CAMERON LUNA.—Sarah —le hablo en voz baja y ella levanta la mirada—. Esto dice que las hadas normalmente son hijas de la diosa o madre primavera.—Ah, sí —me contesta de la misma forma—. Eso es cierto.—¿Pero tú no me habías dicho que Mauro, Nadia y tú son hijos de la luna? —le pregunto en voz baja—. Porque ya no entiendo nada.Ella me regala una sonrisa.—Somos hijos de la diosa luna —me contesta en voz baja.—¿Entonces por qué…?—Mezclas de sangre.La veo confundido.Ella rueda los ojos divertida y sigue escribiendo algo en su libreta.—Solo sigue leyendo —me dice—. Entenderás todo cuando termines de leer el libro.Asiento no muy convencido y sigo leyendo el gran libro que ella me ha dado para entender todo de sobre su mundo o "el verdadero mundo" de este mundo como le dicen Nadia, Mauro y Sarah.Ay... Ojalá esto no estuviera pasando.El mesero nos trae nuestros cafés y ambos le decimos "gracias".Mi celular suena y yo arrugo las cejas confundido cuando veo un número no identificad
NICOLÁS COOPER.Dos días después...—Bienvenida a casa.Ella entra molesta y yo cierro la puerta una vez que ambos estamos adentro.Dejo su bolso en el sofá.Se supone que hace dos días la habían dado de alta, pero a la señorita se le ocurrió intentar escapar.¿Resultado? Se tuvo que dar más tiempo en el hospital por nuevas lecciones.Ahora también tiene un dedo dislocado y un esguince en la rodilla izquierda. Por suerte, no es tan grave y puede caminar, aunque lo hace un poco lento por el dolor.La veo intentar sentarse en sofá y me acerco a ella para agarrarla de la cintura y ayudarla.Ella se enoja un poco por mi ayuda, pero no me dice nada y deja que la ayude.—¿Tienes sed? Niega molesta sin mirarme a los ojos.Ay... Nadie me dijo que tener una mate humana es más difícil de lo que dicen.Voy a la cocina y le preparo un sandwich de jamón y queso.Tengo que ir a hacer el súper.Regreso hacia el sofá en donde esta ella y le ofrezco el plato con el sandwich.Ella nos ve a los dos y l
ACACIA LUNA. Doy un quejido de molestia cuando siento como me mueven un poco del hombro. Abro los ojos y veo al maldito de Nicolás enfrente mío. —¿Qué pasa? —Te quedaste dormida —me responde—. Es hora de cenar. Se da la vuelta y camina hacia la cocina mientras yo lo veo confundida. ¿Cenar? Pero si es almorzar, ¿no? Me siento en el sofá (estaba acostada) y cuando veo por la ventana, me doy cuenta de que es de noche. ¿Cuánto tiempo dormí?—Unas seis horas —lo volteo a ver—. Te perdiste el almuerzo por quedarte dormida —me responde poniendo varias cosas en la mesa—. Intente despertarte, pero me ignoraste y seguiste durmiendo. Veo mis piernas y arriba de ellas veo una manta color crema. La quito y me levanto del sofá despacio. Camino hacia las escaleras para empezar a subirlas. —¿A dónde vas? Volteo la cabeza para verlo desde los primeros escalones. —¿Tú a dónde crees? —le pregunto molesta—. A dormir. Miro nuevamente hacia al frente y empiezo a caminar nuevamen
ACACIA LUNA.Tiempo después... Abro la puerta de la habitación que esta al lado de la cocina. Entro y veo como todo está lleno de cajas y mucho polvo. Arrugo mis cejas por eso. ¿Hace cuánto no limpian aquí? Inspecciono la habitación y veo la ventana (que un día intente abrir para escapar de aquí) cerrada con un gran candado. Tuerzo mi boca y empiezo a mover las cajas hacia la sala. ¿Por qué están tan pesadas? Voy por las últimas cajas cuando escucho la puerta principal ser abierta. Genial, ya llego. —¿Mi melodía? —escucho su voz llamarme. —¡Aquí! Él entra a la recámara. —¿Qué haces? Levanto una caja del piso. —Limpiando —le contesto y le doy la caja—. Lleva esto a la sala, por favor. Él asiente y hace lo que le pedí. Sigo dándole cajas y él las sigue llevando a la sala. Después de unos seis minutos, terminamos de sacar todas las cajas de la habitación. Empiezo a barrer el cuarto mientras Nicolás limpia el baño. Hago una mueca cuando barro a un montó
