En la noche del domingo, después de un día de merecido descanso, deciden salir a celebrar. Los hombres se encuentran en el hall del hotel, ansiosos por la llegada de Rebecca y Nicole.– Deja de babear, querido amigo. – Dice Saulo, con una sonrisa en el rostro.– No hay nada de malo, solo pienso que es una mujer muy hermosa. – Dice Ryan, un poco avergonzado, mientras admira a Nicole acercándose. No puede evitar desearla, especialmente en ese ajustado vestido blanco y escotado que resalta toda su belleza, con su larga cabellera negra y sus ojos castaños oscuros.– Buenas noches, caballeros. – Dice Nicole, deteniéndose frente a Alex e intentando llamar su atención.– Lo ha hecho muy bien, señorita Curtis, está deslumbrante. – Dice Ryan, sonriendo.– Hice lo mejor que pude, después de todo, no todos los días celebramos logros tan excelentes.Cuando Rebecca entra en el hall del hotel, observa lo cerca que está Nicole de Alex, y esto la incomoda, ya que desde que la conoció, notó su interés
Rebecca suspira, buscando tranquilizarse, aunque su enojo se transparenta. Firme, ella agarra el brazo de Nicole y la tira, alejándola de Alex.– Para ti, soy la Sra. Baker. Mantente lejos de él. Sé muy bien lo que estás haciendo. – Dice, mirándola fijamente.– Rebecca, por favor, cálmate, suelta a la señorita. ¿Y cómo voy al cuarto si me echaste? Solo me quedó beber, y eso es culpa tuya. ¿Por qué estás perdiendo los estribos?– Alex, levántate de inmediato y ven conmigo, o juro que te mato aquí mismo si no vienes. – Dice ella enojada. – Y en cuanto a ti, señorita, nunca permitas que te encuentre tan cerca de él nuevamente. No dudaré en tomar medidas drásticas, ¿entendido?– Sra. Baker, no está pasando absolutamente nada. Aun así, pido disculpas. – Responde Nicole, controlando la hostilidad que siente en ese momento.– No me dirijas la palabra, señorita. No me agradas. Alex, no lo repetiré, ¡vamos!– Está bien, Rebecca, llévame a dormir.– Alex, ahora no es hora de dormir. Ve a darte
En el Grupo Shaw, Nicolas acompaña a Rebecca hasta la sala de conferencias, donde desempeñará sus actividades.– Srta. Jenkins, permítame presentar. Estos son Carlos y Caio Deckert, y estos son Christian y Bryan Ramsey, nuestros nuevos socios. A partir de mañana, estarás trabajando con este joven aquí. – Dice Nicolas, señalando a Bryan, quien la observa con interés.– Un placer conocerlos, señores. – Dice ella, dirigiéndose a los Deckert.– Srta. Jenkins, ¿entonces fue por ellos que nos cambió? Aquella noche, ni siquiera tuvimos la oportunidad de conocernos debidamente.– Hola de nuevo, señores Ramsey. Me alegra verlos. Lo siento, tuve un compromiso temprano. – Dice ella con una sonrisa incómoda.– Sin problema, con tal de que me acompañe a tomar un café más tarde.– Bryan, no acoses a nuestras empleadas. No toleramos ese comportamiento en el grupo. – Advierte Nicolas.– Lo entiendo, me comportaré, Sr. Shaw. La Srta. Jenkins y yo somos amigos.Rebecca sonríe, visiblemente avergonzada,
La atmósfera en la sala de reuniones está tensa. Alex se acomoda en su lugar y coloca delicadamente un sobre sobre la mesa frente a él, mientras sigue las conversaciones aleatorias de los presentes.– Ahora, pasemos al debate del próximo tema. – dice Olga, captando la atención de todos. – ¿Qué planeas hacer con respecto a Sophia, Alex?– Entonces, ¿por qué siguen insistiendo en un matrimonio? Sr. Deckert, ya no tengo control sobre la empresa, Bryan es el nuevo CEO. ¿Por qué no permites que Sophia se case con él? Siempre ha sido un asunto de negocios.– ¿Cómo te atreves, muchacho? Si vuelves a faltarle el respeto a mi hija, te enseñaré una lección que nunca olvidarás.– Seamos honestos aquí, somos una familia ahora. No amo a Sophia y ella no me ama. No entiendo por qué seguimos con esto. ¿Por qué no asumes la verdad, Sophia, para que pueda liberarme de este asunto de una vez por todas? Ya me has causado suficientes problemas.– Alex, te estás volviendo insolente. Has perdido todo lo qu
