Capítulo siete: Nada de orgulloElla se ruborizó y se sintió intensamente humillada. Así que incluso él sabía que su nieta se iba a quedar sin su herencia con ese matrimonio. Avergonzada por ese conocimiento, volvió a la mesa y firmó rápidamente en la única hoja de papel que le ofrecieron y se sintió aliviada por que todo se limitara a eso.A pesar de que su abuelo se lo había advertido, cuando Angelo y Teresa les dieron la bienvenida a sus invitados, fue notable la helada reserva de los padres de él, Alessio y Marcela. Estaba muy claro que no habían ido de buena gana a la boda.A primera vista no reconoció al hermano pequeño de Angelo, Giulio. Con veinte años edad, era mucho más alto que ella. El joven sonrió alegremente.—¿Giulio...?—Ya hablaremos más tarde —respondió él sin dejar de sonreír.—No habría reconocido a tu hermano —le dijo ella a Angelo.—Bueno, él tampoco te habría reconocido a ti, salvo como la chica amable que se dejaba ganar al baloncesto, así que deja intactas sus
Capítulo ocho: Has hecho muy mal de novia Teresa se refugió en el cuarto de baño. Se sentía mal y las manos le temblaban. No había cambiado nada. De cualquier forma, ella no quería que corriera el rumor de que el suyo era solo un matrimonio de conveniencia ya que le podría llegar a su madre. Salió del aseo y se dirigió a la mesa de honor. Angelo estaba al otro lado de la pista de baile. Estaba buscando entre la multitud con el ceño fruncido. Nada más verlo, el corazón le dio un salto y un calor inesperado se encendió en su cuerpo. Entonces, él la vio a ella y se dirigió hasta donde estaba. —Ya es hora de que nosotros nos vayamos. —Pero solo hemos estado un par de horas... —Ya es bastante. Has hecho muy mal de novia. —No sé de lo que me estás hablando... —Sí, lo sabes. —Lo lamento. Me esforzaré más. –¿Por qué hacer el esfuerzo? ¿Crees que me importa lo que piense la gente? —No me he concentrado en cómo debía comportarme. Créeme lo puedo hacer mejor. De repente, le pareció q
Capítulo nueve: Eres mía A los diecisiete años, Teresa se había enamorado completamente de Angelo Gatti y no se había creído la suerte que tuvo al ser aceptada en su selecto grupo de amigos, ya que no tenía nada en común con ellos y, era muy tímida.Ese verano en Italia, ella había entrado en un mundo muy distinto del suyo habitual. Unmundo de adolescentes muy sofisticados, con coches muy caros y ropa de diseño. Luego, se dio cuenta de que la habían aceptado por su familia y de que muchos de ellos no tenían ni idea de cómo era la vida real. Pero Angelo era distinto. No solo era atractivo, sino también mucho más maduro e inteligente que los demás.Al principio de su relación, a ella no se le había ocurrido que el que él la llevara en coche los sitios regularmente fuera a significar nada más que una demostración de su amabilidad. Entonces, Katrina le había dicho que su abuelo tenía intereses comerciales comunes con elpadre de Angelo y Teresa se había sentido humillada al pensar que
Capítulo diez: Juego sucioTeresa alejó esos recuerdos de su mente cuando el helicóptero empezó a descender sobre Civitavecchia.Cuando aterrizó sobre el helipuerto del yate de Angelo, Teresa se quedó impresionada del tamaño del barco. A Angelo siempre le había gustado mucho el mar, pero diez años atrás, no había compartido ese interés con ella. De hecho, nunca la había llevado a navegar.Cuando trató de salir del helicóptero con el incómodo vestido de novia, Angelo la tomó en brazos y la sacó de dentro de la cabina.Un hombre mayor con uniforme de capitán les dio la bienvenida con una amplia sonrisa. Angelo le presentó a Teresa después de dejarla en el suelo. El interior del yate era tan lujoso como cabía esperar y él la condujo hasta el salón principal.Angelo le explicó que el barco estaba pensado para ofrecer todas las comodidades de una casa y así él podía vivir y trabajar en él por largos períodos de tiempo.—Mañana te enseñaré todo el barco, si quieres —le dijo.Luego la miró d
