En junio, bajo el calor de los rayos de sol que anuncian la llegada del verano, Rebecca y Alex viven plenamente, celebrando el amor que han cultivado a lo largo de los años. La normalidad se insinúa en sus vidas, alejando gradualmente los vestigios de las adversidades que, en tiempos pasados, los envolvieron. Después de una semana intensa de trabajo y la rutina agitada con los hijos, se reúnen con amigos para un almuerzo relajado.– ¡Esta vida de ser madre no es nada fácil! – Se queja Luiza, entrando en la sala con Mia en brazos. – ¿Cómo lo logras, Rebecca, sin la ayuda de una niñera?– Esto es gracias a Alex. Él es un padre excepcional. – Responde Rebecca con una sonrisa. – Deja a nuestros hijos en la escuela por la mañana, y cuando los recojo por la tarde, él ya está en casa esperándonos. Siempre que los gemelos están en casa, Alex también está. Su conexión es única, creo que es increíble. Confieso que a veces siento un poco de celos. Desde que se recuperó por completo, no recuerdo
Al llegar a la casa de la familia Shaw, fueron conducidos a la sala de estar, donde todos estaban reunidos. Después de los saludos, se sentaron uno al lado del otro, mientras los gemelos iban a jugar con James.– ¿Cómo van las cosas, hijo? – Pregunta Luiz, rompiendo el silencio.– Están geniales. Finalmente hemos logrado volver a la normalidad en nuestras vidas. – Responde Alex, observando a Rebecca y acariciando suavemente su mano.– Estos niños son encantadores. – Afirma Christian, contemplando a los nietos.– Son simplemente perfectos. Incluso estamos considerando darles otro nieto, papá. – Informa Bryan, recibiendo miradas intrigadas de todos.– La próxima generación será incluso más numerosa que la de ustedes. Parece que no tienen planes de dejar de ampliar la familia. – Bromea Amanda, provocando risas generalizadas.– Y mira que hay parejas que ni siquiera han comenzado todavía. – Completa Penélope, con admiración.– ¿Y ustedes tienen planes de tener más hijos? – Pregunta Christ
Al abandonar la residencia de los Shaw, Alex guía a Rebecca hasta un supermercado. Durante todo el trayecto, ella mantiene un silencio reflexivo, mientras él la observa detenidamente en los semáforos.– ¿Por qué estamos aquí, Alex? – Pregunta ella cuando él estaciona.– Necesitamos adquirir los ingredientes necesarios para que prepares una comida para los dos.– He perdido el interés, ya no voy a cocinar.– Seguro que sí lo harás, me lo debes. – Afirma, saliendo del coche y abriéndole la puerta.– No veo la necesidad de estar aquí, tenemos todo lo que necesitamos en casa. – Murmura, caminando delante de él.– Rebecca, ¿recuerdas la primera vez que preparaste algo para mí?– Lo recuerdo, Alex, te gustó. Pero ahora insistes en decir que soy un desastre.– Querida, eres un desastre. Me encantó tu comida, por tu buena voluntad de hacerla en un momento especial. Sin embargo, no podemos llamar a aquello sabroso, sin mencionar el lío que causaste y, para empeorar las cosas, me obligaste a or
En la mañana siguiente, al despertar, Rebecca se encuentra con la ausencia de Alex a su lado. Después de realizar su higiene matinal, sale del cuarto vistiendo solo su ropa interior y se embarca en la búsqueda de él por la casa. Se sorprende al observar que todo el desorden de la noche anterior ha sido organizado, un testimonio silencioso del cuidado de Alex. Una sonrisa de satisfacción ilumina su rostro mientras reflexiona sobre la felicidad de tenerlo en su vida. Al no encontrarlo dentro de la casa, decide explorar el jardín, encontrándolo en el jardín de invierno.– Ahí estás tú. – Murmura, observándolo con ternura. – Buenos días, mi amor. – Saluda, acomodándose en su regazo.– Buenos días, querida. ¿Cómo fue tu noche de sueño?– Maravillosamente bien, realmente sabes cómo proporcionarme una noche increíble de sueño. – Afirma, con una sonrisa maliciosa.– Eres una mujer traviesa, querida. – Provoca, sellando sus palabras con un beso en la punta de la nariz de ella. – Iré a buscar a
