Lucca estaba en un 90% recuperado, hablaba y leía perfectamente. En su memoria solo quedaban algunos vacíos, caminaba pero con un bastón, aunque seguía con las terapias con su fisioterapeuta, aún le daban vértigos y dolores de cabeza aunque no con la misma frecuencia que al principio. Una semana antes había salido del Centro de Rehabilitación a su casa, pero el acoso que le tenían sus padres lo tenía realmente muy irritado, no querían dejarlo salir del país, aparte tuvo una fuerte discusión con su padre, los recuerdos de ese día se arremolinaron en su mente.
Cuando el gerente vio que le iba a marcar al propio dueño del hotel sintió miedo, no podía perder su trabajo y estirando su mano le sostuvo la de Lucca, quien lo miró extrañado y sorprendido del atrevimiento del hombre, pero antes de que pudiera hacerle un reclamo, el gerente habló en un tono suplicante.— Por favor no lo llame, vamos a arreglar nosotros esta situación. Todo eso no fue más que un malentendido que ya está soluciona
Anastasia ante la insistencia de Lucca, no le quedó otra alternativa que darle la dirección de Valeria en Venezuela, él le agradeció con una sonrisa le dijo—Gracias Anastasia. No te arrepentirás de ayudarme, yo quiero arreglar la situación con Valeria. Yo me enamoré de ella, te confieso que al principio no iba en serio, pero poco a poco con su carácter, su sencillez me ganó y la amé. El día del hurto del collar iba a pedirle que se casara conmigo. Yo voy a demostrarle a Valeria que la amo, y cuando ya tengamos nuestros asuntos arreglados, vendremos a visitarte a Guayaquil. Eso te lo prometo. Lucca por supuesto, fue el primero en ojear el álbum de fotografías, no pudo evitar que sus lágrimas rodaran por sus mejillas mientras las observaba desde el mismo día de su nacimiento, donde se veía a Valeria en una habitación de hospital mostrando orgullosa a su bebé con una sonrisa, pero con los ojos ojerosos, rostro demacrado y una mirada triste, su cabello rojizo recogido y sus pecas más marcadas que nunca. Pasó una mano por encima de la foto y así una a una fue pasando las páginas. Luego se lo pasó a su madre y a su amigo para que las vieran.CAPÍTULO 22. ENCUENTRO ARDIENTE
Llegaron al Restaurante Pazzo, donde trabajaba Valeria, cuando llegaron ella debió recibirlos, pero al verlos abrió sus ojos verde ámbar sorprendida, un vestigio de rabia cruzó su rostro, la madre de Lucca se adelantó — Buenas noches, señorita Valeria.Ella reaccionó, se dio cuenta de que ellos eran clientes del Restaurante, debía cumplir con su trabajo y con una sonrisa, los saludó dándoles la bienvenida y deseándol
Lucca se le acercó la tomó por el cuello y la besó enloquecido con una furia desbordante, ella lo empujó con sus dos manos y con lágrimas en los ojos la alejó de su cuerpo—No vuelvas a tratarme así, no soy tú cualquiera— él se quedó viéndola y molesto salió de la cocina y del apartamento arrojando la puerta.Ella se recostó de la encimera de la cocina, se cubrió el rostro sin
Lucca se fue caminando con ayuda de su bastón, mientras pensaba en las palabras que le había dicho Cristóbal. Tenía razón. Y de inmediato pasaron las imágenes de la pelea en el Restaurante y recordó cuando el hombre llamado Paolo le preguntó a Valeria "¿Está es la bestia de la que estás enamorada? ¿Vas a preferirlo a él que a mí?". «No puedo creerlo. Valeria le dijo a ese hombre que m
Lucca se quedó observándola un momento y aunque en su interior eso es lo que más temía respondió con seguridad. Valeria quedó destrozada, se acostó en la cama, pero el olor de Lucca estaba impregnado en las sábanas, las cambió, sin embar su esencia seguía allí, por lo que se acostó en la cama de su prima, se quedó dormida a la una de la madrugada llorando. Último capítuloCAPÍTULO 27. RECONCILIACIÓN