Insomnio

“Por qué acabaste con todo lo que tenía”

Sus palabras resuenan en mi cabeza una y otra vez, miro la hora en mi celular y ya son casi las cinco de la mañana, por más que trate de despejar mi mente no logro conciliar el sueño ¿Por qué me afecta tanto?, En lo que a mí concierne nunca le he hecho daño a nadie, he recibido mucho daño, de eso estoy segura, pero no soy esa clase de chica que recurre a la venganza, pero ese no es el caso; David es un desconocido para mí en lo absoluto, nuestra relación siempre se ha basado en trabajo y nada más, apenas llevamos unas semanas de ser socios y no hemos tenido ningún tipo de conversación que no involucre dinero o papeleo.

Mientras me sumerjo cada vez más en mi laguna mental intento analizar todo lo que ha pasado desde que lo conozco y no recuerdo nada que haya causado su odio hacia mi.

El tono de llamada de mi celular me distrae de mis pensamientos y de inmediato reviso la pantalla para comprobar quién llama a estas horas, Es el hospital…

—¿Hola? — Contesto de inmediato sintiendo como la angustia comienza a presionar mi pecho.

—Señorita Dawson, le hablamos del Hospital Central de Los Ángeles—

—Dígame… ¿Le pasó algo a mi abuelo? — Inquiero con mi voz cada vez más quebradiza.

—Señorita Dawson, es urgente que venga cuánto antes, El señor Christopher no se encuentra bien y no hay mucho que podamos hacer en este caso. No resistirá—

En ese momento el mundo se me vino abajo, no puedo respirar, no puedo creer que esto ya esté pasando. De un salto me levanto de la cama, tomo mis llaves, mi celular y mi bolso, ni siquiera tuve fuerzas para cambiarme, salgo de la habitación y corro hasta la puerta principal, salgo sin siquiera cerrarla y me dirijo a mi auto…
Al llegar al hospital corro tan rápido por el asfalto del estacionamiento como mis pies descalzos me lo permiten, al entrar ya está la enfermera que cuida de mi abuelo esperándome en la puerta.

—Señorita Dawson, venga por aquí— Dice haciendo un movimiento de cabeza indicándome que la siga.

Al llegar a la habitación lo veo tendido en la cama, aún con vida, tiene cables por todos lados, una mascarilla de oxígeno y una vía Intravenosa, al verme sus ojos se humedecen y como puede me tiende su mano para que la sujete.

—Mi niña…— Dice a media voz seguido por una tormentosa tos.

—Abuelo, ya estoy aquí. Todo va a estar bien— Sollozo aferrándome a su mano tanto como me es posible sin llegar a hacerle daño.

—Finalmente voy a descansar— Susurra quitándose la mascarilla.

—No abuelo, no te la quites…—Exijo volviendo a colocársela.

—Mi pequeña, estaré bien. Ya fue suficiente de todo esto— Jadea ahogado —Solo quería verte por última vez para despedirme…— Su tos vuelve a ahogarlo.

—Te amo mucho abuelo, no quiero que te vayas— Sollozo dejando caer mi cabeza sobre su regazo.

—Mi pequeña… estarás bien sin mi… Por fin veré a tu abuela de nuevo…—Su tos se hace cada vez más fuerte, se está yendo, se va de mi lado y no puedo hacer nada al respecto.

—¡Dios abuelo, no puedo con esto! — Grito con impotencia.

— Estoy muy orgulloso de ti…— Dijo finalmente.

Su tos se detuvo, el pitido de la máquina de pulso se quedó pegado en su irritante sonido, sus ojos se cierran, su mano se suelta como una simple tela colgada de mi mano, finalmente su cuerpo se apagó.

No puedo hacer nada, estoy paralizada mientras mis lágrimas se escapan de mi cuerpo, lo que siento invadir mi cuerpo es inexplicable. Solo así, en cuestión de segundos, se ha ido…

(Diez horas más tarde)

Ya ha acabado la ceremonia de sepelio, la gente se ha ido de a poco, un montón de personas que nunca vinieron a verlo al hospital, ni siquiera llamaron para preguntar por el, luego del discurso que pude dar a medias solo me quedé sentada con la mirada perdida. Aún no sé cómo me siento, quiero llorar, gritar, correr, pero simplemente mi cuerpo parece estar muerto, por muy mal que me sienta y quiera irme de aquí, el no me obedece.

—Emma… ¿Quieres que te lleve a casa?— Oigo a lo lejos.

Giro lentamente mi cabeza en busca de la persona que me habla, es David. Ni siquiera note que el había venido, en realidad no recuerdo a la mayoría de los que vinieron. No logro decir nada, solo me quedé mirándolo a los ojos.

—Ven vamos— Me dice mientras me toma de la mano y me obliga a levantarme.

—No tenías que venir— Musito

—Claro que si, no importa que tan enojado esté contigo. No puedo dejarte sola en un momento así— Responde deteniéndose a mirarme con una profunda mirada impasible.

