Esmeralda Me subo a mi carro y enciendo la calefacción, veo de lejos a mi amiga abrazarse sola, el invierno ha sido duro, demasiado duro para dos personas que lo más cercano que han visto a un invierno antes de llegar a esta ciudad fue una tarde cerca de playa con algo de viento, me carcajeo por los recuerdos, estas fechas a todas nos ponían melancólicas. El frío del viento pega en mi rostro, Dia, me pide que la espere por un mensaje de W******p, son las cinco de la mañana en NY, debemos recibir a algunos proveedores, la navidad está cerca y como en los dos años que llevamos con nuestro restobar, tenemos muchas reservaciones, la ubicación del lugar nos ha dado un éxito que nos sorprendió a todos. — Porque te estacionas tan lejos – reclamo Dia apenas subió al carro – frío hijo de su madre, cómo podemos estar a -5 grados – no le gusta ni el calor ni el frío, quien la entiende. — ¿Vamos? – pregunté y negó. — Esperemos a Vodka, venía atrás de mí, pero se le quedó su palito – las dos n
Júpiter Amato Volví como cada año, me tomé una copa en el Cesar Palace, rente la misma villa y me atore viendo algunas películas, había aprendido a hablar en español, pero que sacaba con todo esto, no la había encontrado, ni siquiera se había dado el tiempo de rechazarme, solo se marchó. Como una noche pudo haberme marcado tanto, como esa noche pudo haber grabado sus besos en mí, había estado con muchas mujeres en el último tiempo, me había encerrado a trabajar, me fui de viaje, investigué, supe cada movimiento que dio antes de esa noche, pero después, después no había nada, solo tenía una pista, una que no me sirve de nada, una licencia de conducir, una que había sacado en un condado donde nadie la conocía. Restregué mis ojos, la luz los hacía doler, llevaba dos días y dos noches encerrado en las vegas, era la tercera vez que hacía esto y mi límite eran siete días y seis noches, solté un suspiro mientras que en mis manos bailaban los anillos que le había dado, millones de veces tra
Esmeralda Azoto la puerta y me apresuro al ascensor, Vodka me acompaña y antes de salir del edificio me pasa su chaqueta, estos climas me hacen muy mal, mi hipertensión arterial me afecta de sobremanera, pero en este punto no sé si es por los hechos actuales o por el frío, suelto un suspiro cuando estoy en la camioneta, allí me derrumbo, allí analizo todo lo que recién pasó. Cierro mis ojos y trato de relajarme, de no pensar, solo relajarme, mi día ya es pesado con el trabajo y los preparativos para la navidad, pero nada resulta. — Esmeralda – llama mi compañero – el hombre – dice, mientras mantengo mis ojos cerrados. — ¿Cuál? – pregunto. — Tu esposo – abro los ojos y él me señala los ascensores, esto aún no termina, él está caminando hacia nuestro carro – creo que viene – dice y se carcajea - ¿lo detengo? – pregunta y yo niego con la cabeza, tomó la chaqueta de mi acompañante y bajó del carro. — Voy yo, no va a ser que se quiebra una uña por este esfuerzo – Vodka se vuelve a car
Júpiter Amato Luego de casi volverme loco tratando de comprar un regalo para esmeralda, decidí llamar a Verona, ella podría aconsejarme, y luego de confesarle algunas cosas, ella aceptó salir conmigo, para poder comprarle su primer regalo a mi mujer. — ¿sabes sus gustos? – me preguntó y yo negué, pero saqué una hoja con algunas cosas que había podido investigar de ella – pero ¿Qué es esto? – negó con la cabeza arrebatándome la hoja – como es que la tuviste que investigar para saber sus gustos – negó con la cabeza. — ven, vamos – me guio hasta un café y allí nos sentamos a conversar. — Hoy la vi, después de bastante tiempo, la vi – le confesé – hablamos, ella estaba molesta, pero demostró carácter – sonreí recordando su salida de mi despacho – está hermosa, aún más que la última vez que la vi, me pude dar cuenta que tiene confianza, es firme y se gasta un genio – mordí mi labio, mientras nos servían un café. — ¡no lo puedo creer! – escupió mi tía – ella te gusta, de verdad te gusta
