Mala copa

Es difícil no llorar cuando llevas tanto tiempo guardándote un sin fin de críticas que te carcomen la mente lentamente. Durante mucho tiempo me dediqué a estudiar y ahorrar todo el dinero que he recibido de parte de mi abuelo, y la gente solo se ha dedicado a juzgarme por esta m*****a foto, Opinaron que yo estaba arruinando la reputación de mi abuelo como uno de los empresarios más famosos del país y hablando mal de la empresa, mientras mis rivales esperaban ver caer el edificio.

Mi caso fue expuesto en la televisión nacional y la gente comenzó a hablar toda clase de blasfemias en mi contra, fue duro. Pero eso me dio la posibilidad de irme a estudiar literatura inglesa en Oxford puesto que ninguna universidad de Estados Unidos quiso aceptarme por la mala reputación que nunca quise tener. Y ahora estoy de vuelta en Los Ángeles y tengo mi propia editorial y me he abierto paso fácilmente en la industria gracias a los contactos de mi abuelo.

Al llegar al club nocturno “Blood Moon”, Mason me llevó a la zona VIP y pidió un par de copas de vino.

—Emma, ahora que estás más calmada Puedes decirme ¿por qué David y tú, se fueron antes del brindis?

—Pues…— Es momento de sacar mis dotes de actriz para no hablar sobre mi trato con David —Tu hermano no se sentía bien del estómago y quería irse— Respondo finalmente, encogiéndome de hombros mientras me dedico a inspeccionar el lugar con la vista.

—Entiendo… ¿Pero por qué estabas sola en la autopista?—Se cruzó de brazos y me miró dudoso de mi respuesta, debo ser más convincente o sabrá que le estoy mintiendo.

—No es nada, ya sabes cómo es David. Tiene un temperamento terrible y tuvimos una discusión— Sonrío para darle más credibilidad a mi respuesta.

—¿Y por eso te dejó allí?— Inquirió.

—¿Me invitaste a venir hasta acá para que despejara mi mente o para interrogarme?— Lo miro entrecerrando los ojos fatigada por su intensidad.

—Lo siento, solo intento averiguar por qué abandonaste la recepción de tu boda y te encontré en la autopista sola y con un tacón roto. Si no tuvieras tu joyería pensaría que te asaltaron—.

—Yo decidí bajarme del auto, sabes que tu hermano es complicado y yo no quería discutir con él en esta noche tan especial. Además, estoy abrumada por el cáncer de mi abuelo, no puedo creer que cada día que pasa es uno menos que tiene de vida— Musito y no puedo evitar que mis ojos se llenen de lágrimas una vez más.

—Oye, oye, oye. No pienses en eso ¿Sí? — Dijo, apresurándose para abrazarme.

Escucho agua, no se de dónde viene pero parece ser una regadera, intento sentarme y la cabeza me da vueltas, abro mis ojos y miro a mi alrededor —¿En qué momento llegué al nuevo departamento? — balbuceo a penas, siento la boca dormida y el cuerpo pesado, no sé en qué momento pasó, pero estoy muy ebria. Pongo atención y sigo escuchando el ruido del agua cayendo, me levanto a tientas y me dirijo al baño, intento abrir la puerta pero me tropiezo con la falda del vestido que aún llevo puesto milagrosamente y caído de rodillas dentro del baño; alzo la vista y lo primero que veo es a Mason totalmente desnudo dentro de la regadera, la cuál tiene puertas de cristal.

—¡Demonios!— Grita al verme y se tapa los veintitantos centímetros de bendición que tiene entre las piernas.

—Lo siento, no fue mi intención mirar tu bendición, ¡Digo, verte desnudo!— cubriéndome todo el rostro con ambas manos.

—¡Sal ahora!— Exige avergonzado.

—Oh si lo siento, lo siento en serio—Digo gateando de vuelta a la habitación.

¡Dios santísimo! De haber sabido que Mason estaba tan bien dotado y con un cuerpo tan bien proporcionado y tonificado, me habría casado con él, qué vergüenza acabo de pasar… No debí beber tanto, es la primera vez que terminó tan borracha.

“Gran idea para limpiar tu nombre, fue un excelente detalle el que te hayas ido con el hermano de tu esposo a un club”

—¡Silencio conciencia, justo ahora es que apareces! ¿Dónde diantres estabas cuando estaba bebiendo?— Grito en susurros para que Mason no me oiga.