ACACIA LUNA. Veo mi vestimenta en el espejo y no puedo evitar hacer una mueca cuando veo como el pantalón holgado que tengo puesto aprieta un poco más de lo común mi trasero. Lo peor de todo, es que este es el pantalón más grande que encontré. —¡Mi melodía, ya es hora de irnos! Salgo de la habitación y camino hacia el primer piso. Nicolás está viendo su celular hasta que termino de bajar las escaleras y me ve. —Te ves muy bella —me alaga— ¿Pero no crees que ese pantalón aprieta mucho tu trasero? Suspiro. —Es el más grande que tengo —le informo—. Pero era esto o usar un short y sabes muy bien que los shorts también me quedan apretados. Hace una mueca. —Necesitamos comprarte ropa —agarra mi mano—. La marca esta cambiando más rápido tu cuerpo de lo que creí.Asiento y después ambos salimos de la casa.Nicolás me abre la puerta del auto gris y yo entro, después se sube al auto y posteriormente de abrir la reja con la opción de la pantalla, saca el auto de la casa. Está m
ACACIA LUNA.—¿¡Por qué no me lo dijiste!?—¡Porque no lo sabía! —me responde.Me muerdo las uñas de los dedos.¡Malditos seas Nicolás...! ¡Como te apellides!Michael parece estar igual que yo.—¿Hay una forma de parar esto? —le pregunto desesperada.Él niega.—Podemos hacer que vaya más lento, pero no detenerlo o eliminarlo —me responde—. Lo siento, pero ya estás condenada.—¿Por qué a mí? —me quejo—. Yo no...El ruido de la puerta siendo abierta me trae a la realidad.Sonrío cuando veo a Nicolás y a los chicos entrar a la casa.—Hola —los saludo sentada en el piso— ¿Cómo les fue?Nicolás se acerca y me da un pico en los labios.—Bien —me responde él— ¿Qué haces?—Limpiar.Le muestro el plato en mis manos.Al parecer, todas las cajas que sacamos de la habitación tienen un montón de platos, vasos y algunas cosas para decorar.Es raro, pero mejor que encontrar drogas u órganos humanos.Ahora que lo pienso...¿Ellos comerán carne humana?No, esperen, creo que me estoy confundiendo de mon
NICOLÁS COOPER.La veo dormir boca abajo mientras acaricio su espalda con la yema de mis dedos.Se cambia de posición y queda boca arriba. Su cabello le tapa el rostro y la cobija solo la tapa de la cintura para abajo, así que puedo ver sus pechos perfectamente.Escucho la puerta principal de la casa ser abierta y con mi olfato, identifico que Leon es el que entro a la casa.Me levanto de la cama y después de ponerme la ropa interior, salgo de la habitación y cierro la puerta.—¿Qué haces aquí?Él deja unas bolsas arriba de la mesa.—Te traje la ropa que me pediste —me contesta—. Por cierto, Amaris está preguntando mucho por ti.Me siento en una silla la mesa.—¿Por qué?Se sienta en la otra silla.—No lo sé —me contesta—. Supongo que es porque ha pasado más tiempo del que dijiste que estarías fuera de casa.—Dile que no empiece a molestar con eso al menos que quiera que le cancele las tarjetas de crédito.—No deberías de tratarla así —me dice—. Son una familia después de todo.Ruedo
ACACIA LUNA. Veo la ropa que tengo en las manos. —¿Te gusta? —Sí, esta bonita. Pero se ve muy ajustada. —Si quieres, podemos salir a comprarte ropa. Lo veo sorprendida. —¿En serio? —Sí, siempre y cuando me des besos y me digas que me amas mucho. Le sonrío. Imbécil. —¡Te amo! —le digo. —¿Y mi beso? Me inclino un poco y le doy un corto beso en los labios. —Mejor —me dice y luego voltea a ver la puerta—. Se va a ir la luz. —¿Cómo lo…? Y tal como lo predijo, se fue la luz. Lo veo sorprendida y confusa. —Escuche como uno de los vecinos hizo un cortocircuito. Asiento comprensiva. Esto todavía es raro. —¿Cuánto crees que tarde en regresar? —No lo sé —me responde—. Espero que no tarde mucho. Me levanto de la cama y me dirijo a la ventana. La intento abrir, pero no puedo. —Déjame hacerlo. Me hago a un lado y él abre la ventana muy fácilmente. —Gracias. —De nada —me dice—. Voy a ir a ver cuanto tiempo le falta a la comida para que esté lista, ahorita vuelvo. Asiento