Esmeralda Desperté algo desorientada, pero cómoda, luego me di cuenta de que una mano acariciaba mi abdomen, me levanté y me di vuelta y allí estaba, no había sido un sueño, cerré los ojos y me dejé caer en la cama. – Buenos días – saludó y yo no sabía qué decir. Me corrí un poco para que no me tocara y luego recordé cuando se quedó dormido. – Buenos días – correspondí – recuerdo una almohada entre nosotros – dije mientras buscaba mi móvil con la mirada. – Yo también la recuerdo, pero en este momento no sé dónde está – los dos nos reímos y luego volvimos al silencio – lo lamento – dijo apenado – no debí venir anoche, bueno en la madrugada, había bebido, había visto tus fotos – soltó el aire, yo me quedé en silencio – es mejor que me vaya – se levantó buscando su ropa. – Déjame te traigo tu ropa – me levante confiada, estaba con pijama, tome la ropa que estaba en el sillón y se la deje sobre la cama – iré por café, dejo que te vistas – él asintió y yo salí de la habitación. Me enc
Júpiter Amato Había bebido toda la tarde, estaba en mi oficina y de allí no me quería mover, repasaba en mi cabeza el beso de esta mañana, el rechazo que me había dolido tanto, suelto un suspiro y nuevamente bebo de mí vaso al seco, camino hasta el bar y ya no queda nada para beber, mi móvil no para de sonar, así ha pasado desde temprano, pero no quiero hablar con nadie. Abro la puerta de mi despacho y no hay nadie, busco en la oficina de insumos y no encuentro más licor, camino de vuelta a mi oficina y me dejo caer en el sillón, allí trato de descansar, pero quiero seguir bebiendo, mi mente no me deja tranquilo, las ganas de callar mis pensamientos hacia Esmeralda no me permiten descansar. – ¡Maldita m****a! – rezongo y escucho como el elevador se abre, debe ser o mi primo o Verona, pero para mi sorpresa es mi padre, se me queda viendo y se acerca a mí, se sienta frente a mí y esboza una sonrisa. – ¿Cómo te fue anoche? – pregunta como burlándose, luego suelta una carcajada y yo vo
Esmeralda Desperté, adolorida, con un amargo sabor en la boca y con un ruido en los oídos que cada vez se hacía más fuerte, abrí los ojos y las paredes blancas me abrumaron, trate de sentarme, pero uno de los costados de mi cuerpo dolía y a la vez estaba dormido, me quede recostada por un momento más, tratando de recordar dónde estaba y de repente el sonido de un disparo me sobre salto, lo recuerdo. Inquirí que estaba en un hospital, busqué el timbre para llamar a la enfermera y no me costó dar con él, cuando ella entró enseguida llamó al doctor quien luego de revisarme me comento lo que había sucedido. Un disparo rozó mi costado derecho, provocando que perdiera algo de sangre, eso no ayudó que estuviera algo baja en mi peso. Luego de reprenderme por no llevar una dieta saludable, siendo chef, me comentó que debía guardar algo de reposo, y que mi familia había pedido que me sedaron por la noche, asentí, sabía que si las chicas habían decidido eso era porque me conocían mucho como pa
Júpiter Amato Algunos días habían pasado desde que hable con Esmeralda, y aunque me doliera aceptarlo, ella tenía razón, no puedo pretender que mienta cuando se trata de nuestro matrimonio, ella no lo sabía, creo que ni siquiera se le había pasado por la cabeza casarse en algún momento. Suelto un suspiro y sigo revisando mis documentos, a pesar de estar casi a fin de año, los negocios no descansan, por ello prefiero estar en mi oficina. Tengo pendientes varias reuniones, no he querido salir del país por ella, pero creo que esto no avanzara, ella tiene su carácter y yo el mío, chocamos en muchas cosas, creo que lo mejor sería abordar este tema lo más pasivamente posible. Por lo pronto me sumiría en mi trabajo, no quería estar en casa, haya había invitados que no deseaba ver, mi padre había invitado a los Ivanov a cenar con nosotros el día de año nuevo, por lo que tendría a Vitali, mi amigo, y a Milenka, prima de él e hija del amigo de mi padre. – Te veo distraído ¿pasa algo, querido