Abren la puerta y rechina escandalosamente, me tiran bruscamente en un colchón y salen sin más. Me aseguro de que nadie pueda verme, muevo mis manos hacia los lados para reavivar la circulación y me espanto al mirarlas, están cubiertas de sangre debido a los cortes que el plástico hizo. Trato de ignorar el impacto y saco el móvil, tecleo el número de Lucía, es el único que me sé. No hay respuesta…
—Por favor, contesta— susurro mientras vuelvo a llamar pero no obtengo respuesta. Escucho pasos acercándose al cuarto donde estoy, llamo de nuevo pero no puedo concluir y escondo el celular entre la cama y la pared. Abren la puerta, reconozco al hombre que me ha golpeado y un sujeto que parece ser su hijo.
—Te hemos cambiado de residencia, por lo menos hasta que nos llegue el pago— dice entre risas—. Para que no te aburras he traído a mi hijo…Tr&aacu
Siento demasiado frío, mi cuerpo tiembla…—Ella estará bien— puedo oír las conversaciones que tienen diferentes personas a mi alrededor, abro los ojos y me encuentro con el rostro de un paramédico.—¿Señorita? —carraspea—.¿Señorita puede decirme su nombre?No de nuevo, pienso y tomo aire para responder, me cuesta demasiado hablar.—Vanessa Carballo, estoy bien— trato de alzarme pero este me sostiene—No, no se levante, está siendo trasladada al hospital— mi cabeza está un poco mareada y no tengo muy claros los recuerdos.—No, no es necesario, lléveme a mi casa ¿Lucía?— miro hacia mi alrededor en busca de mi amiga y la encuentro, lo vivido no fue una alucinación.—Vane estoy aquí, tienen que llevarte— niego—No, no Lucía, no quie
—No entiendo nada y no me interesa— le digo fríamente. Su cuerpo se acerca tentativamente al mío, puedo olerlo es menta, madera, sudor, embriagante.—¿No te interesa?— está jugando conmigo—Basta Bruno, déjame sola—retrocede—Fue Sandra— escupe. El enojo invade mi cuerpo, esa mujer otra vez. Sigo sin mirarlo y enfoco la vista en los exámenes que ha puesto en mi mano, puedo leer muchos nombres y números pero no entiendo nada. Recorro el papel hasta un texto con letra manuscrita, es el veredicto del médico:Diagnostico: Niveles altos de Escopolamina en el cuerpo. 2 g.Condición: MortalTratamiento: desintoxicación…El dolor en mi pecho no cesa. Mientras él estaba en un hospital internado yo ¿en mi casa?, lo miro molesta.&md
La doctora esa tramitando mi alta del hospital cuando el señor y la señora Dihmes entran a la habitación.—Hola querida— Alondra me abraza—Hola— le digo, el señor Dihmes toma mi mano.—Me alegra verte Vanessa— le sonrío y agradezco que se haya mantenido lejos, Bruno le debió haber hablado sobre mis reacciones.—La doctora está por darla de alta— explica Bruno, ellos se notan felices.—Tienes que descansar y recuperarte de esto Vanessa— la voz de Alondra me tranquiliza.—Ya me siento mejor, el dolor es mínimo— le explico. Julia, la doctora, entra con una serie de papeles y se los entrega a Bruno—Ya estás dada de alta Vanessa, tienes que seguir las indicaciones que te he dado y no perder de vista tu inhalador, te veo en 4 días— le agradezco con una sonrisa—Gracias Docto
Despierto adolorida. Miro el reloj 8 am, he dormido casi 12 horas. Bruno está a mi lado completamente dormido. Me siento en la cama y le miro. Cuanto extrañaba tenerlo a mi lado.El dolor ha vuelto a aparecer porque recuerdo que tengo que tomar las pastillas del dolor y me pongo de pie con esfuerzo. Cuando por fin salgo de la habitación estoy casi exhausta y aún me faltan las escaleras. Respiro profundo y comienzo a bajar escalón por escalón y ahogando gemidos de dolor, es realmente frustrante no poderme mover con libertad.El dolor en los tobillos no cesa ni un momento. Mi cuerpo se rinde y me siento justo a mitad del camino en las escaleras. No se escucha ningún ruido, tengo que llamar a Gina o a quien me escuche—¡Gina…! —no recibo respuesta—. ¡Gina!Intento de nuevo pero no hay respuesta. El dolor es más fuerte cada vez y me cuesta resistir sin quejarme.<
