Capítulo nueve: Eres mía A los diecisiete años, Teresa se había enamorado completamente de Angelo Gatti y no se había creído la suerte que tuvo al ser aceptada en su selecto grupo de amigos, ya que no tenía nada en común con ellos y, era muy tímida.Ese verano en Italia, ella había entrado en un mundo muy distinto del suyo habitual. Unmundo de adolescentes muy sofisticados, con coches muy caros y ropa de diseño. Luego, se dio cuenta de que la habían aceptado por su familia y de que muchos de ellos no tenían ni idea de cómo era la vida real. Pero Angelo era distinto. No solo era atractivo, sino también mucho más maduro e inteligente que los demás.Al principio de su relación, a ella no se le había ocurrido que el que él la llevara en coche los sitios regularmente fuera a significar nada más que una demostración de su amabilidad. Entonces, Katrina le había dicho que su abuelo tenía intereses comerciales comunes con elpadre de Angelo y Teresa se había sentido humillada al pensar que
Capítulo diez: Juego sucioTeresa alejó esos recuerdos de su mente cuando el helicóptero empezó a descender sobre Civitavecchia.Cuando aterrizó sobre el helipuerto del yate de Angelo, Teresa se quedó impresionada del tamaño del barco. A Angelo siempre le había gustado mucho el mar, pero diez años atrás, no había compartido ese interés con ella. De hecho, nunca la había llevado a navegar.Cuando trató de salir del helicóptero con el incómodo vestido de novia, Angelo la tomó en brazos y la sacó de dentro de la cabina.Un hombre mayor con uniforme de capitán les dio la bienvenida con una amplia sonrisa. Angelo le presentó a Teresa después de dejarla en el suelo. El interior del yate era tan lujoso como cabía esperar y él la condujo hasta el salón principal.Angelo le explicó que el barco estaba pensado para ofrecer todas las comodidades de una casa y así él podía vivir y trabajar en él por largos períodos de tiempo.—Mañana te enseñaré todo el barco, si quieres —le dijo.Luego la miró d
Capítulo once: Lo mejor que hayas hecho nunca—¿A cenar? —le preguntó ella agitadamente.—Dentro de un cuarto de hora.Él la estaba mirando muy atentamente e, involuntariamente, Teresa hizo lo mismo. Estaba sensacional, esbelto y elegante como un felino con su traje oscuro impecablemente cortado.—Quince minutos... —repitió ella tratando de concentrarse mientras él cerraba la puerta.—Pero en este momento, comer es lo último que tengo en mente —afirmó él.—¿Perdón? —murmuró ella con las rodillas temblándole.—Pareces una princesa pagana...Sorprendida, ella se miró al espejo. Se había olvidado de que tenía el cabello suelto, que le llegaba a la cintura, un hombro desnudo y el otro tapado. El valle entre sus senos acentuado por los brazos cruzados.—Mírame —le ordenó él.Ella lo hizo sin querer y se sorprendió al ver el deseo reflejarse intensamente en la mirada de él.—Vete.—¿De verdad crees que estoy dispuesto a sentarme y cenar en este estado?Angelo se quitó la chaqueta y luego la
Capítulo doce: Eres tonta, Teresa—Sorpresa, sorpresa. Y, por supuesto, tú no me previniste de que iba a ser el primero. Sin duda, te imaginaste que, al ser virgen, técnicamente hablando, eso lo dejaba todo claro —dijo él sirviendo solo una copa.Teresa se sentó y se tapó con la sábana, desconcertada por lo que él acababa de decir.Angelo se tomó el champán de un trago y dejó la copa vacía sobre la mesa para mirarla a ella a continuación.—No me extraña que estuvieras tan callada en la cama. ¿Creías que ahora me iba a arrojar a tus pies suplicándote que me perdonaras?—La verdad es que no sé de lo que me estás hablando.—Esto no cambia nada. Está claro que Katrina os interrumpió a Dante y a ti antes de que os pudierais aprovechar de vuestro sórdido encuentro. Pero eso no hace que tú seas inocente. Aun así, me traicionaste y me deshonraste. ¡Te comportaste como una zorra sin remordimientos!A Teresa la afectó mucho esa nueva interpretación de los hechos y, por primera vez, se dio cuent
