CAPÍTULO 3

Abrió los ojos sin prisa, sintiendo el terrible dolor de cabeza que le aquejaba, entonces miró a todas partes para descubrirse en una cama de hospital.

—¿Me atropellaron? —preguntó incorporándose a bastante velocidad, resintiendo el brusco movimiento con un fuerte mareo que le obligó a llevar su mano a la frente mientras cerraba con fuerza los ojos.  

—Claro que no —respondió una voz gruesa, provocándole escalofríos y olvidarse, por medio segundo, de ese insoportable malestar que tenía para poder mirar con ambos ojos bien abiertos a quien le había respondido—, te desmayaste afuera de mi oficina y te trajimos al hospital.

—¿Por un desmayo? —cuestionó Mariel volviendo a fruncir el ceño.

—No es normal que las personas se desmayen —mencionó Roberto andando hasta ella, anteriormente había est

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