Rebecca observa a Sophia, que solloza de tanto llorar. Aunque no comprende completamente la situación, Rebecca no puede evitar sentirse profundamente incómoda.– Permítanme presentar formalmente a ustedes. Esta es Rebecca Jenkins Baker, mi esposa. – Alex anuncia, volteándose hacia la pequeña audiencia. – Les pido disculpas por esta confusión. No tenía conocimiento de que ella estaba trabajando aquí. Discutiré esto más tarde con ella. Rebecca, por favor, pide disculpas a ellos. Como propietaria del grupo Wealth Technology, no deberías estar aquí.– Alex, no sé de qué estás hablando. No soy dueña de nada. No me disculparé. Tú me engañaste, eres tú quien debe disculparse.– Una vez que el grupo me pertenece y tú elegiste casarte conmigo, también eres la propietaria. Por lo tanto, pide disculpas a ellos.– No lo haré.– No lo repetiré, Rebecca. Házlo.– Está bien. Pido disculpas por cualquier cosa que pueda haber hecho, porque Alex me arrastró a esta situación. ¿Estás satisfecho ahora, ca
En la mañana siguiente, al despertar, ella encara su realidad con determinación. Tomando un largo baño, viste las mismas ropas de la víspera y se dirige a la mansión decidida a confrontarlo.– Rebecca, buenos días. – Saluda Ryan al verla entrar en la sala.– Hola, Ryan. Buenos días.– Estaba esperándote, para resolverlo todo. ¿Vamos a la oficina?– Claro. – Responde ella, siguiéndolo en silencio.– Aquí está el acuerdo de divorcio. – Anuncia, acomodándose frente a la mesa. – Te pido que examines cuidadosamente todos los términos y luego firmes, por favor.– ¿Dónde está él, Ryan? ¿Por qué no está aquí?– Él no lo consideró necesario. Alex se fue a Nueva York hace unas horas. Todavía tenemos mucho trabajo por hacer.– ¿Y cuándo regresará de Nueva York?– Él regresa mañana por la noche. Tenemos una reunión programada con el grupo Murphy el jueves por la mañana.Rebecca toma el acuerdo de divorcio y lo examina minuciosamente, alzando una ceja al darse cuenta de que recibirá veinte millone
Christine nota las miradas de Saulo y Richard mientras sus amigas permanecen en silencio.– Christine, ¿por qué estás tan molesta por esto? – pregunta Richard.– No entiendo qué les pasa. Alex fue desagradable con todos, y ustedes simplemente lo ignoran.– No es exactamente eso, Christine. Fue un asunto entre ellos. No creo que Alex haya actuado mal. Si fuera yo, habría hecho lo mismo. Lo siento, Sophia, pero no eres una víctima. – dice Saulo.– Son insensibles, hombres. Sophia cometió un error, pero está embarazada. – rebate Grace.– Sophia, resuelve esto pronto, por el amor de Dios. – Richard recibe su mirada confundida. – No olvides que soy médico.– Dios mío, entonces fuiste tú quien lo ayudó. ¿Por qué hiciste eso?– Sabes que no puedes negarle nada a Alex. Fuiste demasiado lejos, Sophia. Diles la verdad. Vamos, Saulo, dejémoslas solas.Richard y Ryan salen juntos de la cafetería. El día anterior, ya les había informado a sus amigos que Alex no era el padre del bebé, sino Bryan.–
El silencio que impregna aquel momento es acompañado por un intenso intercambio de miradas. Alex se acerca lentamente, haciendo que ella aparte la mirada, mientras las palabras de su tío resuenan en su mente, como si estuviera presente allí.– Entonces, ¿qué haces en mi casa? – Pregunta, ve el sobre en la cama, lo coge y lo examina. Luego, se dirige a la mesa y firma los documentos. – Puede salir, Srta. Jenkins, ya he firmado todo. Mañana, Ryan se encargará de los trámites para el proceso. – Dice en tono duro, con una clara irritación en su voz.– Alex, por favor, explícame por qué hiciste esto. ¿Por qué no me contaste la verdad? ¿Por qué me estás lastimando? – Pregunta, con la cabeza baja y en un tono casi inaudible. Él se acerca, observándola atentamente.– Son muchos "porqués" en una misma frase. – Alex se agacha frente a ella, levanta delicadamente su mentón con la mano y la mira a los ojos tristes. – Rebecca, no te mentí. ¿Qué necesitas saber? Haz tus preguntas y responderé.– ¿P