Las familias mantienen un ambiente amigable mientras almuerzan, sin preocuparse por las acciones de Alex. Desde que comenzaron a negociar con el grupo Shaw, no ven razones para temer ninguna amenaza por parte de él.– Hola. – Dice Magno al contestar.– Sr. O'Donnell, buenas tardes. Lamento la molestia causada por mi nieto. Permítanme compensarlos por sus acciones. Disfruten tranquilamente con sus familias. Me encargaré de enseñar a Alex a respetar a sus mayores. Vengan a mi oficina a las 7 de la noche. – Nicolás cuelga sin esperar respuestas.Mientras tanto, en casa, Rebecca está inquieta, explorando todas las dependencias de la casa y observando cada detalle. Entra en la habitación de Alex y se ríe al recordar algunos momentos de la noche anterior.– Debo dejar de beber. – Murmura, riendo. – ¿Qué estoy haciendo aquí? – Se pregunta, dándose cuenta de que no debería estar allí. Examina la habitación con mirada atenta y se acerca al escritorio, notando un globo de nieve encima de él. –
Alex se siente aburrido mientras escucha las conversaciones aleatorias de sus amigos. Su mente divaga, recordando la noche anterior, y no puede evitar pensar que preferiría estar en compañía de ella.– Alex. – Llama Sophia. – Alex, ¿estás bien? – Pregunta de nuevo.– ¿Qué? – Pregunta, volviendo en sí. – ¿Qué quieres, Sophia?– Vamos a hablar sobre nuestro asunto.– Claro, ¿ya fijaste la fecha para la prueba de ADN?– En realidad, Alex, sería más apropiado que hablemos en privado.– ¿Por qué? Si probablemente todos aquí ya saben que estás embarazada. ¿O vas a decir que no se lo contaste?– Y tú, ¿se lo contaste a ellos? No me juzgues.– En realidad, solo confirmé, ¡fue Ryan quien lo contó! Pero eso no importa. ¿Cuándo haremos la prueba de ADN?– No lo voy a hacer, Alex. Puede ser peligroso para mi bebé. Ya tienes mis resultados médicos. Si realmente no quieres involucrarte en esto, está bien, pero no te permitiré acercarte cuando nazca.– Esa no es la única razón por la que estás evita
Rebecca está al borde de la piscina, conversando animadamente con sus amigas.– ¿Cuánto tiempo tienes que mantener el brazo inmovilizado?? – Pregunta Rebecca.– Creo que, como máximo, dos semanas. Fue solo una luxación. No te preocupes, amiga. – Responde Susan, con una sonrisa tranquilizadora.– ¿Fui yo quien causó la pelea, verdad? – Pregunta, desanimada. – No recuerdo mucho.– Sí, fuiste tú, amiga. Le contaste a tu esposo que André te llamó acompañante de lujo. – Responde Melissa.– André es un idiota, pero no debería haber provocado todo esto. Por mi culpa, la gente resultó herida.– Amiga, no te culpes tanto. Fue solo un accidente. Estábamos todos fuera de control por la bebida. – Dice, consolándola.– ¿Y cómo está él?– Luan dijo que se está recuperando, tiene algunas heridas. Regresaron a Seattle esta mañana. Pronto olvidaremos esta historia.– No, Mel, no será así. Estaba en la habitación de Alex y vi en su computadora un archivo completo sobre André. Sea lo que sea lo que teng
En el inicio de la noche, Nicolás está reunido con Magno, Antonio y Peter en la oficina del Grupo Shaw. Acaban de confirmar que Alex realmente compró las empresas y terminó los negocios con el Grupo Post O'Donnel.– ¿Cómo se atrevió a hacer esto? Su nieto está muy desequilibrado. Lo mataré. No permitiré que juegue conmigo. Esta transacción tendrá un impacto negativo en mi grupo.– Está bien, mantén la calma. Nosotros nos haremos cargo de esto. El Grupo Shaw se encargará de todo, especialmente porque uno de nosotros causó esto. Ya hemos activado a nuestro equipo de estrategia, están manejando toda la situación.– Lo sé, pero su nieto necesita ser detenido. Es irresponsable. No hicimos nada en su contra. ¿Por qué toda esta retaliación? – Disimula Magno.– Seguramente su problema es conmigo y no con ustedes. Voy a enseñarle a Alex cómo se comportan los hombres. – Nicolás inicia una videollamada en la pantalla de la sala con Alex.– Sr. Shaw, buenas noches. – Dice Alex al contestar. – Veo
