En la segunda semana de febrero, al regresar del hospital, Alex se encuentra con un hogar en silencio. La ausencia de voces familiares lo lleva directamente a un largo baño. Después de aquel momento de renovación, Alex se viste y se dirige a la sala del apartamento.A medida que se acerca a la cocina, voces familiares capturan su atención. Al entrar en la habitación, encuentra a Rebecca inmersa en una conversación seria con los hijos. Se apoya en el marco de la puerta, observando la escena con una mezcla de curiosidad y cariño.– Nicolás, por supuesto que no puedes jalarle el cabello a tu hermana. – Declara Rebecca, su mirada transmitiendo seriedad mientras se dirige al hijo en la silla. – Pídele disculpas ahora. – Ordena, ejerciendo su autoridad materna.– No lo haré, mamá. Ella me molestó, se lo merecía. – Replica Nicolás, desafiando a su madre. Alex permanece en silencio, absorbiendo la dinámica familiar que se desarrolla ante él.– Nicolás, no volveré a hablar contigo, no me provo
En la mañana siguiente, Rebecca se despierta radiante después de la emoción de, finalmente, escuchar la voz de Alex nuevamente. Se estira en la cama, envuelta por el agradable aroma del café que impregna la habitación, y pronto se levanta para realizar su higiene matinal. Concluido el ritual, se dirige al comedor, donde encuentra a su familia reunida, compartiendo un acogedor desayuno.– Buenos días, mis amores. – Saluda, depositando cariñosos besos en las mejillas de los hijos y un suave beso en los labios de Alex.– Buenos días, mamá. – Responden los gemelos al unísono.– ¿Cómo fue tu noche de sueño, querida? – Pregunta, observándola sentarse a su lado.– Maravillosa, mi amor. – Responde, con entusiasmo, recordando la noche anterior. – Tu hermana nos invitó a almorzar. – Informa, notando la expresión fruncida de Alex. – ¿Hay algo mal?– Hablamos después de que regrese. Llevaré a los gemelos a la escuela y tengo una consulta. Despertaste tarde, tendrás que terminar el desayuno sola.
Después de la mañana en que decidieron dejar el pasado atrás, Alex y Rebecca continuaron disfrutando plenamente de sus días, apoyándose mutuamente de manera incondicional. Algunos días después, Alex finalmente cedió a las insistentes invitaciones de sus hermanas y, acompañado por su familia, se unió al grupo de amigos. Al llegar a la casa de Camila y Saulo, fueron conducidos a la elegante sala de comedor, donde todos estaban reunidos, envueltos en animadas conversaciones.– En fin, decidieron aceptar mi invitación. – Afirma Camila, observándolos con una sonrisa significativa.– Papá, puede hablar, papá puede hablar. – Ecoan los gemelos, sujetando las manos de los padres, creando un momento de ternura que hace que Rebecca y Alex se miren, mientras todos los presentes los observan con sorpresa.– Dejen de mirarme. – Ordena Alex, con una expresión seria. – Parece que voy a tener que enseñarles el valor de guardar algunos secretos, mis hijos. – Afirma, observando la conmoción entre los pr
En junio, bajo el calor de los rayos de sol que anuncian la llegada del verano, Rebecca y Alex viven plenamente, celebrando el amor que han cultivado a lo largo de los años. La normalidad se insinúa en sus vidas, alejando gradualmente los vestigios de las adversidades que, en tiempos pasados, los envolvieron. Después de una semana intensa de trabajo y la rutina agitada con los hijos, se reúnen con amigos para un almuerzo relajado.– ¡Esta vida de ser madre no es nada fácil! – Se queja Luiza, entrando en la sala con Mia en brazos. – ¿Cómo lo logras, Rebecca, sin la ayuda de una niñera?– Esto es gracias a Alex. Él es un padre excepcional. – Responde Rebecca con una sonrisa. – Deja a nuestros hijos en la escuela por la mañana, y cuando los recojo por la tarde, él ya está en casa esperándonos. Siempre que los gemelos están en casa, Alex también está. Su conexión es única, creo que es increíble. Confieso que a veces siento un poco de celos. Desde que se recuperó por completo, no recuerdo
