―Cierra tus ojos, respira profundo y trata de sentir esa energía que se acumula aquí. ―Camerina presionó un punto sobre la boca de su estómago; Nohemi sintió como si, en vez de la leve presión ejercida por la mano de la mágissa, un gran torrente repentino de agua hubiese aparecido y la llenara por dentro a una velocidad alarmante―. No te asustes ―le susurró la mujer, con voz cantarina―, deja que fluya, no lo contengas más. La pelirroja empezó a sudar gruesas gotas, una resbaló por el puente de su nariz hasta llegar a la punta, de donde pendió por un largo rato. Se encontraban en el centro de la sala, Camerina les solicitó a las empleadas que movieran los sofás para despejar el área, porque no podía determinar las consecuencias del experimento que llevaban a cabo. Después de leer todos los libros que recomendaron su hermano y ella, Nohemi aceptó probar la idea. Charles no podía hacer mucho por ellas, así que decidió marcharse de regreso a su departamento para pasar unas agradables fe
Todo se volvió una pesadilla en un instante. La escena de Nohemi sangrando por la nariz, los ojos y los oídos los aterrorizó a todos, pero incluso antes de que pudiesen registrarlo en sus cerebros, la pelirroja perdió el conocimiento. Gracias a sus rápidos reflejos, Zeke la sostuvo antes de que diera de bruces contra el suelo. No obstante, solo eso pudo hacer, cargarla en vilo mientras miraba a Camerina lleno de pánico. ―¡Al hospital, ahora mismo! ―exclamó Daria haciéndoles reaccionar. Calvin salió de su adormecimiento, todo fue tan repentino que no dio crédito a sus ojos; en un segundo la doctora Lund estaba bien y al siguiente la sangre fluía por su rostro, haciendo un aterrador contraste con su piel pálida y su cabello rojo. Ni siquiera esperaron al elevador, los tres bajaron por las escaleras de servicio a una velocidad pasmosa; Camerina no tuvo la habilidad de ir a la par de ellos, pero al menos, cuando todos se pusieron en movimiento, su capacidad para pensar también lo hizo
Zeke aprovechó los días que Nohemi pasó durmiendo para preparar una sorpresa para ella. Después de navegar en internet durante horas, sentado a su lado, viéndola dormir, decidió que lo mejor era irse por lo más simple.Una cena romántica en la terraza del penthouse, con una decoración especial, fuegos artificiales para anunciar la llegada del nuevo año y un globo para enviar al cielo un deseo especial.Un deseo de medianoche, en una de las noches más poderosas del año; según lo que Camerina le dijo.A pesar de ser todo bastante sencillo, requirió mucha preparación, después de todo, los permisos para lanzar fuegos artificiales al cielo en la zona donde ellos residían no era cosa tan fácil.Conseguir flores, climatizar la terraza abierta, llenar la piscina de luces flotantes, la cena, la ropa y todo lo demás, era sencillo; Zeke tenía dinero, y ese mismo dinero pagaba a las personas que se encargarían de ello.Solo esperaba que Nohemi despertara para esa fecha.El médico que llevaba su c
Nohemi recuperó la consciencia y le llevó un par de minutos comprender que no estaba en un cuarto de hospital. Su cabeza aún estaba adormecida, el mundo danzaba a su alrededor y su estómago se revolvía cada vez que abría los ojos.Trató de pensar en qué sedante había inyectado la enfermera, esperando poder calcular cuánto tiempo tardarían en desaparecer los efectos secundarios. Tenía un vago recuerdo sobre lo sucedido y las razones por las que estuvo en el hospital, lo que no comprendía era por qué motivos había sido abducida, aunque adivinaba quién era el causante.Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza.―Uuurgh… ―gruñó―. Tengo sed ―se quejó en voz baja, comenzando a experimentar de forma más precisa los dolores y malestares, en ese momento su garganta parecía un desierto, su saliva se sentía pastosa y el sabor amargo de su paladar le dieron ganas de escupir.―Oh, ya está despierta ―comentó una voz masculina.―Es imposible, la dosis que recibió es como para que duerma por dos día
