—Ah no, ya yo sé lo que te pasa. Es hambre, ¿cierto? Que yo recuerde, el hambre te pone de mal humor. —Sí, eso es, tengo mucha hambre —concordé, intentando no sonar fingido, aunque sí tenía hambre, aún no habíamos almorzado.—Yo también tengo ganas de comer. Tienes razón, esto pone a quien sea de mal humor, pero no la pagues conmigo, ¿ok? —Pareció ser un regaño, pero estaba sonriendo. La dependienta regresó. —Esos le quedan perfecto. —Señaló los zapatos que la bromista de mi prima se medía—. Además, tienen un detalle en la punta que...No podía seguir escuchándolas, ya no más. Entre el querer regresarme a Maracaibo, sentirme engañado para llegar hasta allí y querer salir corriendo de esa jodida tienda, sumando el extrañar a Olivia, tenerla tan lejos de mí, el no haber podido ver a Marco ese fin de semana, entre otras cosas de mucha tensión e importancia, decidí levantarme y dar algunas vueltas por el lugar y así nivelar mi nivel de aburrimiento con el de un interés autoimpuesto sob
«Perfecto, suena genial», pensé, asintiendo y haciendo muecas que parecían decir a través de ellas lo pensado.—Tú me has regalado un par de zapatos que marcarán mi entrada a una vida nueva. Al menos, déjame regalarte algo que intente compararse. Tienes que aprovecharme. Ahora que sé todo sobre este tema de bodas y propuestas, mis contactos son frescos y mis ganas por verte casado son grandiosas. —Eso me hizo reír—. Además, Olivia es… además de hermosa, talentosa y emprendedora, es chévere, me cae bien y no esperaría que eligieras tomar esa decisión con otra persona que no fuese ella o alguien como ella. ¿Estás de acuerdo con que yo sea de tu ayuda? ¿Al menos para la propuesta?La miré fijo también y le sonreí amablemente.—Yo no esperaría que otra persona que no fueses tú se encargara de algo así en mi vida.Creo que después de decirle eso, pude notar un brillo acuoso en sus ojos negros.***Hablamos, hablamos, hablamos, cuadramos, revisamos los teléfonos buscando datos, escuchamos l
Capítulo XIII. La cena número treinta. Todo organizado. OLIVIA. El regalito que le di a Carlos de bienvenida hace dos semanas… casi 2 semanas, fue lo mejor que se me pudo haber ocurrido. Sinceramente, regalar siempre es un detalle increíble. Regalarle algo a alguien que amamos es un plus impresionante, pero regalar algo a alguien que nos ama también y que además, te guste a ti y te deje súper satisfecha y con los ojos revirados, es el cenit de la vida misma.La verdad, cada día, a pesar de las cosas que nos puedan suceder, cada día me siento demasiado excelente viviendo con Carlos Malaver. Fue una decisión óptima haberlo aceptado nuevamente en mi vida. Estar con ese hombre es maravilloso, nuestra convivencia es buena.Sí que existen algunos detalles, por supuesto, faltaba más. Por ejemplo, puedo contar que no me gusta cómo se toma el café en las mañanas. Es decir, no me agrada que no le ponga empeño a un estilo único de café.Es decir, debo explicarlo mejor. No importa cómo venga
CARLOS. —Dame un chance y te vuelvo a llamar. —Olivia colgó y en un par de segundos más, mi móvil sonó con su llamada entrante—. Vi la noticia en el periódico. ¿La viste?—Precisamente por eso estoy llamándote. ¿Leíste todo?—Sí. Necesito llamar a mamá. Esto se ve grave.—Asegúrate de que esté bien, pero he hablado con Nancy y Finol. Al parecer no cerrarán la empresa mientras no sea necesario. Ella y Finol nos encontraremos en un par de horas en el apartamento, ¿puedes salir temprano hoy para que estés presente? Hay algunas cosas que no mencionan allí en esa nota y que están sucediendo a raíz de la captura de Tony.—Ay, mi amor. No, en serio, quiero salir de aquí, visitar a mamá y todo, pero...Noté desesperación en su voz y me alerté más de lo que ya estaba.—¿Qué sucede?—Es trabajo. Debo hacer el cálculo de los pasantes. Se les dará un bono navideño y ando sola con todo, porque es que... Ash, Dios, qué complique.—Nena, respira profundo y cuéntame más calmada. ¿Estás caminan