Al llegar a la casa de la familia Shaw, fueron conducidos a la sala de estar, donde todos estaban reunidos. Después de los saludos, se sentaron uno al lado del otro, mientras los gemelos iban a jugar con James.– ¿Cómo van las cosas, hijo? – Pregunta Luiz, rompiendo el silencio.– Están geniales. Finalmente hemos logrado volver a la normalidad en nuestras vidas. – Responde Alex, observando a Rebecca y acariciando suavemente su mano.– Estos niños son encantadores. – Afirma Christian, contemplando a los nietos.– Son simplemente perfectos. Incluso estamos considerando darles otro nieto, papá. – Informa Bryan, recibiendo miradas intrigadas de todos.– La próxima generación será incluso más numerosa que la de ustedes. Parece que no tienen planes de dejar de ampliar la familia. – Bromea Amanda, provocando risas generalizadas.– Y mira que hay parejas que ni siquiera han comenzado todavía. – Completa Penélope, con admiración.– ¿Y ustedes tienen planes de tener más hijos? – Pregunta Christ
Al abandonar la residencia de los Shaw, Alex guía a Rebecca hasta un supermercado. Durante todo el trayecto, ella mantiene un silencio reflexivo, mientras él la observa detenidamente en los semáforos.– ¿Por qué estamos aquí, Alex? – Pregunta ella cuando él estaciona.– Necesitamos adquirir los ingredientes necesarios para que prepares una comida para los dos.– He perdido el interés, ya no voy a cocinar.– Seguro que sí lo harás, me lo debes. – Afirma, saliendo del coche y abriéndole la puerta.– No veo la necesidad de estar aquí, tenemos todo lo que necesitamos en casa. – Murmura, caminando delante de él.– Rebecca, ¿recuerdas la primera vez que preparaste algo para mí?– Lo recuerdo, Alex, te gustó. Pero ahora insistes en decir que soy un desastre.– Querida, eres un desastre. Me encantó tu comida, por tu buena voluntad de hacerla en un momento especial. Sin embargo, no podemos llamar a aquello sabroso, sin mencionar el lío que causaste y, para empeorar las cosas, me obligaste a or
En la mañana siguiente, al despertar, Rebecca se encuentra con la ausencia de Alex a su lado. Después de realizar su higiene matinal, sale del cuarto vistiendo solo su ropa interior y se embarca en la búsqueda de él por la casa. Se sorprende al observar que todo el desorden de la noche anterior ha sido organizado, un testimonio silencioso del cuidado de Alex. Una sonrisa de satisfacción ilumina su rostro mientras reflexiona sobre la felicidad de tenerlo en su vida. Al no encontrarlo dentro de la casa, decide explorar el jardín, encontrándolo en el jardín de invierno.– Ahí estás tú. – Murmura, observándolo con ternura. – Buenos días, mi amor. – Saluda, acomodándose en su regazo.– Buenos días, querida. ¿Cómo fue tu noche de sueño?– Maravillosamente bien, realmente sabes cómo proporcionarme una noche increíble de sueño. – Afirma, con una sonrisa maliciosa.– Eres una mujer traviesa, querida. – Provoca, sellando sus palabras con un beso en la punta de la nariz de ella. – Iré a buscar a
Rebeca recorre la joyería con sus amigas, inmersas en una animada conversación sobre la noche, mientras aprecian cuidadosamente cada conjunto de joyas. – ¿Srta. Jenkins? – llama Jennifer al acercarse. – El Sr. Baker sugirió que usaras este conjunto esta noche para resaltar aún más tu belleza. – dice, entregando una caja de terciopelo a Rebeca. Al abrirlo, los ojos de Rebeca se iluminan de emoción al encontrarse con las joyas, los colgantes del collar y las pulseras son delicados diamantes rosados en forma de corazón superpuestos, en total cinco, y los aretes siguen el mismo patrón refinado que las demás piezas. – ¡Dios mío! Qué belleza, ¿de qué colección es esta, Sra. Stern? – pregunta Christine, impresionada por la elegancia de las piezas. – Estas son de la colección de joyas exclusivas. Srta. Jenkins, lamentablemente, el anillo aún no está listo, pero organizaré la entrega la próxima semana. – Alex siempre elegirá lo mejor para ti. Así fue con las joyas del Sr. Walsh y así será