La incomodidad no cesó con el pasar de las horas. Me quedé con el vestido puesto acurrucada junto con Maya en el sillón. Poco me importó que mi hermoso vestido se llenara de pelos de perro. Jack llegó por el pasillo, me quiso decir algo, pero se detuvo. Se fue otra vez a la habitación y volvió minutos después.
—Emma... ven a dormir. —suplicó cansado. Escuchar su voz estrujó mi pecho. Quise correr a sus brazos y decirle que todo está bien. Pero no era así. Y estaba dispuesta a esperar a que él me contara todo. Así yo también podría decirle lo de Ryan. No quise verlo al rostro, porque de hacerlo supe que me olvidaría de todo, y seguiríamos como siempre, guardando cosas en una caja que en algún momento colapsaría y destruiría nuestra
Me encaminé al hospital con una rara sensación de culpa en el pecho. ¿Es acaso porque no fui a visitarlo los últimos dos días? es ridículo. Aunque se haya distraído conmigo al cruzar la calle, no es lo mismo a que yo lo haya atropellado, por ejemplo. Sin avisar en recepción, (ya me conocían) subí por el ascensor hasta su habitación. Abrí la puerta despacio pidiendo permiso, y casi choco contra un hombre alto.—Perdón... —dije, levantando la cabeza. Su sonrisa se formó apenas me vio. Era Ryan. Con ropa de calle y de pie frente a mí. Aún tenía la venda cruzando su frente, pero el color de su rostro había vuelto a un dorado perfecto.—Hola Emma.&
Hay cosas que es mejor no saber. Como por ejemplo esa amorosa conversación que escuché de Mía y Ryan en la cama. O como por ejemplo que Marc y Ethan se enteren que iré a ver y cuidar a mi casi violador esta semana. Esas son cosas que de saberlas, solo complicaría más todo. ¿Qué diría Jack? tenía ese dolor permanente en el pecho por no decirle aún. La culpa me mataba y saber que él sospecha algo, pero no me pregunta nada, me volvía más ansiosa.Venía pensando todo esto esa noche luego de ir al departamento de Ryan. Era tarde, tal vez Jack ya había llegado a la casa, y traté de inventar una excusa en mi mente por si la necesitaba, (aunque insisto, Jack nunca pregunta).Apenas abrí la puerta llegó Maya emocio
¿Qué le diría? No Ryan, la verdad es que nos peleamos mucho últimamente, incluso ayer discutimos y él se fue del hotel, para luego llegar a no sé qué hora de la madrugada e irse más temprano de lo usual a su entrenamiento. (Por lo menos durmió en la cama).—Todo bien. —respondí con completa naturalidad. Empequeñeció sus ojos, no se conformó con mi respuesta. Finalmente asintió.—Ya veo.Me quedé con mis dedos cruzados girando mis pulgares en su eje, rozando el uno con el otro. Quería preguntar. ¿Pensaría que soy infantil? abrí la boca pronunciando su nombre en forma de susurro.—R
Bien. No sé cómo llegamos a esto. Pero sí, estábamos Mía y yo peleando con la mirada mientras veíamos quién resistía más tomando ese vino barato. (Por cierto, muy amargo y iu) Eso mientras Ryan nos observaba y traía bocadillos para que no termináramos vomitando.—¿Todo bien? —me preguntó ella ladeando la cabeza del mareo.—Perfectamente. —respondí. Aunque tal vez fue una mala elección de palabra, por que me trabé en elPer.Ryan me pedía con la mirada que me detuviera, pero no podía perder ahora. La rubia se ató del pelo de manera extravagante mientras se abanicaba los pechos moviendo su delgada blusa.—&ie
Bien. No existía una peor situación posible: Yo y Ryan, prácticamente tomados de la mano, de noche en la calle, Jack mirándonos, y mi gran mentira completamente expuesta. ¿Olvide decir que estaba más ebria que jamás en mi corta vida?Ryan soltó mi mano enseguida. Miré los ojos de Jack enfurecidos, iba a gritarme. Lo haría. Lo podía ver, y no sabía qué decir para impedirlo y escapar de este momento. Después de todo era verdad, le había mentido. Y con la peor persona implicada. Ese rubio lindo de ojitos verdes a mi lado, que me miró casi asustado con la situación, entendió enseguida que no le había contado sobre nuestro encuentro casual. Ni todas las demás veces que nos vimos.Jack pasó sus ojo
Fui a la habitación para ponerme mis botas y un abrigo antes de salir. Ya se me había hecho tarde, Ryan estaba sólo y de seguro preocupado por lo de anoche. Me pregunté cómo estará la rubia loca yendo a trabajar en la mañana temprano con esa resaca. ¿Por qué me preocupo por ella? En realidad no me importa. Le gané nuestro duelo de vino barato, así que muajaja. Se lo recordaría la próxima vez que nos encontremos.Caminé por el pasillo para encontrarme con Jack en la puerta, arreglado y listo para salir. Ladeé mi cabeza confundida.—¿Vas a algún lado? —pregunté con inocencia. Él sonrió.—Tienes que ir a visitar el rubio ese ¿
¿Ósea cómo? ¿Escuché bien? ¿Quería invitarnos a mí y ahora también a Jack a sus vacaciones con Ryan? ¿Acaso tenía sentido? esta rubia definitivamente estaba planeando algo malvado, y no quiero ser parte de ello.Terminamos los cuatro sentados en la pequeña mesa de madera, intercambiando miradas disgustadas con la situación. De alguna forma Mía había logrado sentarnos para conversar sobre su loca idea como si fuese posible. Hasta el momento Jack no ha dicho ni una sola palabra, y la rubia lo miraba tan fijo que comencé a patearla por debajo de la mesa.—¿Qué? —preguntó molesta. Achiqué los ojos. Ella sabía perfectamente a lo que me refería. Posó sus ojos -de nuevo- en
Siempre supe que llegaría el momento de contarles. Era obvio, no podíamos pasar más meses intercambiando palabras insignificantes por nuestro chat grupal. Todos sabemos que hay sucesos más importantes en nuestra vida, sobre todo si nos vamos a vivir lejos con nuestro novio famoso.—¿Emma?—Marc... hola.Escuchar su voz se convirtió en algo muy reconfortante para mi. Como volver a casa luego de unas muy largas vacaciones. Y fue precisamente en un momento vulnerable, en que me sentía confundida y extraña. Pensando en todas esas cosas que podría (o no) estar escondiéndome Jack.—¿Cómo estás? —preguntó. Enseguida sent&