Al llegar la hora en la que Leonardo señaló que debían irse para poder disfrutar de la sorpresa, Eloise sintió aprension en su corazón, no quería dejar a sus bebés solos, aunque sabía que ellos estaban en buenas manos, no podía evitar la sensación de tristeza al separarse de ellos.—No te preocupes, mi amor, todo estará bien, están bien cuidados. —Lo sé, aún así no puedo evitar está sensación al dejarlos, son mis niños pequeños, poco les falta para cumplir sus primeros dos meses de vida. No puedo evitar preocuparme, soy su madre. —Lo entiendo, pero estarán bien. Confía en mí. —Leonardo decidió que lo mejor sería ir en una cuatrimoto todoterreno, la cual les permitiría llegar sin inconvenientes. —¿Estás segura de que puedes ir cómoda?—Por supuesto, me sostendré de ti. —Leo se encargó de manejar, aún en medio de las penumbras sabía movilizarse, lentamente avanzaba hacia su destino, iba por un camino en medio de los racimos de uvas, que desprendían un delicioso sabor frutal, Eloise so
El regreso a América, había sido tranquilo, Eloise regresó en compañía de los tres Pocaterra, los niños habían dormido parte del viaje, y cuando despertaban, tras ser alimentados volvían a dormir. La despedida había sido demasiado emotiva, Chiara hasta había derramado algunas lágrimas, Giulia se mostraba realmente triste, Andrea no quería separarse de sus primos y Angelo, había asegurado que deberían viajar pronto para no extrañarlos tanto, Jeannette por su parte, no se había contenido y había derramando abundantes lágrimas. Eloise se sintió mal por ella, también iba a extrañarla y esperaba que pronto pudiese visitarlos... sin Giorgia, aunque ella se mostraba educada y sería las veces que se habían encontrado, para Eloise era tranquilizador si Giorgia no volvía a aparecerse en casa de Leonardo. Michaell y Nayla, también habían regresado con ellos, y tras bajar en el aeropuerto, se habían despedido para tomar su propio rumbo. —Se siente bien, regresar...—dijo Eloise entrando a la c
—¿Estás seguro de que no quieres avisarle a tu madre?—No, mi amor, lo mejor será que no la preocupe. Ya le hablaré cuando todo esté bien, amor mío. Mientras Leonardo estaba en quirófano, Eloise sentía que su alma también se había ido, la angustia no hacía más que crecer con cada minuto. —Leonardo es muy fuerte— le había dicho Michaell con una enorme sonrisa— no te preocupes demasiado, Eloise. Él estará bien. —No tendré paz hasta que el médico me diga que todo salió bien, Michaell, solo así volveré a respirar con tranquilidad. —Y así será— le dijo sonriendo— permíteme darte un abrazo— abrió sus brazos y Eloise sin pensarlo se refugio en ellos. — Y tal y como había dicho, no fue hasta que vio al médico salir y decirle; —El señor Pocaterra, está bien— Eloise volvió a respirar con calma— la operación ha sido exitosa, le daremos dos horas de observación y luego le pasaremos a su habitación y podrán verle. —Muchísimas gracias, doctor— Eloise había llorado de tranquilidad y alivio. S
Eloise, sintió los párpados pesados, la boca seca y una terrible sensación de mareo...¿Dónde estaba?, ¿Que había sucedido?...Con dificultad abrió los ojos, sin lograr ubicar el lugar donde estaba, cuando tiro de sus manos para pasarlas por su cara, se dió cuenta que su mano derecha estaba esposada a la cama...Terror...En su máxima y pura expresión... Con esfuerzo, pero rápidamente se sentó en la cama, los recuerdos volvieron a ella como un oleaje de densa oscuridad...No podía creer lo que veía, frente a ella, justo en frente de la cama, estaba Jonas, sentado relajadamente en una silla, mirándola con una sonrisa. —Hasta que despiertas, cariño— su tono le causó escalofrío, pero lo más intimidante era esa enorme sonrisa en su rostro.—¿Dónde estamos?, ¿Para que me trajiste aquí?—Estamos en mi casa, y te traje para... saldar viejas cuentas, mi querida Eloise, a diferencia de tu, yo si creo que hay mucho que decir entre nosotros.—¿Es cierto lo que dijiste?— su voz tembló —¿ Asesinast