Alex desciende para la cena visiblemente tenso, Rebecca lo observa pero continúa disfrutando de su comida, inmersa en las conversaciones animadas con sus amigas.– Sra. Baker, irás a Nueva York conmigo temprano mañana.– ¿De qué estás hablando, Alex? De ninguna manera, no puedo ir. Tengo mi vida aquí, la universidad, no puedo faltar a clases. Tú mismo dijiste que no puedo perder clases.– Sin razón aparente, pero ahora hay una. Irás conmigo a Nueva York. No estamos negociando esto, y no te di permiso para rechazar.– No me iré de aquí, Alex. Ya te lo dije, no soy tu propiedad, no abandonaré todo solo porque así lo decidiste.– Rebecca, no compliques mi vida. Y deja de dramatizar. Serán solo dos semanas, podrás recuperar las clases. No es que necesite dar explicaciones, pero no puedes quedarte aquí mientras mis enemigos estén cerca, enemigos que tú misma atraíste. No puedo quedarme, tengo negocios que atender en Nueva York, y si te quedas, solo me retrasarás, porque tendré que preocupa
Alex se acerca a la habitación de Rebecca y llama suavemente a la puerta, pero no recibe respuesta. Insiste con un segundo golpe, pero ella permanece en silencio.– Rebeca, por favor, abre la puerta. Necesito hablar contigo.– Vete, Alex. No quiero hablar ahora. Estoy ocupada y desnuda. No puedes entrar aquí.– Así que por favor vístete y libérate. Entraré de todas formas. Esta mañana estabas desnuda en mis brazos, ¿por qué crees que eso me va a detener?En lo alto de la escalera, Melissa y Susan escuchan la conversación y no pueden evitar suspirar, apreciando el poder que emana Alex.– No va a entrar aquí, señor Baker. La puerta está cerrada. No me moleste en mi habitación.– Rebecca, mi día ha sido increíblemente difícil, mis niveles de estrés están por las nubes. Así que por favor, no me atormentes más y abre esta puerta inmediatamente. Si no lo haces en tres segundos, te derribaré. – Rebecca decide ceder, consciente de que es capaz de hacerlo. – Eres una buena chica, Rebecca. – En
Alex se pasea de un lado a otro con la cabeza gacha, claramente frustrado por acceder a hacer lo que ella le pide. Se pasa una mano por el pelo, mostrando su irritación.– Bien, entonces iremos a Nueva York y, cuando volvamos, puedes llamarlos aquí y yo haré lo que tú quieras. – Alex apenas puede creer lo que está haciendo. Odia no poder decirle que no, incluso cuando se trata de cosas absurdas.– No voy a ir, Alex. Acepta que no puedo hacerlo. Tengo compromisos que cumplir, ¡y no puedo abandonarlos porque tú quieras!– Vas a ir, Rebecca, aunque tenga que arrastrarte hasta allí. ¿Comprendes? Deja de actuar así y obedece. Ya has conseguido todo lo que querías. Te vienes conmigo. – Le dice alzando la voz. – Y ahora mismo, no vamos a negociar. Estoy cansado de ello.– ¿Y lo que yo quiera no importa?– No importa si no puedes comportarte como una adulta. Serás tratado como una niña y harás lo que yo diga. – Dice, con firmeza y visiblemente irritado.– ¿Sabes qué, Alex? Esto es lo que quie
A lo largo de todo el viaje, Rebecca evita el contacto visual con Alex, manteniendo distancia para evitar cualquier conversación, ya que todavía está molesta. Cuando finalmente desembarcan, Alex la lleva a la agencia de alquiler de autos para recoger el coche alquilado.– Sra. Baker, ¿le gustaría conducir? – Pregunta, agitando las llaves en la mano en un intento de romper el incómodo silencio.– No estamos en presencia de nadie, así que por favor llámeme Srta. Jenkins o simplemente Rebecca. No necesitamos formalidades aquí. – Responde ella con cierta aspereza. – Realmente no quiero conducir, gracias. – Sin esperar una respuesta, abre la puerta y se mete en el coche.– ¿Cuánto tiempo vas a seguir así? – Pregunta cuando entra en el coche.– ¿Así cómo?– Olvídalo. No creo que sea el momento adecuado para discutirlo ahora. – Dice, encendiendo el coche y conduciendo hacia el hotel.Cuando llegan al hotel, Alex recoge las tarjetas de acceso a la recepción para las suites. Era consciente de