El regreso a AmĂ©rica, habĂa sido tranquilo, Eloise regresĂł en compañĂa de los tres Pocaterra, los niños habĂan dormido parte del viaje, y cuando despertaban, tras ser alimentados volvĂan a dormir. La despedida habĂa sido demasiado emotiva, Chiara hasta habĂa derramado algunas lágrimas, Giulia se mostraba realmente triste, Andrea no querĂa separarse de sus primos y Angelo, habĂa asegurado que deberĂan viajar pronto para no extrañarlos tanto, Jeannette por su parte, no se habĂa contenido y habĂa derramando abundantes lágrimas. Eloise se sintiĂł mal por ella, tambiĂ©n iba a extrañarla y esperaba que pronto pudiese visitarlos... sin Giorgia, aunque ella se mostraba educada y serĂa las veces que se habĂan encontrado, para Eloise era tranquilizador si Giorgia no volvĂa a aparecerse en casa de Leonardo. Michaell y Nayla, tambiĂ©n habĂan regresado con ellos, y tras bajar en el aeropuerto, se habĂan despedido para tomar su propio rumbo. —Se siente bien, regresar...—dijo Eloise entrando a la c
—¿Estás seguro de que no quieres avisarle a tu madre?—No, mi amor, lo mejor será que no la preocupe. Ya le hablarĂ© cuando todo estĂ© bien, amor mĂo. Mientras Leonardo estaba en quirĂłfano, Eloise sentĂa que su alma tambiĂ©n se habĂa ido, la angustia no hacĂa más que crecer con cada minuto. —Leonardo es muy fuerte— le habĂa dicho Michaell con una enorme sonrisa— no te preocupes demasiado, Eloise. Él estará bien. —No tendrĂ© paz hasta que el mĂ©dico me diga que todo saliĂł bien, Michaell, solo asĂ volverĂ© a respirar con tranquilidad. —Y asĂ será— le dijo sonriendo— permĂteme darte un abrazo— abriĂł sus brazos y Eloise sin pensarlo se refugio en ellos. — Y tal y como habĂa dicho, no fue hasta que vio al mĂ©dico salir y decirle; —El señor Pocaterra, está bien— Eloise volviĂł a respirar con calma— la operaciĂłn ha sido exitosa, le daremos dos horas de observaciĂłn y luego le pasaremos a su habitaciĂłn y podrán verle. —MuchĂsimas gracias, doctor— Eloise habĂa llorado de tranquilidad y alivio. S
Eloise, sintiĂł los párpados pesados, la boca seca y una terrible sensaciĂłn de mareo...ÂżDĂłnde estaba?, ÂżQue habĂa sucedido?...Con dificultad abriĂł los ojos, sin lograr ubicar el lugar donde estaba, cuando tiro de sus manos para pasarlas por su cara, se diĂł cuenta que su mano derecha estaba esposada a la cama...Terror...En su máxima y pura expresiĂłn... Con esfuerzo, pero rápidamente se sentĂł en la cama, los recuerdos volvieron a ella como un oleaje de densa oscuridad...No podĂa creer lo que veĂa, frente a ella, justo en frente de la cama, estaba Jonas, sentado relajadamente en una silla, mirándola con una sonrisa. —Hasta que despiertas, cariño— su tono le causĂł escalofrĂo, pero lo más intimidante era esa enorme sonrisa en su rostro.—¿DĂłnde estamos?, ÂżPara que me trajiste aquĂ?—Estamos en mi casa, y te traje para... saldar viejas cuentas, mi querida Eloise, a diferencia de tu, yo si creo que hay mucho que decir entre nosotros.—¿Es cierto lo que dijiste?— su voz temblĂł —¿ Asesinast
Con frustraciĂłn tirĂł con fuerza de su mano, inĂştilmente, porque sabĂa que no podrĂa liberarse...—¿CĂłmo me trajiste aquĂ, Jonas?, ÂżMe drogaste?=, lo Ăşnico que recuerdo es estar hablando contigo y... el pinchazo en mi brazo.—Un sedante, cariño. Es bastante potente y solo tarda un par de minutos en hacer efecto...—¿Vas a... matarme?— su voz se quebrĂł. —Si, lo harĂ© — las lágrimas fluyeron libres, ÂżdebĂa comenzar a asumir que morirĂa en aquella habitaciĂłn?, y peor aĂşn, que el podrĂa hacer cuando quisiese con ella, y no podrĂa defenderse, porque defenderse significaba poner la vida de sus hijos en peligro... DebĂa haber una manera de escapar... ÂżCierto?—¿CĂłmo sabĂas dĂłnde estaba?, ÂżcĂłmo supiste dĂłnde encontrarme?—Me he dado tiempo a hacer la tarea, primero contratĂ© un par de detectives, luego cuando obtuve la informaciĂłn necesaria y pertinente, yo mismo me encarguĂ© de lo demás. Fue difĂcil esperar el momento oportuno, porque nunca estabas sola, pero...—sonrió— ya ves, soy un hombre de