Con frustración tiró con fuerza de su mano, inútilmente, porque sabía que no podría liberarse...—¿Cómo me trajiste aquí, Jonas?, ¿Me drogaste?=, lo único que recuerdo es estar hablando contigo y... el pinchazo en mi brazo.—Un sedante, cariño. Es bastante potente y solo tarda un par de minutos en hacer efecto...—¿Vas a... matarme?— su voz se quebró. —Si, lo haré — las lágrimas fluyeron libres, ¿debía comenzar a asumir que moriría en aquella habitación?, y peor aún, que el podría hacer cuando quisiese con ella, y no podría defenderse, porque defenderse significaba poner la vida de sus hijos en peligro... Debía haber una manera de escapar... ¿Cierto?—¿Cómo sabías dónde estaba?, ¿cómo supiste dónde encontrarme?—Me he dado tiempo a hacer la tarea, primero contraté un par de detectives, luego cuando obtuve la información necesaria y pertinente, yo mismo me encargué de lo demás. Fue difícil esperar el momento oportuno, porque nunca estabas sola, pero...—sonrió— ya ves, soy un hombre de
Leonardo cortó la comunicación y se quedó observando la pantalla del celular. ¿Aquello había pasado realmente?Sus ojos se llenaron de lágrimas, ¿Que había sucedido?, ¿Por qué Eloise le hacía aquello?, justo cuándo más enamorado estaba, justo cuando tenía todo planeado para el viaje en el cual le pediría ser su esposa... ¿Jonas?, ¿Cómo se atrevía a volver con ese infeliz?, ¿Es que acaso Eloise no tenía dignidad?, ¿Desde cuándo se veía nuevamente con él?, ¿Desde cuándo le veía la cara de idiota mientras él le juraba amor?... Se negaba a llorar, no quería hacerlo, pero tampoco podía impedirlo, lloró amargamente, ahogando en las almohadas su sufrimiento, ahora estaba solo, la había perdido, no entendía cómo ella sencillamente se marchaba dejando todo atrás, todo por ese hombre, ni siquiera le importaron sus hijos...El dolor del desamor lo estaba matando, nunca antes se había enamorado, y ahora que lo hacía, Eloise se atrevía a jugar con sus sentimientos.¿Es que acaso no tenía corazón
Michaell, entró al bar de su amigo, encontrandolo en la barra con un vaso con whiskey en las manos, y bebiendo de él a largos tragos. Quince días... quince días en los que su amigo, su hermano, estaba sumido en el profundo dolor de haber sido abandonado por la mujer que ama, consumido por la amargura y el dolor, su carácter se había agriado y siempre parecía estar de mal humor, trataba a todos los que le rodean con desprecio, no había en él una sonrisa o un gesto amable, su mirada era dura y solo lograba suavizarse al hablar de sus hijos. —Estoy aquí — dijo sentándose junto a él. —Ya era hora— contestó de mala gana, bebiendo de un solo trago el líquido ambarino de su vaso. —¿Por qué demoraste tanto?, ¿te estabas haciendo manicura y pedicura?— gruñó. —Será una noche larga— dijo Michaell, luego llamó al barman— dos Whiskys, dobles y sin hielo.— el joven asintió, alejándose para servir la bebida y poco después colocó dos vasos frente a ellos. —¿Cómo están mis sobrinos?—Muy bien— una
Eloise lo contempló con terror, Jonas no estaba nada bien de la cabeza... ¿Qué más se le podría ocurrir?, ya la tenía secuestrada, ya le habia jurado que la mataría, ¿De dónde salía ahora ese ferviente deseo de morir juntos?, ¿Por qué?.¿Que tan mal estaba su cabeza?...Tenía tantas ganas de llorar porque no entendía porque le estaba ocurriendo todo aquello. ¿Por qué cuando su vida era perfecta?, ¿Por qué cuándo lo tenía todo?...—¿De qué hablas?— le miró asustada. — Te juro que no beberé veneno, Jonas, si deseas matarme tendrás que ingeniarte otra manera. —Puedes negarte a beber el veneno si quieres, y juro que no te obligaré, pero... —sus ojos brillaron con una maldad que le caló hasta los huesos—cada gota de veneno que no bebas, irá a tener directamente a los biberones de tus hijos...—¡¿QUÉ?!— gimió horrorizada. —¡¿QUÉ DICES?!—Si bebés tu dosis diaria, ellos estarán bien, si te niegas a ingerirlo—sonrió— esa gota de veneno terminará en el pequeño cuerpo de alguno de tus hijos y