ACACIA LUNA. Doy un quejido de molestia cuando siento como me mueven un poco del hombro. Abro los ojos y veo al maldito de Nicolás enfrente mío. —¿Qué pasa? —Te quedaste dormida —me responde—. Es hora de cenar. Se da la vuelta y camina hacia la cocina mientras yo lo veo confundida. ¿Cenar? Pero si es almorzar, ¿no? Me siento en el sofá (estaba acostada) y cuando veo por la ventana, me doy cuenta de que es de noche. ¿Cuánto tiempo dormí?—Unas seis horas —lo volteo a ver—. Te perdiste el almuerzo por quedarte dormida —me responde poniendo varias cosas en la mesa—. Intente despertarte, pero me ignoraste y seguiste durmiendo. Veo mis piernas y arriba de ellas veo una manta color crema. La quito y me levanto del sofá despacio. Camino hacia las escaleras para empezar a subirlas. —¿A dónde vas? Volteo la cabeza para verlo desde los primeros escalones. —¿Tú a dónde crees? —le pregunto molesta—. A dormir. Miro nuevamente hacia al frente y empiezo a caminar nuevamen
ACACIA LUNA.Tiempo después... Abro la puerta de la habitación que esta al lado de la cocina. Entro y veo como todo está lleno de cajas y mucho polvo. Arrugo mis cejas por eso. ¿Hace cuánto no limpian aquí? Inspecciono la habitación y veo la ventana (que un día intente abrir para escapar de aquí) cerrada con un gran candado. Tuerzo mi boca y empiezo a mover las cajas hacia la sala. ¿Por qué están tan pesadas? Voy por las últimas cajas cuando escucho la puerta principal ser abierta. Genial, ya llego. —¿Mi melodía? —escucho su voz llamarme. —¡Aquí! Él entra a la recámara. —¿Qué haces? Levanto una caja del piso. —Limpiando —le contesto y le doy la caja—. Lleva esto a la sala, por favor. Él asiente y hace lo que le pedí. Sigo dándole cajas y él las sigue llevando a la sala. Después de unos seis minutos, terminamos de sacar todas las cajas de la habitación. Empiezo a barrer el cuarto mientras Nicolás limpia el baño. Hago una mueca cuando barro a un montó
ACACIA LUNA. Veo mi vestimenta en el espejo y no puedo evitar hacer una mueca cuando veo como el pantalón holgado que tengo puesto aprieta un poco más de lo común mi trasero. Lo peor de todo, es que este es el pantalón más grande que encontré. —¡Mi melodía, ya es hora de irnos! Salgo de la habitación y camino hacia el primer piso. Nicolás está viendo su celular hasta que termino de bajar las escaleras y me ve. —Te ves muy bella —me alaga— ¿Pero no crees que ese pantalón aprieta mucho tu trasero? Suspiro. —Es el más grande que tengo —le informo—. Pero era esto o usar un short y sabes muy bien que los shorts también me quedan apretados. Hace una mueca. —Necesitamos comprarte ropa —agarra mi mano—. La marca esta cambiando más rápido tu cuerpo de lo que creí.Asiento y después ambos salimos de la casa.Nicolás me abre la puerta del auto gris y yo entro, después se sube al auto y posteriormente de abrir la reja con la opción de la pantalla, saca el auto de la casa. Está m
ACACIA LUNA.—¿¡Por qué no me lo dijiste!?—¡Porque no lo sabía! —me responde.Me muerdo las uñas de los dedos.¡Malditos seas Nicolás...! ¡Como te apellides!Michael parece estar igual que yo.—¿Hay una forma de parar esto? —le pregunto desesperada.Él niega.—Podemos hacer que vaya más lento, pero no detenerlo o eliminarlo —me responde—. Lo siento, pero ya estás condenada.—¿Por qué a mí? —me quejo—. Yo no...El ruido de la puerta siendo abierta me trae a la realidad.Sonrío cuando veo a Nicolás y a los chicos entrar a la casa.—Hola —los saludo sentada en el piso— ¿Cómo les fue?Nicolás se acerca y me da un pico en los labios.—Bien —me responde él— ¿Qué haces?—Limpiar.Le muestro el plato en mis manos.Al parecer, todas las cajas que sacamos de la habitación tienen un montón de platos, vasos y algunas cosas para decorar.Es raro, pero mejor que encontrar drogas u órganos humanos.Ahora que lo pienso...¿Ellos comerán carne humana?No, esperen, creo que me estoy confundiendo de mon