Ha pasado una semana desde que he vuelto a la casa de Bruno, todo ha transcurrido tranquilo y ya me he hecho a aquí. La escuela me ha exigido demasiado debido a mis constantes faltas, pero he sabido sacar todos los pendientes satisfactoriamente. También he pintando con más frecuencia y Nora se ha encargado de comprar algunas de mis obras.Tomo un vaso y lo lleno de agua, me estoy muriendo de sed. Me he despertado temprano para seguir con algunos de los ensayos que me han solicitado, apenas así puedo darme abasto y poder cumplir con todas las obligaciones.—Niña ¿tienes hambre? —niego—Desayunare con Bruno —Gina asiente y comienza a arreglar la mesa.Seguramente Bruno está dormido. Subo las escaleras rápidamente, estoy mucho mejor que hace una semana, tengo mucha más movilidad. Me adentro a la habitación y confirmo mis sospechas. Mi atractivo hombre está re
—Ahora dime que flores prefieres— tomo una gran bocanada de aire y miro hacia el gran muestrario de flores que tengo en mis manos. Creí que traer a Toño a la escuela aminoraría el estrés por la fiesta de mañana pero creo que no fue tan buena idea. —Me gusta los girasoles— él asiente y toma notas. Hemos pasado los dos últimos descansos preparando la cena de mañana. Cuando Toño se inspira no hay quien lo calme.—¿Y el pastel?, ¿de qué sabor?— sin pensar contesto—Quiero Cheesecake con chocochips— me mira extrañado—Pensé que tus gustos serían más sofisticados, como…— toca su barbilla simulando pensar—. Chocolate suizo o Golden Opulence Sundae… Será Cheesecake entonces.—Toño ¿Ya terminamos?— me mira de mala gana
Cierro mis ojos, solo escucho como llaman una y otra vez a la puerta—Vanessa, amor ábreme— me siento un poco asustada, nunca creí que Bruno me trataría así, él es...—. Perdóname, soy un idiota amor, perdóname.Comienzo a temblar de nuevo. ¿Y si esto es así siempre?, ¿si él piensa que por ser su esposa puede hacer lo que quiera conmigo?, ¿si me golpea?... sacudo mi mente, él no sería capaz de golpearme… comienzo a llorar, mi mente me está acabando.—Tumbare esta puerta amor, déjame entrar —escucho un golpe—No seas estúpido, así menos va a abrir —le dice Marcelo de mala gana. Escucho un golpe en la pared.—¡PERDONAME!— grita y yo sigo llorando, me recuesto en uno de los sofás que están en el lugar y trato de calmar mi mente, de no pensar en que
Después de una extensa plática con mi abuela, pronto termino mi helado y pago la cuenta. ¿Ahora qué hago?, Camino por las calles de Madrid y el clima esta perfecto. Miro los aparadores de las tiendas, hace tiempo que no compro al cuando y es cuando veo un hermoso vestido azul verde. Tengo que detenerme a mirarlo, la tienda estaba por cerrar debido a la hora y entre sin pensar.—¿Está cerrado?— le pregunto a la mujer—Claro que no señorita, dígame que se le ofrece— miro el vestido, era del color favorito de mi abuela.—Quiero probarme ese vestido.—Es muy hermoso, aquí tiene—la tela era parecida a una crinolina, tiene mucho volumen, el detalle de pedrería en la cintura y parte de los tirantes era muy femenino y el escote en “v” pronunciaba mis grandes pechos. Al salir del probador la mujer que me atendía se quedó i