Capítulo once: Lo mejor que hayas hecho nunca—¿A cenar? —le preguntó ella agitadamente.—Dentro de un cuarto de hora.Él la estaba mirando muy atentamente e, involuntariamente, Teresa hizo lo mismo. Estaba sensacional, esbelto y elegante como un felino con su traje oscuro impecablemente cortado.—Quince minutos... —repitió ella tratando de concentrarse mientras él cerraba la puerta.—Pero en este momento, comer es lo último que tengo en mente —afirmó él.—¿Perdón? —murmuró ella con las rodillas temblándole.—Pareces una princesa pagana...Sorprendida, ella se miró al espejo. Se había olvidado de que tenía el cabello suelto, que le llegaba a la cintura, un hombro desnudo y el otro tapado. El valle entre sus senos acentuado por los brazos cruzados.—Mírame —le ordenó él.Ella lo hizo sin querer y se sorprendió al ver el deseo reflejarse intensamente en la mirada de él.—Vete.—¿De verdad crees que estoy dispuesto a sentarme y cenar en este estado?Angelo se quitó la chaqueta y luego la
Capítulo doce: Eres tonta, Teresa—Sorpresa, sorpresa. Y, por supuesto, tú no me previniste de que iba a ser el primero. Sin duda, te imaginaste que, al ser virgen, técnicamente hablando, eso lo dejaba todo claro —dijo él sirviendo solo una copa.Teresa se sentó y se tapó con la sábana, desconcertada por lo que él acababa de decir.Angelo se tomó el champán de un trago y dejó la copa vacía sobre la mesa para mirarla a ella a continuación.—No me extraña que estuvieras tan callada en la cama. ¿Creías que ahora me iba a arrojar a tus pies suplicándote que me perdonaras?—La verdad es que no sé de lo que me estás hablando.—Esto no cambia nada. Está claro que Katrina os interrumpió a Dante y a ti antes de que os pudierais aprovechar de vuestro sórdido encuentro. Pero eso no hace que tú seas inocente. Aun así, me traicionaste y me deshonraste. ¡Te comportaste como una zorra sin remordimientos!A Teresa la afectó mucho esa nueva interpretación de los hechos y, por primera vez, se dio cuent
Capítulo trece: Más socia que esposa—Ahora me pondré mejor, ya me puedes dejar.—No, me quedaré hasta que te duermas.Entonces, ella le preguntó algo que la intrigaba.—Si me deseabas tanto hace diez años, ¿por qué no hiciste nada?—Sé realista, Teresa. Si tu abuelo hubiera descubierto que nos acostábamos, te habría mandado inmediatamente de vuelta a casa. Yo no quería ser responsable de causar otra ruptura familiar, mucho menos estar lejos de ti. ¿Quieres alguna otra razón? ¿Cómo que un embarazo habría sido un desastre para los dos con esa edad? ¿O la simple verdad de que yo realmente quería esperar a que estuviéramos casados?Teresa estaba tan desconcertada por la facilidad con la que él le estaba ofreciendo esas explicaciones, que no dijo nada. Y también lo estaba porque Katrina le había mentido. Él la encontraba atractiva. Y mucho. Lo que pasaba era que, entonces, él había sido un adolescente muy sensible e inteligente.Se quedó dormida sin darse cuenta y, cuando despertó, se ten
Capítulo catorce: No volveré a confiarTres días más tarde, Teresa se dio a sí misma la enhorabuena. Ya no lloraba.Por suerte, era cierto que el barco tenía todas las comodidades imaginables, así que no se aburría, pero tampoco podía dejar de pensar las últimas palabras de él antes de marchase. Angelo la había amado hacía diez años y todo habría ido perfectamente entre ellos si no hubiera sido por las mentiras de Katrina.La molestaba sobremanera el hecho de que él la hubiera abandonado en el yate después la noche que habían compartido. Tal vez acostarse con ella había sido como una especie de reto para él. O simplemente era que se había aburrido de ella.Estaba claro que, fuera de la cama, él la odiaba. ¿Por qué? Una vez, él la había amado ella le había hecho daño. El perdón y el olvido eran palabras desconocidas para él y estaba completamente decidido a vengarse. Ella había comprometido su sentido del honor, lo había avergonzado delante de la gente. Se daba cuenta demasiado tarde d