Oigo la puerta del baño abrirse e intento no voltearme para verlo de nuevo, estoy tan avergonzada, no me quiero imaginar las cosas que le habré dicho alcoholizada.

—Lo siento mucho Mason, por todo— Me disculpo sin mirarlo.

—Puedes voltear, tengo una toalla puesta— Habla en tono divertido.

—Dime que no hice ningún escándalo estando ebria por favor— Digo sentándome en el borde de la cama.

—Tranquila, solo bebimos y hablamos tonterías, luego te traje hasta acá y justo en la puerta de entrada me vomitaste encima, así que te traje a la cama, limpie la evidencia de tus actos y luego me duché para no llegar a casa así— Explicó sentado junto a mi.

—Dios… lo siento tanto, arruiné tu ropa, prometo comprarte un esmoquin nuevo— Musito sonrojada de la pena.

—Tranquila, tengo tres iguales en casa, no es necesario. Ahora debo vestirme antes de que llegue David y me encuentre así. Le robaré algo de ropa— Dijo soltando una leve carcajada.

—Si, toma lo que necesites. No hay problema—

Luego de que Mason se vistió, recogió su traje lleno de vómito y lo metió a una bolsa de basura para botarlo en el contenedor de afuera, lo acompañé hasta la salida y justo al abrir la puerta me encuentro a David parado frente a ella buscando las llaves para entrar.

—¿Tú, que haces aquí? ¿Y por qué estás recién bañado y usas mi ropa?— Inquiere alzando la voz.

—No es lo que parece…— Dijo Mason pero David no lo dejó terminar.

—¡¿Te acostaste con mi esposa?!— Brama furioso.

—No, no, no. Cálmate hermano. Solo la traje a casa luego de que la invité a tomar algo porque la dejaste sola en la autopista, se emborrachó y me vomito. Eso es todo— Explicó Mason totalmente calmado.

—Claro… mejor ya lárgate— Ordenó empujándonos a ambos para luego meterse al departamento.

—Hablaré con él, ya se le pasará. Gracias por todo— Le digo abrazándolo a medias.

—Tranquila, no tiene porqué enojarse contigo. Ya sé todos tus secretos— Sonrió guiñándome un ojo y luego se fue sin dejarme responder nada.

¡Maldición! ¿De que secretos habla? Espero no haberle dicho nada de mi trato con David, lo arruiné. Arruiné todo, ¿Cómo pude ser tan estúpida?

—¡Emma, Ven por favor!— Gritó David desde la habitación.

Ahora ¿Qué demonios quiere?, no hace más que estresarme más de lo que ya lo estoy, jamás debí haber hecho este estúpido trato para evadir impuestos y unir nuestras acciones en la compañía.

—¡¿Cómo es posible que llegó a mi casa y me encuentro con que te acostaste con mi Hermano!?— Brama furioso.

—¡A ver… para empezar me bajas el tono y me respetas! — Grito finalmente harta de tantas groserías de su parte —Para que lo sepas, en mis 25 años, jamás me he acostado con un hombre y mucho menos lo voy a hacer con tu hermano estando casada contigo— Añado.

—Como si no supiera todo lo que dicen de ti, no me salgas con que eres virgen. ¡Por favor, que clase de estupideces dices!—

—Piensa lo que quieras de mí, me importa un bledo tu opinión o la de cualquier persona, yo tengo mi conciencia limpia—

—Si, cómo digas. Recogeré mis cosas y me voy— Dice dándome la espalda y comenzando a llenar su maleta.

—No puedes irte. Tenemos un acuerdo— Farfullo hastiada.

—Bien… pero dormiré en otra habitación— Responde tirando su maleta al closet y saliendo de la habitación.

—Oye… espera— Me apresuró y lo tomo del brazo para obligarlo a detenerse.

—¿Ahora que quieres?— Pregunta fulminándome con la mirada.

—Oye, lamento en serio lo de Kate, no sé cómo se enteró, nunca quise tuvieras problemas con ella—

—Sé que no es tu culpa, no tienes porque disculparte— Responde tajante.

—¡Es que no lo entiendo David! ¿Por qué me odias tanto?—

—Porque tú acabaste con todo lo que tenía—Musito decepcionado y fatigado a la vez.

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