NICOLÁS COOPER.La veo dormir boca abajo mientras acaricio su espalda con la yema de mis dedos.Se cambia de posición y queda boca arriba. Su cabello le tapa el rostro y la cobija solo la tapa de la cintura para abajo, así que puedo ver sus pechos perfectamente.Escucho la puerta principal de la casa ser abierta y con mi olfato, identifico que Leon es el que entro a la casa.Me levanto de la cama y después de ponerme la ropa interior, salgo de la habitación y cierro la puerta.—¿Qué haces aquí?Él deja unas bolsas arriba de la mesa.—Te traje la ropa que me pediste —me contesta—. Por cierto, Amaris está preguntando mucho por ti.Me siento en una silla la mesa.—¿Por qué?Se sienta en la otra silla.—No lo sé —me contesta—. Supongo que es porque ha pasado más tiempo del que dijiste que estarías fuera de casa.—Dile que no empiece a molestar con eso al menos que quiera que le cancele las tarjetas de crédito.—No deberías de tratarla así —me dice—. Son una familia después de todo.Ruedo
ACACIA LUNA. Veo la ropa que tengo en las manos. —¿Te gusta? —Sí, esta bonita. Pero se ve muy ajustada. —Si quieres, podemos salir a comprarte ropa. Lo veo sorprendida. —¿En serio? —Sí, siempre y cuando me des besos y me digas que me amas mucho. Le sonrío. Imbécil. —¡Te amo! —le digo. —¿Y mi beso? Me inclino un poco y le doy un corto beso en los labios. —Mejor —me dice y luego voltea a ver la puerta—. Se va a ir la luz. —¿Cómo lo…? Y tal como lo predijo, se fue la luz. Lo veo sorprendida y confusa. —Escuche como uno de los vecinos hizo un cortocircuito. Asiento comprensiva. Esto todavía es raro. —¿Cuánto crees que tarde en regresar? —No lo sé —me responde—. Espero que no tarde mucho. Me levanto de la cama y me dirijo a la ventana. La intento abrir, pero no puedo. —Déjame hacerlo. Me hago a un lado y él abre la ventana muy fácilmente. —Gracias. —De nada —me dice—. Voy a ir a ver cuanto tiempo le falta a la comida para que esté lista, ahorita vuelvo. Asiento
ACACIA LUNA.Días después... Me despierto y no me sorprende encontrarme con que estoy nuevamente sola en la habitación. Como dice la canción, mejor estar sola que muy mal acompañada. ¿Otra vez se fue? Ruedo los ojos cuando escucho a esa voz decirme eso tristemente. Sí, gracias a dios.Me siento en la cama cuidadosamente, ya que me duele todo. Todo esto por tu culpa, ¿por qué tenías que intentar escapar? ¿hasta cuándo vas a entender que nuestro lugar es al lado de él? Prefiero morirme antes de estar con él.¿Entonces por qué no te suicidas? Le voy a contestar cuando la puerta del baño y yo me tapo los pechos con la cobija. Él se ríe de mí. —¿Por qué los ocultas si ya he hecho más que verlos? Lo veo molesta. Camina hasta el otro lado de la habitación. —Regreso en la tarde —me dice poniéndose un reloj—. En la noche quiero entrar a la habitación y encontrarte desnuda para hacer el amor, ¿entendido? Asiento. —Roberto va a venir en unas horas a darte de comer y asegurarse de
CAMERON LUNA.Leo el libro tranquilo hasta que veo algo que me sorprende mucho.—Sarah —le hablo— ¿Qué significa que tu alma gemela te castigue?—Pues...que te castiga.La veo serio.—Ya lo sé.—¿Entonces para qué preguntas?Ruedo los ojos.—¿Quieres saber si lo que dice el libro es verdad, verdad?Asiento.—Es verdad —abro los ojos sorprendido—. No pongas esa cara. Eso es muy normal entre nosotros.La veo con la boca abierta.—Pero, ¿cómo? —balbuceo sorprendido—. No le haces eso a la persona a la que amas.—Corrección —habla Sarah—. Los humanos no le hacen eso a la persona a la que aman.La veo sorprendido.—¿Para ustedes es muy normal abusar sexualmente de sus parejas y hacerle heridas graves?—Sí.La veo más sorprendido que antes.—Pero eso depende de la especie —me dice—. Por ejemplo, las hadas castigamos a nuestras parejas hechizándolos para que sufran si no están con nosotras volviéndose uno solo.Me alejo un poco y ella ríe.—Tranquilo, no te voy a hechizar —me dice—. Al menos