Capítulo trece: Más socia que esposa—Ahora me pondré mejor, ya me puedes dejar.—No, me quedaré hasta que te duermas.Entonces, ella le preguntó algo que la intrigaba.—Si me deseabas tanto hace diez años, ¿por qué no hiciste nada?—Sé realista, Teresa. Si tu abuelo hubiera descubierto que nos acostábamos, te habría mandado inmediatamente de vuelta a casa. Yo no quería ser responsable de causar otra ruptura familiar, mucho menos estar lejos de ti. ¿Quieres alguna otra razón? ¿Cómo que un embarazo habría sido un desastre para los dos con esa edad? ¿O la simple verdad de que yo realmente quería esperar a que estuviéramos casados?Teresa estaba tan desconcertada por la facilidad con la que él le estaba ofreciendo esas explicaciones, que no dijo nada. Y también lo estaba porque Katrina le había mentido. Él la encontraba atractiva. Y mucho. Lo que pasaba era que, entonces, él había sido un adolescente muy sensible e inteligente.Se quedó dormida sin darse cuenta y, cuando despertó, se ten
Capítulo catorce: No volveré a confiarTres días más tarde, Teresa se dio a sí misma la enhorabuena. Ya no lloraba.Por suerte, era cierto que el barco tenía todas las comodidades imaginables, así que no se aburría, pero tampoco podía dejar de pensar las últimas palabras de él antes de marchase. Angelo la había amado hacía diez años y todo habría ido perfectamente entre ellos si no hubiera sido por las mentiras de Katrina.La molestaba sobremanera el hecho de que él la hubiera abandonado en el yate después la noche que habían compartido. Tal vez acostarse con ella había sido como una especie de reto para él. O simplemente era que se había aburrido de ella.Estaba claro que, fuera de la cama, él la odiaba. ¿Por qué? Una vez, él la había amado ella le había hecho daño. El perdón y el olvido eran palabras desconocidas para él y estaba completamente decidido a vengarse. Ella había comprometido su sentido del honor, lo había avergonzado delante de la gente. Se daba cuenta demasiado tarde d
Capítulo quince: Aprender a ser espososTeresa se quedó helada. ¿Cómo la habrían encontrado tan pronto?—Teresa —dijo una voz conocida desde el interior—. Voy a contar hasta cinco para que entres sin discutir.Teresa se puso furiosa.—Alguien del yate me ha seguido, ¿no?—Uno.—Alguien me ha estado espiando. Bueno, creo que eso ha sido rastrero...—Dos.De reojo, ella vio cómo Malvolio se sentaba de nuevo en el asiento delantero.—Y lo que es más, tengo planes propios.—Tres.—Solo quiero ver la Alhambra, ¿de acuerdo?—Cuatro.—¡No hay manera de que me hagas entrar en ese coche, donde no quiero estar, Angelo Gatti! —exclamó ella con los brazos en jarras.—Cinco.Teresa cruzó los brazos y levantó la barbilla. Angelo salió del coche. Con un traje ligero color miel, estaba espectacular A pesar de estar enfadada con él, los latidos de su corazón se aceleraron y la boca se le secó. Él la tomó en brazos y la metió en el coche.Sorprendida por su arrogancia, Teresa le dijo:—¡Voy a salir de
Capítulo dieciséis: Golpes de realidadCuatro semanas más tarde, Teresa se despertó en la magnífica villa de Angelo en la isla de Capri a donde habían llegado la noche antes.Había dormido bien, pero sentía unas leves náuseas. Y sabía a qué se debían...Se levantó de la cama y abrió los ventanales que daban al mar para dejar pasar la agradable brisa.Angelo seguía dormido. Después de un mes de crucero por el Atlántico, ella era más feliz de lo que nunca había soñado volver a serlo.Solo eran las ocho, así que se metió en el baño mientras recordaba las condiciones de su matrimonio y pensaba que Angelo las había roto. ¡Llevaba un mes entero viviendo con ella! Y ahora que estaban en tierra firme, a ella no se le ocurría ninguna razón para que no continuara igual. Cuando terminó, salió del baño y empezó a secarse delante del espejo mientras seguía pensando en él.En Angelo, que había logrado dejarla embarazada en un tiempo récord.—Tengo una queja. ¿Dónde estabas cuando me desperté?Tere