuevos hacendados, p