Zeke estaba sentado tras su escritorio mirando inexpresivo el monitor de la computadora, en el que una vez más se repetía las grabaciones de las cámaras de vigilancia de la clínica. Tres días habían pasado desde la desaparición de Nohemi Lund y ellos no tenían ni una sola pista todavía. En efecto, una enfermera se llevó a la pelirroja hasta el cuarto de tomografías y entró en este; quince minutos después la movían de nuevo a la camilla y salían de la sala, entrando a un punto ciego de la red de cámaras. No obstante, después de eso, no aparecían de nuevo en el pasillo, tampoco volvían a la sala anterior, era como si se hubiese esfumado en el aire. No fue difícil descubrir que habían alterado el video, pero fue solo en esa zona; el resto de las cámaras de todo el edificio estaban bien y en ninguna de ellas apareció la pelirroja. ―¿Dónde estás? ―preguntó en voz baja, estudiando las imágenes de todas las salidas, esperando encontrar la más leve pista. Aunque sabía que Nohemi estaba bi
Nohemi despertó una vez más, sedienta, con dolor de cabeza, desorientada y bastante cabreada.Ya no era cuestión de saber que estaba en peligro, la furia la invadía debido a la forma tan ruda en que fue tratada. Atrás quedó el miedo, tal vez era porque no tenía fuerzas; no obstante, cierta determinación se apoderó de la pelirroja cuando decidió que no iba a ceder ante las demandas del cretino de Novikov.Se sintió sofocada, el calor húmedo la envolvía dificultando su respiración; con mucho esfuerzo se enderezó, examinó su entorno y descubrió que se encontraba en una habitación sencilla, la cama en la que reposaba se alineaba a la pared que poseía la única ventana y en medio de la estancia, estaba una mesa de madera con una silla.Miró la comida encima de la mesa, arroz, pollo, sopa; incluso un bol lleno de frutas tropicales.―Al menos no pretenden matarme de hambre ―musitó con sarcasmo.Sus piernas soportaron su peso y llegó a la mesa sin caerse. Lo primero que hizo fue saciar su sed,
―Tú no eres el CEO Novikov ―soltó Nohemi de inmediato.El hombre levantó una ceja, su gesto inquisitivo lo hizo ver más atractivo de lo que era, afianzado con la sonrisa burlona y de medio lado que surcó sus labios al notar la confusión en sus ojos.―No, no soy el señor Novikov ―respondió tras unos minutos.Los chillidos del therion volvieron a inundar el lugar, llamando la atención de la pelirroja; una vez pasada la primera impresión, y sabiendo que se hallaba encadenado, la curiosidad científica le ganó la partida. Lo más impactante era notar que, a pesar de las obvias marcas animalescas, como el pelaje, la cola y la forma del rostro, o incluso la estructura física, aún conservaba un aspecto humano imposible de obviar.¿Eso era lo que intentaban controlar en la Corporación Karras?Se suponía que el Supresor Th buscaba controlar los cambios físicos, según la explicación de Charles, si ellos conseguían que se evitaran los desbalances hormonales causados por la transformación, en teorí
Una semana después de la desaparición de Nohemi aún no tenían pistas concretas de su ubicación. Aunque todas las sospechas apuntaban a un único culpable, la evidencia se desvanecía en medio de la nada, pues solo pudieron descubrir que la enfermera que se llevó a la pelirroja era, de hecho, una mercenaria profesional, y su equipo se especializaba en abducciones. ―Confirmen posiciones.Zeke escuchó la voz en el auricular y apretó las mandíbulas. Por suerte, se encontraba estable, el vínculo entre Nohemi y él le dejaba saber que no estaba mal, ni en peligro inminente.Una vez su espía le confirmó que Novikov iba a viajar fuera de Rusia para firmar la adquisición de acciones de un negocio de tecnología, decidieron moverse. Después de comprobar que la comitiva de vehículos en los que viajaba Tyoma y su gente abandonaba París para residenciarse en un antiguo palacio a las afueras de la ciudad, Zeke montó una emboscada.Los tres autos viajaban a una velocidad constante por la carretera, a e