Rebeca recorre la joyería con sus amigas, inmersas en una animada conversación sobre la noche, mientras aprecian cuidadosamente cada conjunto de joyas. – ¿Srta. Jenkins? – llama Jennifer al acercarse. – El Sr. Baker sugirió que usaras este conjunto esta noche para resaltar aún más tu belleza. – dice, entregando una caja de terciopelo a Rebeca. Al abrirlo, los ojos de Rebeca se iluminan de emoción al encontrarse con las joyas, los colgantes del collar y las pulseras son delicados diamantes rosados en forma de corazón superpuestos, en total cinco, y los aretes siguen el mismo patrón refinado que las demás piezas. – ¡Dios mío! Qué belleza, ¿de qué colección es esta, Sra. Stern? – pregunta Christine, impresionada por la elegancia de las piezas. – Estas son de la colección de joyas exclusivas. Srta. Jenkins, lamentablemente, el anillo aún no está listo, pero organizaré la entrega la próxima semana. – Alex siempre elegirá lo mejor para ti. Así fue con las joyas del Sr. Walsh y así será
Rebecca está completamente inmersa en la emoción al contemplar el deslumbrante mensaje en el techo de espejo. Todas las miradas convergen en ella mientras intenta contener las lágrimas de emoción que obstinadamente caen.– ¿Querida? – Llama Alex, su voz resonando suavemente, haciendo que su corazón lata aceleradamente.Rebecca se voltea bruscamente, buscando los ojos del hombre que ama. Al verlo arrodillado, con una cajita en las manos y sus dos hijos a su lado, lleva las manos a la boca en una reacción de sorpresa. Alex, con un brillo en los ojos, abre la caja, revelando un anillo de diamantes rosados, con el mismo diseño del conjunto que ella lleva puesto. La intensidad de la emoción se apodera del ambiente, creando un momento de pura magia y amor.– Sí, sí, sí, acepto. – Afirma, arrancando risas de todos incluso antes de que él haga la pregunta.– Querida, ¿me permites hacer esto, está bien? – Pide Alex, extendiendo la mano hacia ella, que la entrega prontamente. – Rebecca Jenkins
Unos días después de la emocionante propuesta de compromiso, Rebecca y Alex regresan a sus rutinas. A medida que se acerca la fecha de la renovación de votos de Grace, las amigas se reúnen en Nueva York para ayudar a la amiga a elegir su vestido.– Chicas, no tenemos mucho tiempo, la fecha se acerca. Así que recorran esta elegante tienda y elijan mi vestido. – Ordena Grace, con una copa de champán en la mano. – Elijan al menos dos vestidos cada una, el elegido dará a la mujer que lo seleccionó el privilegio de verme vestida antes de la ceremonia, así como también podrá verse a sí misma. Háganlo con estilo. – Concluye, sentándose y cruzando las piernas.Las mujeres comienzan a explorar la lujosa boutique, maravilladas con la variedad de vestidos de novia. Los ojos de aquellas que aún no se han casado brillan al imaginarse vistiendo aquellas deslumbrantes piezas.– ¿Qué tal uno rosa? Encontré un vestido maravilloso aquí arriba. – Propone Rebecca desde el segundo piso.– Cásate tú con un
En la mañana siguiente, el grupo de mujeres se reúne en el exclusivo SPA del hotel, reservado especialmente para ellas. Durante toda la mañana, disfrutan de los servicios disponibles, sumergiéndose en un ambiente de lujo y relajación. Después de un almuerzo refinado y algunas horas de ocio, comienzan a ser cuidadosamente preparadas por un equipo de profesionales dedicados a realzar la belleza de cada una. Entre copas de champán, risas y conversaciones animadas, la noche se acerca, anunciando la proximidad de la ceremonia.– Estoy tan emocionada que voy a permitir que todas ustedes me vean con mi vestido de novia antes de ponerse los suyos. – Anuncia Grace, capturando la atención de las amigas. – Pueden quitarse las vendas. – Concluye, observando cómo las mujeres se quitan ansiosamente las vendas de los ojos.– ¡Dios mío! Estás absolutamente deslumbrante. – Exclama Sophia, abrazando cálidamente a su amiga. – Definitivamente, mi elección fue la mejor. Estás radiante como una verdadera p