NANCY.Cenamos en casa de Carlos Malaver, el contador estrella de la ciudad. Primera vez que asistía a ese apartamento y a una reunión como esa, por supuesto, cabe destacar.Finol es un viejo loco, pero me agrada. Ya lo conocía. Eso me dio la ventaja para atribuirme la potestad de pedirle consejos y demás con respecto a lo que podía o no ocurrirme.Carlos llevaba mala cara. Olivia parecía una niña perdida en el bosque, aunque le noté también un prominente cansancio cuando llegó tarde de la aseguradora.Finol parecía molesto y ese tal Juan, el hijito del ex policía…, ese pelinegro junior segundo parecía haber masticado un hongo en mal estado y en el peor sitio del universo. Todos los presentes, Carlos, Olivia, Ray, Finol y Juan, concentrados en lo que podía ocurrir posterior a la noticia del encarcelamiento, etcétera, etcétera, etcétera, en cambio yo… debía sonreír.Yo me sentía feliz. ¡Me sentía FELIZ!Estaba pletórica, ya nada podía ir mejor después de eso.Por fin ese desgraciado de
Se lo mencioné a Carlos y para calmarme en una fecha donde la paz y la armonía debía reinar en nuestros corazones, para apaciguar mi alteradas neuronas, me atrajo hacia sí, como la polilla a la luz, y terminamos teniendo relaciones sexuales en varias partes de nuestro hogar, con la fuerza y el deseo que ese hombre siempre impregna su sus folladas mágicas.Fue estupendo, ohh… Hasta nos quedamos dormidos y nos levantamos aturdidos y apurados a las 7:00 de la noche.Como locos, corrimos a vestirnos, acicalarnos, comer algo para por lo menos tener algo en nuestros estómagos y así poder irnos de fiesta al restaurante. Confieso que tuve que literalmente sacarlo del baño, ya que en la ducha también sucumbimos y nos estábamos retrasando demasiado.Decidí usar negro, ya que mi cabello seguía siendo totalmente oscuro. Me lo había vuelto a cortar un poco más escalonado, generando curvas en las puntas. También me dejé pollina, se me veía bien.El vestido negro llevaba mangas largas, cuello en U,
Las risas por el comentario no se hicieron esperar. Ella continuó, alzando la copa de champán. Todos ya teníamos una en cada mesa.—¡Muy bien! Comienza la cuenta regresiva. ¡Jaime! ¡Todos! Ajá, ¡por allá, tú…, el otro, eso! Acerquémonos, alcemos nuestras copas...Recuerdo su hermoso rostro, sus ojos llorosos, su cara era la muestra de felicidad, de concordia, pero también la muestra de dolor, porque todos pasamos por mucho ese año, pero ella pasó por demasiado en una sola noche siendo golpeada tan brutalmente y nadie me quita de la cabeza que golpes no fue lo único que experimentó. Y además, al parecer, aún desde la cárcel ese hombre la quería controlar con terceros a su cargo. Al menos, eso era lo que se creía.—¡Tres, dos, uno! ¡FELIZ NAVIDAD!La música ensordecedora e increíblemente buena le dio la bienvenida al 25 de diciembre con la presentación del cantante más esperado, quien celebró con nosotros, de hecho, brindó con nosotros con un solo trago antes de cantar.Carlos puso su b
Mi cuerpo no daba para más. Un cansancio excesivo me rellenó como un saco infernal, cosas pesadas metidas allí para ahogarme en un mar profundo y desconocido, temeroso, peligroso.—Debí matarlo —seguí diciendo, llorando a mares, no podía parar—. Debí matarlo justo después de clavarme esa maldita botella en la cara. Debí hacerlo, Juan. ¿Por qué no lo hice?Mi guardaespaldas me sostuvo fuerte, combatiendo los embistes enfurecidos de mi cuerpo, y poco a poco me fue calmando, sintiendo cómo me recostaba sobre el sillón, colocando unos cojines bajo mi cabeza para ir a guardar el arma que yo misma saqué de la gaveta.Pude haberme reído al ver cuándo la desarmó, lo entendía, comprendía perfecto que no confiara en mi juicio.Bien por él, ni yo misma confiaba en mí.Regresó y cómo pudo, intercambió el cojín por su cuerpo, por su musculoso pecho, sus fuertes brazos.Yo, que siempre sonreía, aún seguía llorando. Él acarició mi corto cabello rubio, me dejé hacer todo eso por él, sacando de mi sis