Leonardo cortĂł la comunicaciĂłn y se quedĂł observando la pantalla del celular. ÂżAquello habĂa pasado realmente?Sus ojos se llenaron de lágrimas, ÂżQue habĂa sucedido?, ÂżPor quĂ© Eloise le hacĂa aquello?, justo cuándo más enamorado estaba, justo cuando tenĂa todo planeado para el viaje en el cual le pedirĂa ser su esposa... ÂżJonas?, ÂżCĂłmo se atrevĂa a volver con ese infeliz?, ÂżEs que acaso Eloise no tenĂa dignidad?, ÂżDesde cuándo se veĂa nuevamente con Ă©l?, ÂżDesde cuándo le veĂa la cara de idiota mientras Ă©l le juraba amor?... Se negaba a llorar, no querĂa hacerlo, pero tampoco podĂa impedirlo, llorĂł amargamente, ahogando en las almohadas su sufrimiento, ahora estaba solo, la habĂa perdido, no entendĂa cĂłmo ella sencillamente se marchaba dejando todo atrás, todo por ese hombre, ni siquiera le importaron sus hijos...El dolor del desamor lo estaba matando, nunca antes se habĂa enamorado, y ahora que lo hacĂa, Eloise se atrevĂa a jugar con sus sentimientos.ÂżEs que acaso no tenĂa corazĂłn
Michaell, entrĂł al bar de su amigo, encontrandolo en la barra con un vaso con whiskey en las manos, y bebiendo de Ă©l a largos tragos. Quince dĂas... quince dĂas en los que su amigo, su hermano, estaba sumido en el profundo dolor de haber sido abandonado por la mujer que ama, consumido por la amargura y el dolor, su carácter se habĂa agriado y siempre parecĂa estar de mal humor, trataba a todos los que le rodean con desprecio, no habĂa en Ă©l una sonrisa o un gesto amable, su mirada era dura y solo lograba suavizarse al hablar de sus hijos. —Estoy aquà — dijo sentándose junto a Ă©l. —Ya era hora— contestĂł de mala gana, bebiendo de un solo trago el lĂquido ambarino de su vaso. —¿Por quĂ© demoraste tanto?, Âżte estabas haciendo manicura y pedicura?— gruñó. —Será una noche larga— dijo Michaell, luego llamĂł al barman— dos Whiskys, dobles y sin hielo.— el joven asintiĂł, alejándose para servir la bebida y poco despuĂ©s colocĂł dos vasos frente a ellos. —¿CĂłmo están mis sobrinos?—Muy bien— una
Eloise lo contemplĂł con terror, Jonas no estaba nada bien de la cabeza... ÂżQuĂ© más se le podrĂa ocurrir?, ya la tenĂa secuestrada, ya le habia jurado que la matarĂa, ÂżDe dĂłnde salĂa ahora ese ferviente deseo de morir juntos?, ÂżPor quĂ©?.ÂżQue tan mal estaba su cabeza?...TenĂa tantas ganas de llorar porque no entendĂa porque le estaba ocurriendo todo aquello. ÂżPor quĂ© cuando su vida era perfecta?, ÂżPor quĂ© cuándo lo tenĂa todo?...—¿De quĂ© hablas?— le mirĂł asustada. — Te juro que no beberĂ© veneno, Jonas, si deseas matarme tendrás que ingeniarte otra manera. —Puedes negarte a beber el veneno si quieres, y juro que no te obligarĂ©, pero... —sus ojos brillaron con una maldad que le calĂł hasta los huesos—cada gota de veneno que no bebas, irá a tener directamente a los biberones de tus hijos...—¡¿QUÉ?!— gimiĂł horrorizada. —¡¿QUÉ DICES?!—Si bebĂ©s tu dosis diaria, ellos estarán bien, si te niegas a ingerirlo—sonrió— esa gota de veneno terminará en el pequeño cuerpo de alguno de tus hijos y
DespuĂ©s de hablar mucho con su hermana, y de entrar a la casa para compartir con los niños, Leonardo decidiĂł irse a su despacho, quizás sumergirse en el trabajo le ayudarĂa a calmar el ciclĂłn de emociones que daba vueltas en su interior. HabĂa pensado, no trabajar aquel dĂa, pero habĂa cambiado de idea, nada mejor que el trabajo para distraerle...Estaba pensando en hacer remodelaciĂłn de menĂş en uno de sus restaurantes principales, no un cambio radical, pero si queria incorporar algunos platillos extranjeros, y unas bebidas tambiĂ©n, que agregaran ese toque aĂşn más exĂłtico a su restaurante.Debido a eso, estaba haciendo algunas averiguaciones, de modo que pudiese presentar algunas propuestas tanto al chef, como a su gerente de alimentos y bebidas, si todo resultaba bien, podrĂa agregar esos cambios a los otro restaurantes.Estaba sumergido en su laptop, cuándo el sonido del celular lo sobre saltĂł, al sacar el artefacto observĂł el nĂşmero de Eloise en la pantalla, cerrĂł los ojos, negándo