—Yo… yo… no sé— No logro terminar de hablar porque finalmente rompí en llanto.

David por un momento se quedó mirándome mientras yo intentaba ocultar mi rostro de el. Justo ahora vine a explotar, justo en frente de la persona que más me odia en este mundo y lo peor es que no se la razón de porque. Y de la nada hizo lo que jamás pensé que pasaría, abrió sus brazos y me envolvió con ellos dándome el primer abrazo sincero que he recibido en todo el día, y yo me dejé llevar por el desahogando todo mi dolor aferrándome con fuerza a el.

No sé cuánto tiempo pasó, pero se que estuvimos así mucho tiempo, David no me soltó hasta que me calmé del todo, nunca pensé que el haría algo así por mi, cuando no es siquiera capaz de dormir conmigo en la misma habitación.

Me llevo hasta su auto y acepté irme con el puesto que vine en taxi ya que no tengo fuerzas para conducir, al llegar a casa me dirigí a mi habitación y una vez más me sumí en el dolor y el llanto.


David no apareció hasta una hora después con una pizza y una botella de soda de naranja y unos vasos.

—Oye… tienes que comer— Dijo en tono de reprimenda.

—Gracias David pero no tengo hambre, quiero estar sola— Respondí con desgano.

—No me importa, comerás conmigo y luego te dejaré a solas—Me reprendió.

—David…—No me dejó terminar de hablar.

—Ni una palabra más, dije que comerás conmigo y luego te dejaré sola— Musitó tajante y acto seguido se sentó junto a mi.

Luego de cenar David se fue a dormir y yo me quedé sentada en el mismo sitio mirando a un punto fijo de la habitación, casualmente el punto fijo que miro es mi peinadora y noto que falta algo de entre mis cosas. Me levanto y camino hasta llegar a la peinadora e inspecciono la superficie de esta, entonces lo noto, la fotografía, yo tenía una fotografía de un chico que saque de las noticias, recuerdo haberla dejado aquí y ahora no está.

Supongo que debí haberla movido y ahora no lo recuerdo por todo lo que tengo en la cabeza, regreso a la cama y me recuesto, no pasó mucho tiempo cuando finalmente logré quedarme dormida.

El timbre de la entrada resuena por toda la casa y me despierta, miro mi despertador y son las dos de la tarde, hacía mucho desde la última vez que dormí tanto. Me levanto y camino rápido hasta la puerta principal y la abro mientras dejo escapar un bostezo.

—Hola Emma, lamento mucho molestarte en estos momentos, también ha Sido duro para mi— Es el abogado de la familia.

—Hola… pasa, pasa— digo haciendo a un lado para dejarlo entrar.

—Gracias… una vez más, lamento venir a molestarte en este momento, pero tu abuelo me dejó estrictas indicaciones de leerte el testamento y también de entregarte algo más—

—No te preocupes, lo entiendo totalmente… ¿Te ofrezco algo de tomar?—Sugiero mientras el se siente en el sofá más cercano.

—Estoy bien gracias, solo será un momento. Por favor toma asiento—

—Esta bien— acepto frunciendo un poco los labios incómoda por el hecho de que acabo de levantarme y me veo fatal.

—Toma, tu abuelo me pidió que te entregará está carta— me dijo pasándome un sobre blanco sellado —Me dio órdenes de entregártela después de morir, y también dejo su testamento listo, en el cuál te dejó todo a ti— Explicó.

—Gracias…— Respondo forzando una sonrisa, mientras abro el sobre que contiene la carta.

“Querida Emma, mi amada princesa, quiero que sepas que sin importar lo que piensen o digan de ti, siempre estaré muy orgulloso de la mujer que eres. Lamento haber partido dejándote sola en estas situaciones.

Debes saber que la razón por la cuál te pedí que te casarás con David fue porque hace tres años el abrió una agencia publicitaria y yo de manera anónima decidí apoyarlo siendo su inversionista mayoritario, puesto que desde hace mucho que conozco a su familia y sé que el siempre ha Sido un buen hombre con excelente talento para los negocios, pero lamentablemente nunca había evolucionado por el hecho de vivir bajo La sombra de su familia.

El no me conoce, jamás me ha visto, solo hemos hablado por teléfono, sabes que por protección siempre he hecho mi trabajo desde el anonimato, al igual que como te protegía a ti.

Desde ahora tú ocuparas mi lugar como su inversionista, pero bajo ninguna circunstancia debes permitir que nadie se entere de que eres tú la que toma mi lugar, en pocas palabras el sesenta por ciento de su empresa te pertenece a ti y ahora debes ser tu quien tenga mucho cuidado, porque hay personas malas dispuestas a matarte solo por eso.

No me refiero a David, sino a su familia, hay malas personas entre ellos que no dudarán en quitarte todo lo que tienes sin importarles si te matan o no.

Ya es hora de que abras tus alas y hagas del mundo tu imperio. Te amaré por siempre mi niña.

Christopher Dawson.

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